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Presenta WOLA casos de mujeres presas, orilladas a delinquir por necesidad

Gaby: distribuía yerba para curar a mi hijo

Una serie de cortometrajes da cuenta del devastador costo humano de las políticas punitivas

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Un hijo con parálisis cerebral hizo que Gaby optara por distribuir droga. Hoy enfrenta sentencia de 10 años de prisiónFoto del video de Wola y Equis Justicia
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de enero de 2018, p. 5

La precaria situación económica y el costoso tratamiento para atender a uno de sus hijos, que vive con parálisis cerebral, orillaron a Gaby a elegir entre dos opciones. Cualquiera que fuera su decisión, sabía que cambiaría su vida: la prostitución o enrolarse como transportadora de mariguana desde su pueblo natal, en Oaxaca, hacia distintos puntos del país.

Se inclinó por la segunda, al considerar que era un trabajo más honesto, pues en su comunidad, ubicada en la región del Istmo de Tehuantepec, la siembra, cosecha, empaquetamiento y comercio de esa planta es algo habitual. Sin embargo, tiempo después sucedió lo que tanto miedo le daba: cayó presa y fue sentenciada a 10 años de prisión por delitos contra la salud.

El de Gaby es sólo uno de varios testimonios presentados en una serie de cortometrajes realizados por la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) y Equis Justicia para las Mujeres, en colaboración con la productora Scopio, en los que se documenta el devastador costo humano de las políticas punitivas de drogas y el impacto para estas mujeres y sus familias.

En un reciente reporte de Equis, titulado Políticas de drogas, género y encarcelamiento en México: Una guía para políticas públicas incluyentes, se da cuenta del incremento del número de mujeres encarceladas en el país y la región por ilícitos no violentos ligados al narcotráfico. Los datos muestran que en dos años el número de detenidas en México por esos delitos creció 103 por ciento, al pasar de 940 casos en 2014 a 1911 en 2016. Muchas de ellas sufren violencia antes o durante su encierro.

Las políticas punitivas de drogas han afectado en forma desproporcionada a las mujeres. Muchas de ellas son pobres y entran al mercado por la desesperación, la falta de oportunidades o por coerción (de sus parejas u otras personas). Las cárceles femeninas se han llenado de mujeres que no han cometido crímenes violentos y que tampoco representan amenazas serias para la seguridad pública, afirmó Coletta Youngers, asesora de WOLA al programa de drogas.

Orfa es otra de las protagonistas de los cortometrajes. Originaria de Guatemala, purga una pena en la misma cárcel por ese delito aunque la sustancia era otra: cocaína. Su marido se endeudó y transportar droga se convirtió en opción para ella. Fue detenida y lo que más le duele es estar lejos de su hijo.

El encierro le ha dejado varias enseñanzas: He aprendido muchas cosas, sobre todo en torno a la violencia contra la mujer. Me gustaría ayudar a otras, que al conocer mi experiencia ellas puedan darse cuenta de que las mujeres tenemos derecho a decir no, y cuando lo dices, nadie puede obligarte a hacer las cosas.

Los cortometrajes presentan varios testimonios, pero todos parecen seguir el mismo guion: pobreza, abandono, necesidad, violencia. Hoy, la cárcel es su hogar, y la tristeza, su compañera.