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Cultura, religión y medios influyen en violencia hacia las mujeres
 
Periódico La Jornada
Domingo 31 de diciembre de 2017, p. 12

Los impulsos que llevan a los hombres a ejercer violencia contra las mujeres no se reducen a problemas sicológicos o siquiátricos, pues también influyen la cultura, la religión, los medios de comunicación y la sociedad, señaló Roberto Garda, quien encabeza la asociación Hombres por la Equidad.

En entrevista expuso que más que buscar la reinserción social de los agresores, como se aprobó hace un par de semanas en la Cámara de Diputados, se requiere influir desde la educación básica. El problema de que la legislación hable de reinserción significa dos cosas: primero, hay una concepción muy básica y sicologizante de que los hombres que ejercen violencia vivieron un trauma en la infancia, y eso es muy básico. Segundo, hay la concepción judicial de verlos como delincuentes y eso no sirve.

Revisión crítica

Agregó que se necesita una revisión crítica de las políticas públicas para los varones y elaborar programas educativos en temas de género y violencia hacia las mujeres para que desde la infancia, primaria o secundaria los hombres empiecen a tener habilidades de negociación y expresión de sentimientos y no sobrevaloren la identidad masculina.

Hombres por la Equidad cuenta con grupos de reflexión para que los varones detecten por qué ejercen violencia. Algunos tienen problemas de comunicación; otros tuvieron abuso en la infancia, problemas sicológicos, laborales o de alcoholismo, que de alguna u otra forma los lleva a desquitarse con la pareja. Expuso que cuando son detectados empiezan a desactivarlos y parar las conductas violentas.

Para Mauro Antonio Vargas Urías, director general de Género y Desarrollo (Gendes), con grupos de reflexión, reducación y terapias los hombres pueden llegar a controlar sus impulsos violentos hacia las mujeres.

Indicó que este trabajo no crea nuevas personas, sino que la socialización y la vivencia ahora se da desde otras alternativas a la machista.

Vargas Urías señaló que desde la creación de la organización, en 2003, son cada vez más quienes acuden para iniciarse en estos procesos, así como quienes permanecen hasta terminar el curso. El año pasado llegamos a 360. Nuestro mínimo cuando iniciamos eran cinco hombres y nuestros máximos de 10; ahora estamos llegando a un mínimo de entre 10 o 12.

Refirió que muchos hombres que acuden a la asociación no reconocen que tienen actitudes violentas, pues principalmente la asocian con golpes o violaciones, incluida la sexual, y desconocen el acoso como forma de violentar a una mujer.