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Nosotros ya no somos los mismos

La cotidianidad nos avasalla

Donald Trump: su calidad intelectual y moral

2 mil mentiras en un año

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una reunión con hombres de negocios en abril pasado, en la Casa BlancaFoto Ap
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ues resulta que la colaboración que solicité para que me ayudaran a decidir el orden en que les gustaría que comentáramos las barbaridades que les presenté –a manera de un índice– la semana pasada, simplemente no funcionó: las opiniones se dividieron de manera tal que me dejaron en las mismas. También un poco alicaído porque yo esperaba algunos miles de comentarios y fueron apenas unos cientos.

Pero en fin, lo importante es que al margen de nuestras personales opiniones, la cotidianidad nos avasalla. Tengo que comprimir mis referencias a los ejemplos ya enunciados de modo que nos permita, en nuestros comentarios, emparejarnos con el acelerado ritmo en que nuestros sujetos de estudio suelen desbocarse. Por ejemplo, el lunes: me levanto a las siete de la mañana y luego hago mi hora de bicicleta (durante la cual leo La Jornada). Para ese momento don Don(ald) ya emitió un suficiente número de tuits que me bastarían para mis comentarios de una semana. Para el viernes, lo confieso, estoy totalmente confundido y rebasado. Las expresiones de Trump podrían ser catalogadas no como declaraciones o expresiones, sino como auténticas excreciones, es decir: expulsiones de residuos metabólicos del organismo como el sudor, orina o las heces. Esta función en que intervienen diversos órganos es imprescindible para la conservación de la vida humana pero, cuando se convierte en la función central de una existencia, sólo se puede entender que ese ser, así conformado, surgió y ha vivido para ser un prototipo de las peores excreciones.

Las declaraciones sobre varios países africanos, de Haití y de El Salvador, a los que calificó de agujeros de mierda son la medida de su calidad intelectual y moral, en pocas palabras, de su calidad como ser humano.

Trump presidente, es el espejo maravilloso de Lewis Carroll en que todo lo que se refleja es lo contrario de la realidad o el mundo bizarro, en la acepción inglesa del término: equivocado, contradictorio, falso, errado, truculento. Significado totalmente diferente al de la lengua española: bizarro= osado, valiente, audaz, generoso, lúcido.

Bizarro es un clon de Supermán, surgido de un accidente de laboratorio, que escapa y sale al mundo, pero pronto descubre que él es diferente y contrario a todos. Bizarro, cuya obsesión es superar al hombre de acero, secuestra a Lois Lane y la lleva a vivir al Bizarro World o Htrae, un mundo cúbico en el que todo es lo opuesto a nuestro planeta, como el nombre mismo, pues leer ese nombre de derecha a izquierda o sea, del final al principio: nos da Earth, es decir: Tierra

¿Estaremos ante el espejo de Carroll, ante el infeliz Bizarro (creación de Otto Binder y George Papp en 1958) o, peor aún, ante el relato de Ovidio que data del año 43 a C?

Relata Ovidio en su libro Metamorfosis, que fruto de la unión de la náyade Liriop y del dios del río Cefiso, surgió el hombre más hermoso jamás conocido: Narciso. Su belleza trastornaba a hombres y mujeres por igual. Esto lo fue tornando cada día más soberbio y engreído No sólo no correspondía ni agradecía los afectos, admiración y deseos que despertaba, sino que era déspota y engreído. Tiresias, encuestador y profeta de aquellos tiempos (e igual de acertado que la mayoría de los actuales profesionales del marketing electoral), predijo larga vida para el niño Narciso, con tal de que él jamás viera su propia imagen. ¡Imposible! (Es como si alguien predijera que el triunfador de 2018 será El Bronco, si promete tratar respetuosamente a su señora esposa; que Margarita Zavala será la segura primera primera mandataria, si su marido –y materia gris, muy escasa, ciertamente, pero de ese color–, permanece jurado de aquí al día de la elección y no anticipa vísperas que le aseguren una pensión en Oceánica o de perdida en Monte Fénix, o que Andrés Manuel y el doctor Meade no sigan seleccionando, el último de ellos como V&B –vocero boquiflojo– o el primero, como secretario en su gabinete, a verdaderos, espantapájaros, sino espantavotos.)

