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Vasallaje y elección de miedo amenazan comicios

El INE está colonizado y tiene poca credibilidad, lamenta

El libro El infierno electoral , clave de cara a la jornada del primero de julio próximo, documenta el fraude sistémico que utiliza desde siempre el grupo que en 2017 volvió a ganar la gubernatura mexiquense. La advertencia es clara: lo volverán a intentar

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Bernardo Barranco, coordinador del libro El infierno electoral, advierte: El mismo grupo que realizó el fraude de 2017 es el que intenta operar ahora. Tiene una cultura política congelada en los años 50 del siglo pasadoFoto Roberto García
 
Periódico La Jornada
Lunes 9 de abril de 2018, p. 7

El infierno electoral, el más reciente libro coordinado por Bernardo Barranco, no es un manual de autoayuda ni hará sonreír a los lectores. La obra, dice su coordinador, no dice nada nuevo sobre las prácticas que definen a nuestra malhadada democracia electoral. Su aportación –además de que está pensada para lectores jóvenes que no supieron de urnas embarazadas y ratones locos– es que la mayor parte de sus autores se desempeñaron como consejeros electorales en el estado de México y que, en ese sentido, sus textos documentan desde dentro los rostros del fraude sistémico que acompaña desde siempre al grupo que en 2017 volvió a ganar la gubernatura de la citada entidad y conduce ahora la campaña del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en pos de la Presidencia de la República.

El infierno electoral remasteriza, para explicarlas a los jóvenes lectores, las prácticas que hace no mucho creímos enterradas y combate el mito de una autoridad electoral ciudadanizada que, en teoría, haría imposible el fraude electoral.

La piedra angular del edificio que miran los que sostienen que vivimos una democracia electoral plena, es el carácter ciudadano del Instituto Nacional Electoral (INE, antes IFE). Pero esa autoridad electoral que ensalzan aún personajes como el ex consejero presidente José Woldenberg, no existe más.

Woldenberg representa a esa intención y esa voluntad de los actores en la que el instituto era ciudadano; había personajes de peso que no tenían que demostrar nada, ya habían hecho una carrera y tenían un peso específico en la sociedad, que eran un contrapeso importante frente a los partidos políticos y frente a la estructura burocrática del instituto, dice Barranco.

Tras el irresuelto escándalo del Pemexgate, sigue el sociólogo y experto en asuntos religiosos, los partidos deciden colonizar al IFE, lo desciudadanizan y se vuelve al esquema de cuotas partidarias. Elba Esther Gordillo, en ese momento en el PRI, partió el pastel. A partir de ese momento (2003) el IFE dejó de ser el gran árbitro ciudadano.

Desde entonces, sostiene Barranco, el INE se ha convertido en una estructura endogámica, es decir, los funcionarios vienen de adentro, hacen carrera, pero es una carrera espuria, porque está siempre ligada a algún interés partidario, una perversión política.

Tal perversión se ha extendido, tras una nueva reforma electoral a los órganos electorales de los estados (conocidos como Oples), cuya formación constituye una farsa que comienza con los exámenes extremadamente técnicos que deben aprobar quienes pretendan ser consejeros.

–¿Cuántos de los consejeros del mítico IFE de Woldenberg hubieran pasado ese examen?

–Ninguno, pero su función no era ser expertos en cuestiones electorales, que para eso tenían asesores. Su función era política. Muchos de esos asesores son hoy los consejeros, empezando por el mismo Lorenzo Córdova.

El INE se ha vuelto autorreferencial, está colonizado, y hoy enfrenta el proceso electoral con muy poca credibilidad.

La cultura política mexiquense y el enjuague bucal

El subtítulo del libro es El fraude del estado de México y las próximas elecciones de 2018. No es gratuito, porque justo una intención de la obra es alertar sobre la posibilidad de que en el proceso en curso se repitan las prácticas que dieron el triunfo a Alfredo del Mazo.

El mismo grupo que operó el gran fraude en 2017 es el que está operando la federal, con la misma lógica, inercia, cultura, afirma Barranco.

La actuación de este grupo nace de una cultura política congelada en los años 50 del siglo pasado, donde el fondo es la forma.

Se explica Barranco, conocedor del tema, pues él mismo se desempeñó varios años como consejero en el Instituto Electoral de estado de México: “Es una cultura política de la forma, donde te sientas, si el gobernador te ve, si el secretario te menciona, cómo te ubican, en qué fila estás. Incluso hay un nivel, yo diría hasta homosexual de seducción entre los políticos, que permanentemente están con enjuagues bucales, que se meten apapachones y se hablan de nariz a nariz. En el estado de México no importa el contenido o el proyecto, lo que importa es la camarilla.

Ser consejero electoral, experiencia traumática

En el libro participan, entre otros, Santiago Nieto, ex titular de la Fiscalía para Delitos Electorales. Un texto breve que resulta deprimente porque se trata de la máxima autoridad para enfrentar delitos electorales y escribe respecto de la elección mexiquense: Simplemente fuimos avasallados.

–Consejeros silenciados, chantajeados, amenazados, todo eso se lee en El infierno electoral.

–Ser consejeros ha sido una experiencia muy traumática para muchos de nosotros. Para empezar, a escala local, en la Ople, hay un código que prohíbe a los consejeros hablar mal o criticar a los partidos. Ya de entrada tienes una mordaza. Es un sistema represivo y lo que le pasó a Santiago Nieto nos ha pasado a todos.

Aunque no está contado en el libro, Barranco refiere los pasos que definen la relación entre la clase política y los consejeros ciudadanos. Primero, los intentos de seducción, las atenciones y los regalos. Si no te alineas, lo que buscan es comprarte, y muchos consejeros caen, y ves cómo van cambiando el sentido de su voto.

Para los que no se disciplinan sigue la guerra sucia. A uno de los autores, el ex consejero Gabriel Corona, le compraron a su chofer quien lo demandó por acoso sexual. Y no sólo fue la demanda legal, sino que le echaron encima a la prensa.

A Norberto López Ponce, otro ex consejero que originalmente era profesor, le ofrecieron una jubilación no como docente, sino con el salario de consejero (de 20 mil a 200 mil pesos, la diferencia).

“A mí me ofrecieron terminar mi doctorado en Francia, y luego vinieron las amenazas telefónicas, acechos, secuestros… se metieron con uno de mis hijos”, cuenta Barranco.

El espejo mexiquense

–Con todo, el país es más grande que el estado de México. ¿Le alcanza al PRI?

–Felizmente, México no es el estado de México, pero el grupo que está operando es el mismo, con la misma lógica. Veo signos preocupantes. El mismo José Antonio Meade dice: me inspiro en el estado de México. Es una declaración desafortunada o una advertencia de que hay un cierre de filas sistémico.

Para Barranco, la inspiración de Meade prende las alertas sobre el uso de todo el aparato del Estado en los comicios y la posible repetición de una elección del miedo como lo que llevó a Ernesto Zedillo a la presidencia en 1994.

–Primero necesitan subir las preferencias de Meade.

–Ojo, porque en el estado de México el nivel de desaprobación del PRI era de 60 por ciento. Ojo, porque Josefina Vázquez Mota iba a la cabeza de las preferencias y miren dónde acabó. Muchos analistas están dando por muerto a Meade, pero creo que es prematuro. Meade tiene toda la logística sistémica, y eso lo hace particularmente poderoso.