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Ver día anteriorMartes 17 de julio de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Descentralización de la ciencia
Y

a tomé la decisión de que aquí, en La Paz, va a estar el Conacyt. En la descentralización, el Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología va a tener como sede La Paz, Baja California Sur, anunció Andrés Manuel López Obrador en un acto realizado en esa entidad el martes 19 de junio. Aunque no están muy claros los criterios por los cuales el ganador de las recientes elecciones presidenciales eligió esa ciudad para albergar al principal organismo de fomento de ciencia y tecnología del país, su decisión fue ratificada luego por la doctora Elena Álvarez-Buylla, futura directora de este consejo, en un adelanto de su programa de trabajo, por lo que debemos asumir que el traslado anunciado se llevará a cabo.

La desconcentración de la investigación científica es uno de los temas a los que más atención se ha prestado en las décadas recientes en nuestro país; puede decirse que la ciencia representa uno de los mayores casos de éxito en materia de descentralización en México. Hasta hace algunos años la mayoría de las instituciones de investigación y el personal dedicado a la ciencia se concentraba en el otrora Distrito Federal. Incluso las mayores capacidades científicas se encontraban en muy pocas instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la que se afirmaba –casi a manera de cliché– que realizaba más de la mitad de la investigación científica del país… Esto ya no es así.

Si bien es cierto que la capital de la República todavía tiene mucho peso en algunas áreas, el surgimiento de los Centros Públicos de Investigación dependientes del Conacyt −que hoy suman más de 25− distribuidos en prácticamente todo el territorio nacional, así como las unidades foráneas de algunas instituciones como la propia UNAM o el Instituto Politécnico Nacional entre otras, han cambiado completamente el perfil de la ciencia en el territorio nacional. Por ejemplo, de los 25 mil integrantes del Sistema Nacional de Investigadores registrados en 2016, apenas 8 mil laboraban en Ciudad de México y el resto estaban distribuidos en las 31 entidades federativas restantes.

De este modo, en el caso de la ciencia, al hablar de la descentralización debe diferenciarse entre la desconcentración de la investigación científica y tecnológica y la que se refiere a la administración de estas actividades. Se trata de dos procesos muy diferentes; el primero (de inicio relativamente reciente) a partir de la labor de pioneros, como el bioquímico Félix Córdoba, quien a finales de los años 70 del siglo XX crearon laboratorios y formaron especialistas en instituciones de Baja California Sur (curiosamente en La Paz) y Oaxaca. La otra labor, que no es menos importante, es la descentralización administrativa que incluye el traslado del Conacyt, actualmente ubicado en avenida Insurgentes de Ciudad de México, a un lugar por determinarse en La Paz, en el noroeste del país.

Pero incluso en lo relativo a la gestión o al fomento de la ciencia, hay ya una base muy importante en toda la República Mexicana, pues se cuenta con 32 organismos estatales de ciencia y tecnología, en la modalidad de consejos o secretarías, creados en todas y cada una de las entidades federativas del país, instancias que, aunque con muy escasos recursos, realizan funciones trascendentales para el avance científico a escala local. De hecho, Baja California Sur cuenta con el Consejo Sudcaliforniano de Ciencia y Tecnología, cuya sede se encuentra precisamente en La Paz, y el Congreso de ese estado aprobó desde 2005 una ley en esta materia.

Baja California Sur es una entidad que cuenta con abundantes recursos naturales con gran potencial en áreas como agroindustria, energías renovables, biología marina, tecnologías de información y comunicación, y tiene instituciones científicas sólidas, entre ellas el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, la Universidad Autónoma de Baja California Sur, así como unidades del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada y del Instituto Politécnico Nacional, entre otras.

Desde luego, el traslado a La Paz de las direcciones general y adjuntas y las unidades que actualmente forman parte del Conacyt no será sencillo, pero seguramente aportará elementos para impulsar la investigación en la entidad receptora, que junto con la gran capacidad científica en Baja California Norte, pueden convertir a la región noroeste en una de las mayores potencias científicas del país.