La embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, anunció ayer su dimisión al cargo –la cual se hará efectiva a principios de mayo– y su salida de servicio diplomático después de tres décadas de trabajo. La ex subsecretaria de Estado para asuntos del hemisferio occidental evitó dar a conocer las razones de su decisión, pero en círculos diplomáticos se sabe de su desacuerdo con la política exterior desplegada por el presidente Donald Trump hacia México y América Latina.

El Departamento de Estado minimizó la renuncia, que se suma a la de otros diplomáticos inconformes con las decisiones de la Casa Blanca. La gente decide retirarse por razones personales, señaló la portavoz de la dependencia, Heather Nauert, quien consideró que hay otros expertos, al responder a la pregunta de si no hay preocupación por la partida de empleados especializados.

Luego de reconocer el compromiso de Jacobson con México y la región, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) dijo que el canciller Luis Videgaray fue informado por su homólogo estadunidense, Rex Tillerson, de esta decisión el 17 de febrero y tres días después solicitó oficialmente el beneplácito para un nuevo embajador.

El lunes 26 de febrero la SRE notificó al Departamento de Estado que el beneplácito será otorgado, pero evitó dar a conocer el nombre de la persona que reemplazará a la embajadora, pues corresponde exclusivamente al gobierno de Estados Unidos informar a la opinión pública sobre el nombramiento de quien encabezara su representación diplomática en México.

El diario The Washington Post mencionó a Edward Whitacre Jr, un ex ejecutivo de General Motors y de ATT que ha trabajado con Carlos Slim, como el posible sucesor.

La renuncia se da en un momento en el que las relaciones entre los dos países pasan por un momento tenso debido a la intención de la Casa Blanca de construir un muro en la frontera común, las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y una política migratoria que amenaza con deportar a millones de mexicanos indocumentados que residen en el país del norte.

En una nota enviada a los trabajadores de la misión diplomática, Roberta Jacobson señaló que tomar esta decisión fue difícil, dada la importancia de la relación entre México y Estados Unidos y el momento tan importante en el que se encuentra. Sin embargo, ha llegado la hora de asumir nuevos retos y aventuras.

Como embajadora, Roberta Jacobson se caracterizó por ser una activa defensora de los derechos humanos y pedir el esclarecimiento de los asesinatos de periodistasFoto Marco Peláez

Sin dar mayores explicaciones sobre las razones de esta determinación, señaló que tras 31 años de servicio para el gobierno estadunidense, partiré a principios de mayo en busca de otras oportunidades.

Lo hago sabiendo que la relación México-Estados Unidos es fuerte, crucial y que el increíble equipo de nuestra misión en México continuará cerciorándose de que así sea”, dijo en su cuenta de Twitter.

También señaló que lleva a México en el alma y en el corazón y continuará haciendo todo lo que esté al alcance de su mano para mantenerse a la altura de sus palabras: Juntos somos más fuertes.

La diplomática dijo no tener información en esos momentos de quién será su sucesor.

El subsecretario de estado, Steve Goldstein, precisó que la embajadora ya había informado al secretario de Estado, Rex Tillerson, de sus planes de retirarse en enero cuando éste último visitó México, y que ella accedió a seguir en el cargo hasta mayo para garantizar una transición suave.

Roberta Jacobson es considerada una de las mayores expertas en América Latina del Departamento de Estado. Como subsecretaria fue clave en el deshielo entre Estados Unidos y Cuba bajo la presidencia de Barack Obama.

Llegó a México en mayo de 2016, después de un tortuoso camino para ser ratificada en el Senado como embajadora debido una disputa entre demócratas y republicanos. Designada representante de Washington en la gestión de Obama, sorprendió que Trump no la reemplazara al asumir el poder.

Como embajadora se caracterizó por ser una activa defensora de los derechos humanos y pedir el esclarecimiento de los asesinatos de periodistas. También participó en las marchas del orgullo gay y después de los sismos de septiembre acompañó al equipo de rescate de su país.

Su dimisión se suma a la del John Feeley, embajador en Panamá, y Thomas Shannon, el número tres en el Departamento de Estado.