Opinión
Ver día anteriorMiércoles 18 de julio de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Isocronías

El tanteo, al tacto

–S

in cierta controlada contención, créeme, no hay soltura que valga –aseveró.

Si no tienes temor de lo que haces –no dije miedo, sino temor–, probablemente no estés haciendo las cosas como se debe, como las cosas mismas te piden, por tu bien, que las hagas.

‘‘No es que quiera escribir, es que no quiero hacer nada y, entonces, escribo. Pero escribir no es hacer nada, es –al menos en mi caso– hacerse nada”, dijo.

Con cuánta frecuencia la crítica (por dura que sea) apoya mucho mejor que el elogio (por solidario que sea).

El arte vive de la experiencia del artista, el campo de su acción, su cancha de juego. El sempiterno impulso del artista, si artista es, salirse de la propia experiencia (de lo acotado de su vida), ¿de dónde partirá, sino de lo por él percibido, habitado, vivido? El elogio que dice o se traduce en: –Qué bien sacaste de ti lo que sólo o tan tuyo era, qué bien que ya es de todos, útil espejo de algunas cosas nuestras, señal irrefutable de que lo sólo nuestro, lo tan nuestro, no es esencialmente distinto de lo tan de los otros, sino asunto compartido con (toda) la humanidad... es conveniente sea recibido por el artista con generosidad hacia sí no menor que el agradecimiento hacia quien al artista acerca la finura, diré el arte, de ese sentir. En el fondo no di-sentimos, dice, y qué mejor elogio que ése.

En poesía, acaso en todas las artes, mas he de limitarme a la poesía, aunado a la amplitud de registro emocional veo indispensable un nada limitado repertorio de mecanismos de pensamiento combinables entre sí de modo que, por así decir, den origen a nuevos, no necesariamente novedosos, mecanismos de respuesta emocional o, más propiamente dicho, sensible. No es o será mi caso, pero así lo veo.

Los mecanismos ‘‘que ayuden a sacar la poesía que todos llevamos dentro” –cito un comentario que se me hizo– aparecen solos (buscarlos nunca estará de más, pero si uno se pone a trabajar en su propia escritura con suficiente seriedad, los mecanismos, como los dioses, ‘‘bajan”).