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Música, velas, flores, comida y anécdotas junto a aquellos que murieron en el terremoto

Zapotecos recuerdan a difuntos en Domingo de Ramos
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Zapotecos de Juchitán, Oaxaca, celebran el Domingo de Ramos –que para ellos marca tanto el comienzo de un año como el de la Semana Santa– visitando los panteones, donde comparten con sus difuntos comida, bebida, flores, velas y músicaFoto Diana Manzo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 26 de marzo de 2018, p. 27

Juchitán, Oax.

El Domingo de Ramos representa para los zapotecos de Juchitán el comienzo del año nuevo y de la Semana Santa, y para celebrarlo comparten con sus difuntos comida, bebida, flores, velas y música. Este año las familias de quienes perecieron en el terremoto del 7 de septiembre recordaron a los suyos.

Es difícil visitar a mi madre, que falleció hace seis meses, cuando su casa se desplomó con el terremoto. Me duele su ausencia; sin embargo, aquí estamos conviviendo, como marca la tradición de nuestros ancestros, expuso Mónica Ruiz.

El ritual comienza al iniciarse la Cuaresma, con la limpieza, pinta y remozamiento de tumbas. Ayer unas 10 mil personas se reunieron con sus familiares difuntos.

El panteón, llamado precisamente Domingo de Ramos, alberga unos 5 mil sepulcros, algunos de concreto en forma de pequeñas viviendas, otros hechos de palma o tabique.

Los deudos llegan al camposanto entre vendedores de comida típica, principalmente tamales de iguana, regañadas (pastelillos crujientes) y dulces de calabaza, limón con coco, papaya, almendra y coyol. En las tumbas se colocan flores típicas como la del coyol, cordoncillo, albahaca y flor del río, así como otras más caras como lirios, girasoles y gladiolas,

Entre los pasillos, las familias completas se organizan para hacer enramadas de palma o colgar telas para protegerse del sol.

Compañía para las almas

Las anécdotas sobre los difuntos se mezclan con llanto y canciones. Algunos contratan mariachis, tríos y bandas, ingieren gaseosas o bebidas alcohólicas.

Este rito entremezcla elementos de la fe católica con costumbres milenarias de los zapotecos, quienes nunca abandonan a las almas.

A diferencia de otras culturas de Oaxaca, los zapotecos conmemoran a los difuntos dos veces al año (en Domingo de Ramos y en el Día de Todos los Santos). El ser, afirman, no desaparece por estar bajo tierra.

El escritor zapoteco Víctor Cata explica que el año zapoteco se inicia el 12 de marzo y terminaba el 7 del mismo mes. Hay cinco días que los zapotecos llamaban días inútiles, aciagos, y se iba a visitar a los muertos. Con la llegada de la religión católica, se acomodaron las fechas con la Semana Santa.