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AMLO fue a Palacio con ánimos de conciliación para beneficio de todos

Reitera petición de que lo cuiden la gente y los reporteros, nomás no me apachurren, señala

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▲ Andrés Manuel López Obrador al llegar a la cita con Peña Nieto.Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de julio de 2018, p. 5

Quince minutos antes de la cita, el Jetta blanco en el que viaja Andrés Manuel López Obrador llegó a Palacio Nacional. La pequeña multitud de reporteros y simpatizantes se echó encima mientras los guardias trataban de abrirle paso, entre empujones y gritos. ¡Presidente, presidente!, se escuchó entre la gritería que reclamaba los apretujones.

La puerta central se abrió para dar paso al automóvil. Así, ciudadanos que muchas veces se han manifestado frente a ese portón entraron con el ganador de la elección del pasado domingo.

Los elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP) –que el ganador de la contienda ha prometido poner bajo jurisdicción de la Secretaría de la Defensa Nacional– no metieron las manos para impedir que ciudadanos y reporteros aprovecharan para entrar con López Obrador.

En ese punto, le preguntaron otra vez si aceptaría la protección del EMP y volvió a decir que a él lo cuida la gente. Poco después, en charla con los medios, se quejó socarronamente de los golpecitos que le han dado los camarógrafos. La gente y ustedes me cuidan, dijo. Nomás no me apachurren.

Vengo, señaló antes de perderse trás un portón, con ánimos de conciliación, de buscar una transición ordenada para beneficio de todos.

Las fotos difundidas en redes sociales por la Oficina de la Presidencia dieron origen lugar a los primeros debates del día después. Los críticos vieron en la suave recepción y en las palabras de López Obrador una prueba del supuesto pacto entre su candidatura y Peña Nieto. Sus partidarios, el anuncio de un estadista dispuesto a todas las cortesías políticas.

Al salir de su reunión con Peña Nieto, López Obrador habló con la prensa reunida en el salón Tesorería. Los reporteros se arrebataban la palabra y él respondía pacientemente, casi en tono paternal. La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el nuevo aeropuerto, la reforma energética y el presupuesto 2019 fueron algunos temas.

En el caso del TLCAN, dijo que personas de su equipo se integrarán a la renegociación como acompañantes, siempre respaldando al gobierno actual, (porque) hasta el final vamos a ser respetuosos.

El candidato de Morena adelantó también que en 2019 ya habrá dinero público etiquetado para cumplir sus promesas de campaña, entre ellas la pensión para adultos mayores y los apoyos para jóvenes.

¿La reforma educativa?, le preguntaron. De eso no se habló, pero ya hay una decisión.

López Obrador no fue tacaño al expresar su reconocimiento a la actuación de Peña Nieto en la contienda. Dijo que en general la elección transcurrió en calma y el Presidente fue respetuoso del proceso.

Antes de ir a Palacio Nacional, López Obrador hizo escala en la colonia Roma, donde se reunió con Cuauhtémoc Cárdenas. Tres veces candidatos presidenciales ambos, tuvieron desencuentros desde que militaban en el PRD.

En 2006, Cárdenas se negó a expresar su apoyo a la candidatura del tabasqueño, lo que motivó un reproche de la escritora Elena Poniatowska. Cárdenas le respondió con una carta en la que decía que había votado por todos los candidatos del PRD. Mis desacuerdos o desencuentros con él no son de carácter personal. Las diferencias que existen entre ambos son relativas a las formas de hacer y entender la política y sobre algunos aspectos programáticos.

En esta campaña, Cárdenas se limitó a decir que votaría por el candidato que aceptara impulsar la modificación de los artículos constitucionales tocados por la reforma energética peñista. Lo hizo en un artículo de prensa en el que no escribió el nombre de Andrés Manuel.

El apoyo explícito de Cárdenas sólo ocurrió en febrero de 2012, en una reunión a la que acudieron muchos cardenistas de cepa.

¿Ya para qué?, dijo un obradorista entonces. Allá adentro se vio la diferencia entre un estadista y un luchador social, fue la respuesta de un cardenista.

En Palacio Nacional, López Obrador bateó la pregunta: ¿tendrá Cárdenas un papel en lo que se haga con el sector energético? Su respuesta fue reconocer los aportes que Cárdenas y otros ciudadanos hicieron a lo largo de la historia para llegar a este momento en que, dijo, comenzará el cambio radical, para enseguida pedir que nadie se asuste, porque con ello sólo quiere decir que será un cambio de raíz.

Las ganas de celebración de los simpatizantes de López Obrador no pararon. Al término de la conferencia de prensa, el Jetta salió por la misma puerta de Palacio. Ya para entonces se habían reunido más ciudadanos, justo en el momento en que la comunidad colombiana sufría el juego contra Inglaterra en las pantallas futboleras del Zócalo.

El guerrerense Miguel Ángel Manzanares era uno de los que esperaban mirar a López Obrador. Salió de Cabo San Lucas, donde reside, después de emitir su voto, y con la idea de festejar o de quedarse a protestar, porque ya no íbamos a permitir otro robo.

Los gritos de ¡Presidente, Presidente! se mezclaron con las exclamaciones de alegría. Cuando el vehículo se alejó, la gente no se quedó con las ganas y una pequeña marcha espontánea dio vueltas y más vueltas alrededor de la plaza.