Opinión
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Ciudad perdida

Fracasó el mercado de la política// Tanto poder corrompió

T

al vez deberíamos fechar esta entrega así: año cero, día 19, cuarta transformación.

Y tal vez, de esa manera, los que se resisten entenderían que no es posible seguir defendiendo el fracaso desde la trinchera del odio. Afortunadamente son pocos, pero conservan espacios desde donde se lanzan epítetos, juicios sin sustento a algo que aún no existe, pero que les causa confusión mental y miedo.

Eso que sin existir les causa pavor es, desde luego, la contradicción a una forma de vida que se construyó con base en la desgracia de un país que ya no soportó el peso de la violencia, de la pobreza, de la injusticia en todos sus renglones, y que, afortunadamente, reaccionó de forma civilizada para crear un nuevo horizonte, ni mejor ni peor, sólo justo.

Así, hoy se tiene que entender que el modelo del mercado en la política fracasó. Ojalá en algún momento se nos pueda dar un número, cuando menos aproximado de los gastos que se hicieron para comprar el voto, y entonces nos daremos cuenta de que la gente, en una ecuación de simple sobrevivencia, aceptó el dinero que comprometía su voluntad momentáneamente, pero votó por quien representa un futuro diferente a lo que ha vivido hasta ahora.

Por eso no se entiende, por ejemplo, que en el diseño de poder que realizó el PRI para no abandonar, en ningún momento, los privilegios de la hegemonia podía perder Los Pinos, la Presidencia de la República, pero nunca el poder. Por eso el PRI aglutinaba a la mayoría en las cámaras, a la mayoría de gobernadores, es decir, de ellos, de su aparato, en sus manos estaban las decisiones que determinaban el camino del país.

Permitir que esa situación continuara era abortar cualquier proyecto de gobierno que no fuera en concordancia con los intereses priístas. Esa fue una de las razones por las que Fox –aún no se ha dado cuenta– no logró hacer gobierno y Calderón prefirió ahogar la terrible realidad en una guerra que también está inscrita, y con mayúsculas, en el catálogo de las desgracias.

El poder delegado en los gobernadores ya probó, y con creces, que el plan priísta sí mantenía a ese partido con la posibilidad de tomar todas las decisiones importantes para el país, pero también dejó en claro que tanto poder corrompió, que fue imposible mantenerlo.

Así las cosas, la necesidad de romper con ese esquema habilitó la idea de tener representantes de la nueva admnistración en los estados. Hoy el PRI tiene a 15 gobernadores que hacen y deshacen a gusto, sin nadie que los ponga en orden, pero el recreo se acabó, lo saben y tratarán, unos y otros, de hacer que en las cámaras de diputados locales se maquillen cifras y hechos que impidan ver la realidad.

Si no quieren entender, ni modo, pero así será, y no nada más con los gobiernos de los estados, el control en las finanzas del gobierno se irá acentuando conforme pase el tiempo, pero desde ya se delinea ese nuevo perfil. Basta con mirar lo qué pasa en el Senado, donde la voz que manda es la de Martí Batres, quien tiene el respaldo de casi todos los representantes de Morena. En esa cámara, entonces, por parte de Morena sólo habrá un coordinador.

De pasadita

Rosa Icela Rodriguez, incansable trabajadora formada en las líneas de Andrés Manuel López Obrador, será la próxima secretaria de Gobierno de la Ciudad de México. Sin duda, dicho por propios y extraños, Rodríguez era desde siempre el mejor perfil para el puesto.

El equipo de Claudia Sheinbaum se empieza a delinear, ojalá no se olvide de dos cosas: la primera, de la gente que le ha servido con fidelidad, incluso abandonando otras trincheras, y segunda, de los perfiles políticos que harán falta en un gobierno que necesita ser ejemplar.