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Bajo la lupa

Orden mundial gélido: Rusia y China juntos en la Ruta de la Seda Polar, según Sputnik

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En imagen del 2 de febrero, el presidente ruso Vladimir Putin visita un museo dedicado a la batalla de Stalingrado (ahora Volgogrado), al cumplirse 75 años de esta gestaFoto Ap
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he Financial Times, portavoz del caduco neoliberalismo global, con tal de defender sus intereses plutocráticos amarra navajas entre Rusia y China por el control de la creativa Ruta de la Seda Polar (https://goo.gl/HGB1C1), mientras el muy bien informado portal ruso Sputnik devela la coordinación entre Moscú y Pekín.

Rusia se acopla a las tres rutas de la seda de China: 1) la continental (vincula con Europa por medio de Asia Central y Rusia); 2) la marítima (une al sudeste asiático y a África oriental), y 3) la polar.

Alexandr Lomanov, del Instituto del Lejano Oriente, caracteriza la convergencia de tres relevantes proyectos: la Unión Económica Euroasiática (UEE), la Organización de Cooperación de Shanghái y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. A juicio de Lomanov, la Unión Europea (UE) podría ser uno de los motores de la integración global gracias a su poder financiero y científico, así como por su experiencia administrativa en proyectos de integración” cuando “la UE se ha apartado de estas oportunidades, al parecer por razones ideológicas ( sic). Su renuencia a la cooperación directa con la UEE se deriva de su prejuicio ideológico contra China”.

El zar Vlady Putin ha declarado que “Rusia debe garantizar la seguridad militar ( ¡supersic!) y ecológica en el Ártico” (https://goo.gl/AArwZz). No es una declaración menor cuando el Ártico es uno de los puntos más cercanos para un hipotético cuan devastador intercambio nuclear entre Rusia y Estados Unidos. La infraestructura militar del complejo del ártico de Rusia –con una superficie de 14 mil metros cuadrados– ostenta sus armas más avanzadas. Rusia es el único país del mundo que dispone de bases militares en el Ártico, donde resalta su trébol: única base de su género en el mundo. La región ártica posee pletóricos recursos minerales y, a juicio del zar ruso Putin, los proyectos extractivos deberán apegarse a las normas ambientales, que desdeña Trump.

La presencia militar rusa comporta tres objetivos: 1) “acceso exclusivo a la ruta marítima del norte, que es una de las rutas comerciales más importantes del mundo; 2) “defender sus yacimientos petroleros y gaseros en el Ártico, lo cual genera tensiones con Estados Unidos, Canadá, Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca, y 3) “proteger su frontera norte, gracias al despliegue de sus sistemas de defensa antimisiles ( sic) y de la flota del norte en la zona” (https://goo.gl/gXevqP).

El 85 por ciento del gas y 11 por ciento del petróleo que produce Rusia proviene de la zona ártica, donde dispone de casi 50 centros de hidrocarburos (https://goo.gl/hbLTQE).

La Ruta de la Seda Polar es susceptible de implantar un nuevo orden mundial. A juicio de Vladimir Remiga, presidente del Consejo Coordinador del Congreso Internacional de Industriales y Empresarios, la iniciativa de crear la UEE y aparejarla con el proyecto de la Ruta de la Seda Continental de China se está convirtiendo en una iniciativa verdaderamente global, capaz de cambiar radicalmente el orden mundial existente.

Según la prensa china, la iniciativa de la Ruta de la Seda Polar procede del gobierno ruso. Según Sputnik, esa ruta es considerada el tercer camino de la iniciativa propuesta por China: cruza el círculo polar ártico, que conecta tres grandes centros económicos: América del Norte, Asia oriental y Europa occidental. ¡Destaca el rezago futuro de América Latina, de por sí abandonada de la mano de Dios!

El desarrollo conjunto de los campos de petróleo y gas, al unísono de la construcción de instalaciones de infraestructura, ferrocarriles y puertos marítimos, sirve a los intereses de Rusia y China. A juicio de Remiga, la principal área de cooperación es el desarrollo de la infraestructura de la ruta marítima del norte y la organización de su transporte de carga, para convertir esta ruta en una arteria competitiva de transporte global.

La ruta marítima del norte es considerada por China como la parte más importante de la Ruta de la Seda Polar, cuyo potencial reducirá el costo anual del comercio marítimo internacional entre 53 mil 300 dólares y 127 mil 400 millones para 2020. Según Remiga, China y Rusia negocian el establecimiento de una empresa conjunta para construir buques de carga de hielo y modernizar puertos e infraestructura general de navegación. ¡Toda una revolución del transporte en Eurasia!

El zar Vlady Putin, que juega magistralmente al ajedrez geoestratégico, ya había formulado compartir con China la revolución del transporte en Eurasia. Andrei Volodin, de la Academia Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores, comentó que Rusia es un corredor de transporte esencial entre el este y el oeste. Y el este no sólo incluye China, sino también toda la región de Asia y el Pacífico, incluyendo el nordeste y el sudeste asiático (https://goo.gl/1VKCTT).

Ekaterina Arápova, experta en relaciones exteriores, aduce que la gran trifecta –la alianza euroasiática con países de la UEE, la Organización de Cooperación de Shanghái y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático– está entre las prioridades de China. Se trata de la oxigenación de China ante el asedio de Estados Unidos. Según Arápova, China entiende que la situación en el mercado de trabajo a largo plazo puede llegar a ser muy tenso. Debido a la introducción de tecnologías de ahorro de mano de obra, existe el riesgo de que muchos chinos se queden sin trabajo en algún momento futuro. China debe intentar compensar esta situación proporcionando empleo en China y en el extranjero, con la implementación de proyectos a gran escala. Arápova remata que la iniciativa rusa de una gran alianza euroasiática corresponde a los intereses de China.

Para Alexandr Gabúev, del Centro Carnegie de Moscú, existen dos etapas en la colaboración de Rusia y China: 1) lograr un acuerdo sobre la eliminación de las barreras y la mejora de los términos del comercio, y 2) la reducción mutua de tarifas”. Juzga que el efecto más tangible del emparejamiento de la UEE con la Ruta de Seda se verá no antes de 10 años. Son proyectos geoestratégicos de mediano plazo.

Según Olga Samofalova, “la ruta marítima del norte permitirá a China entregar más rápido cargamentos a Europa, reducir el trayecto en 20 a 30 por ciento y también ahorrar el combustible y los recursos humanos. Dado que 90 por ciento de los productos chinos se entregan vía marítima, el desarrollo de la Ruta de la Seda Polar promete a Pekín un serio ahorro y crecimiento de los beneficios.

China, por supuesto, persigue sus propios intereses e intenta ahorrar en transporte (https://goo.gl/Z8sqrR). No faltan quienes vean una amenaza en esta expansión. A juicio de Ivan Andrievski, primer vicepresidente de la Unión de Ingenieros rusos, teóricamente puede haber conflictos en el futuro con mayor deshielo y un crecimiento de las ambiciones militares de China. Pero por el momento estas amenazas son exageradas.

A mi juicio, la mayor amenaza para su descarrilamiento proviene de los esquemas desestabilizadores y balcanizadores de la dupla anglosajona de Estados Unidos y Gran Bretaña, que serían los grandes perdedores.

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