Pues Tiresias no se midió y se cubrió de manera absoluta para la veracidad de su predicción. Narciso no se aguantó la gana de ver su maravilloso rostro que tanto impacto causaba a hombre, mujer o quimera y cayó en la tentación. Unos afirman que en una fuente y otros que en un riachuelo. Lo coincidente en todas las versiones es que Narciso, pese a los deseos de Tiresias, falleció en plena juventud, víctima de su ansia incontenible por gozar de su inigualable ­hermosura.

De esta leyenda han surgido obras literarias, cinematográficas y teorías sicológicas de los grandes de esta ciencia: Freud, por supuesto, y Erich Fromm, además de Andrew P. Morrison y Wyatt y Hare, quienes brindan explicaciones diversas, pero coincidentes, del comportamiento humano al que se ha dado el nombre de narcisismo. Florián Yubero nos hace una síntesis que no puedo dejar, aunque resumida, de ­trascribir.

Narciso, al contemplar su maravillosa imagen en las aguas del río y no poder tocar ni abrazar esa imagen maravillosa que lo fascinaba, se vio negado a intentar alguna relación amorosa con cualquier otra criatura. Su cuerpo comenzó a extinguirse hasta convertirse en una bellísima pero maloliente flor.

Wyatt y Hare opinan que “cualquier persona socialmente disfuncional que se siente autorizada a usar su poder para controlar a otras personas por las que se siente amenazada, o que vive una fantasía pretenciosa, en lugar de la realidad y se ve a sí misma consistentemente como superior a sus compañeros y anhela ser reconocido como tal, reúne los requisitos del denominado trastorno narcisista de la personalidad.

El narcisismo sobrestima sus habilidades y tiene una necesidad de admiración y afirmación que puede manifestarse en forma de egoísmo agudo y desconsideración hacia los sentimientos ajenos, contiene vanidad y baja estima.

Por su parte, Andrew P. Morrison, profesor de medicina de Harvard, señala que “[...] un narcisismo avanzado, es de connotaciones negativas, caracteriza un rasgo de personalidad, con baja autoestima acompañada de una exagerada sobrevaloración de la importancia propia […].

“El narcisista debe exhibir una aparente autoestima formidable […] Aparece como una persona muy segura, sabedora de lo que quiere y completamente resuelta. En realidad con ello el narcisista está camuflando su creencia de real autoestima.”

Más adelante Morrison avala una opinión que habíamos anotado previamente: una infancia carente de afectos, cuidados, mínimas atenciones de los progenitores o sus seres cercanos les provocará una inestabilidad emocional, una “inseguridad que en el futuro tratarán de compensar por medio de una autoevaluación exagerada, irreal e inflada.

El narcisista es una persona que puede ser muy exitosa en cuanto al brillo externo se refiere. Él no se plantea dudas en cuanto a la realidad de sus ideas, sean éstas brillantes o no. Aun las más insulsas son expresadas con un espíritu mesiánico, se enamoran de las ideas de otros y las hacen propias sin la más mínima moral ni ética.

Me he reservado algunas otras ideas expuestas por mentes tan doctas. Les haremos espacio más adelante, Ahora para conmemorar el primer aniversario de don Don(ald), en su Casa Blanca, cerremos con unas breves noticias.

The Washington Post, documentó: Trump ha comunicado públicamente 2 mil mentiras, en 365 días. En este mismo periodo emitió 2 mil 532 tuits. La memoria o el desconocimiento proverbial del presidente quedaron de manifiesto cuando en reciente acto deportivo colegial, olvidó (o nunca ha sabido) las estrofas de su himno nacional.

Noticia de última hora: el príncipe del travestismo nacional, don Javier Lozano, exigió al secretario de Marina, Francisco Soberón Sanz, una vigilancia acuciosa tanto en los canales de Xochimilco, como en el lago de Chapultepec, luego de que se enteró de que el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, después de haberse santiguado, se había sumergido en lago Seliguer, celebrando la fiesta ortodoxa de la Epifanía. Como no hubo registro de su salida, el avispado Lozano está convencido que fue una típica maniobra roja (bastante decolorada, por cierto) para incursionar en los terrenos patrios y poder intervenir en las próximas elecciones.

Twitter: @ortiztejeda