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Diecinueve años después de su aparición ahora circula en formato de bolsillo

Relanzan El otro amor de su vida, novela de Héctor Manjarrez publicada por Era

Hay una parte en que realidad y ficción son idénticas, dice el narrador en charla con La Jornada

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Todos los personajes de la novela escrita en 1999 por Héctor Manjarrez (en la imagen, durante la entrevista con La Jornada) están basados, explica, en rostros reales, como su madre, una de sus mejores amigas y Ludwik Margules, director teatral nacido en Polonia y naturalizado mexicanoFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Martes 27 de marzo de 2018, p. 6

Diecinueve años después de la publicación de El otro amor de su vida, novela de Héctor Manjarrez, que el sello Era redita en versión de bolsillo, el autor no alcanza a recordar la distinción entre ficción y realidad, dice en charla con La Jornada.

Concha, antes de protagonizar esas páginas, lo hizo en una noche de fiesta con el autor, para desencadenar una veloz historia de malentendidos, visitas de personajes insólitos y el intercambio sensual.

La vida, ese gran animal estúpido, sale de su modorra con un pequeño escalofrío, es la línea inicial del episodio que Majarrez, quien nació en la Ciudad de México en 1945, sustrae desde la biografía personal y publicó en 1999. Todos los personajes están basados en rostros reales, como su madre, una de sus mejores amigas y el director teatral polaco Ludwik Margules.

Es muy difícil acordarme de la verdad porque ya escribí la novela, refiere en la conversación, en la que se toma largos segundos antes de lanzar las frases sobre el encuentro inesperado. Aunque hay una parte en que la realidad y la ficción son idénticas.

Y relata la anécdota, desde el momento en que vio a la mujer entre la luz sombría en la multitud, la casa en Tlalpan, cerca de la calle Renato Leduc, el Volkswagen rojo mal estacionado debido a la embriaguez de madrugada y el encuentro al saltarse la barda con los tres Dóberman entre gruñidos. La Concha original no era antropóloga, ni siquiera era mexicana. Sin embargo, tiene mucho de su carácter.

En el impreso, Concha “vive uno de esos momentos en que el individuo se conoce perfectamente, como conoce su cuerpo, su casa, su calle, sus amores y carencias despuesito de un temblor de tierra”.

Al preguntarle sobre el intercambio amoroso, responde al borde del escándalo: ¿De la novela o el verdadero?

Héctor Majarrez explica que todo se escribió como una serie de escenas que se le fueron ocurriendo o se relacionaban con lo que vivió en otros momentos, con diálogo tras diálogo, en situaciones absurdas, en líneas de la velocidad de una comedia y teatro de vodevil: se abre la puerta, entra el amante, suena el timbre, la mujer exclama ¡ay, mi marido! y sale el amante.

Rencuentro con los personajes

Una mujer de Edward Hopper ilustra el frente del ejemplar. La elección por el pintor estadunidense fue de Manjarrez, quizá antes de escribir El otro amor de su vida. Enmarcada en un muro de su casa, Summertime le hacía pensar que algún día sería el rostro de un libro, así que cuando comenzaba a fluir la máquina tipeadora de repente dijo: Ya tengo la portada. Tal vez una inspiración subyacente, de ésas que producen estímulos eléctricos.

Fue una gran sorpresa, añade, la redición en este formato en Alacena, antigua colección del sello Era. Temía también que quedara apretujada y que le hiciera un poco de aire a la mujer de blanco vestido que sostiene una columna dórica. Ya como objeto, de repente lo lee al azar, cuatro o cinco páginas, para ver cómo era este libro, quién era él y recordar a Concha, quien años después también apareció en el libro Anoche dormí en la montaña.

No sé si me dice algo sobre mí, pero sí me habla sobre mis personajes porque de repente me los encuentro de nuevo, como a su amigo del teatro, que ya partió, o su mejor amiga, a la que casi nunca ve.

Van casi 20 años de esa noche en que la vida salió de su modorra. Te puedo contestar qué hace ella ahora: sigue siendo una mujer independiente, sin hombre fijo.