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Ver día anteriorMartes 17 de julio de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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e oyen sonar alarmas debido a los crujidos que produce la economía mundial. Suenan en diversos estados desarrollados; no en México. El próximo nuevo gobierno tiene que abrir completamente sus oídos, sus ojos y sus entendederas: debe enterarse a profundidad, dar seguimiento a esas alarmas y tomar decisiones pronto.

Trump escala su guerra comercial anunciando una lista adicional de objetivos arancelarios por valor de 200 mil millones de dólares a las importaciones chinas, y el gobierno de China ha dicho que devolverá el golpe con aranceles recíprocos y, también, acentuando su política de devaluación del yuan frente al dólar. La probabilidad de que la economía mundial entre en un túnel pantanoso parece crecer con rapidez. Pareciera que ambas potencias están favoreciendo el llamativo punto de vista de la revista The Economist, suerte de vocera de los grandes capitales financieros del mundo.

En septiembre del año pasado, esa revista republicó un artículo aparecido el 9 de enero de 1988: “Dentro de 30 años, los estadunidenses, japoneses, europeos y personas de muchos otros países ricos, y algunos relativamente pobres, probablemente pagarán sus compras con la misma moneda. Los precios no se cotizarán en dólares, yuanes o marcos, sino, digamos, con [la moneda] ave fénix… Como resultado de la implacable integración de los mercados financieros mundiales, las diferencias en las políticas económicas nacionales sólo pueden perturbar levemente los tipos de interés (o las expectativas de los tipos de interés futuros), pero siguen provocando enormes transferencias de activos financieros de un país a otro. Estas transferencias inundan el flujo de ingresos comerciales en su efecto sobre la demanda y la oferta de diferentes monedas y, por tanto, en su efecto sobre los tipos de cambio. A medida que la tecnología de las telecomunicaciones siga avanzando, estas transacciones serán aún más baratas y rápidas. Con políticas económicas descoordinadas, las monedas sólo pueden volverse más volátiles… [De diversos modos], las fronteras económicas nacionales se están disolviendo lentamente. A medida que la tendencia continúa, el atractivo de una unión monetaria en al menos los principales países industrializados parecerá irresistible para todos… En la zona del fénix, el ajuste económico a los cambios en los precios relativos ocurriría de manera suave y automática… La ausencia de todo riesgo cambiario estimularía el comercio, la inversión y el empleo… Preparar el camino para el ave fénix significará menos acuerdos fingidos sobre políticas y más acuerdos reales…; el ave fénix [llegará] alrededor de 2018.

Como siempre una ¿previsión?, ¿objetivo programado?, como el de The Economist o, por mejor decir, de los mayores capitales financieros del mundo, sólo podrían volverse realidad después de una crisis de grave magnitud. Esa crisis probable se anuncia en la guerra comercial y de divisas que ha iniciando EU contra China.

Que la guerra comercial es ¿insensata?, lo muestra a las claras el análisis de los costos de un iPhone 7, que realizaron los investigadores estadunidenses Jason Dedrick, Greg Linden y Kenneth L. Kraemer en un artículo para The Conversation. Los componentes de mayor valor del iPhone son: la pantalla táctil, los chips de memoria y los microprocesadores y otros insumos, que provienen de empresas de EU, japonesas, coreanas y taiwanesas, como Intel y Samsung con sede en Taiwán, y la taiwanesa Foxconn. Apple compra esos componentes a dichas empresas y los envía a China. El costo de importación de un iPhone, para Apple en EU, es de 237.45 doláres.

China gana 8.46 dólares o 3.6 por ciento del costo. Los 228.99 dólares restantes se distribuyen así: EU y Japón 68 cada uno, Tai­wán 48 y algo menos de 17 Sudcorea.

Si se confirma en la próxima ronda de aranceles que Trump grava la importación del iPhone, su demanda disminuirá, mientras que Samsung (coreana), que no se verá afectado por el gravamen trumpiano, podrá ganar cuotas de mercado a costa de Apple, moviendo las ganancias y los trabajos de alto salario de EU a Corea del Sur.

Los investigadores indican que, del déficit comercial que EU tiene con China, por 375 mil millones de dólares en 2017, probablemente un tercio en realidad involucra in­sumos que provienen de otros lugares, distintos de China, incluido el propio EU. También concuyen que Trump tiene una visión absurdamente simplista y contraproducente del déficit comercial de EU. ¿Es Trump el despistado?, o los investigadores…

México puede verse en el futuro previsible en una gran guerra económica y, por tanto, participar sí o sí, en negociaciones internacionales de gran alcance. México puede llegar con gran fuerza interna, pero requerirá conservar esa fuerza o acrecentarla y asegurarla para el futuro. El gobierno morenista y Morena, cada uno en su cancha, pueden tener una tarea descomunal. El ave fénix no llegará en 2018, pero llegará.