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Duermen bajo lonas tras el terremoto de septiembre; entre ellos 500 habitantes de Juchitán

Damnificados en el Istmo pasarán en refugios 25 y 31 de diciembre

La Sedatu no censó a 2,500 personas; muchas más no recibieron tarjetas para la reconstrucción

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Una juchiteca damnificada adorna un árbol de Navidad en el pequeño espacio del albergue donde se refugia, para tener alegría en su corazón y su almaFoto Diana Manzo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 23 de diciembre de 2017, p. 27

Juchitán, Oax.

A tres meses del terremoto del 7 de septiembre, cientos de damnificados de la región del istmo de Tehuantepec duermen en refugios temporales, donde pasarán la Navidad y recibirán el Año Nuevo, entre ellos al menos 500 habitantes de Juchitán que no recibieron tarjetas de apoyo para la reconstrucción porque la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) no las dio de alta en su sistema, mientras unas 2 mil 500 personas no fueron censadas por la misma dependencia, según autoridades municipales.

María de Lourdes López Ruiz, vecina de Unión Hidalgo, no recibió su tarjeta de apoyo del Fondo Nacional de Desastres (Fonden), pues su folio fue duplicado con el de otro damnificado. Su familia y ella duermen bajo lonas, dado que no tienen dinero para reconstruir su casa, que el sismo devastó.

En la misma localidad, la pastelera Marisela Espinosa Martín lamentó la falta de respuesta de las autoridades respecto de su tarjeta de apoyo, que ya no espera obtener, pues la Sedatu no la dio de alta en su sistema.

Cuando supe que mi tarjeta no llegó me molesté mucho, debido a que mi casa fue foliada con el numero 276/002315; sin embargo, los de Bansefi (Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros) me dijeron que los funcionarios de la Sedatu no dieron de alta el número de folio, eso es lamentable, porque han pasado tres meses y nadie me da razón, no sé a donde acudir, estoy desesperada, dijo.

La misma situación viven Lázara Sánchez López y Francisca Miguel Medina, de Juchitán, quienes sin ayuda de las autoridades retomaron sus vidas para sacar adelante a sus familias. El apoyo nunca llegó y todo quedó en promesas.

Ambas construyeron un refugio temporal para sobrevivir ante el frío y el viento fuerte que sopla en el Istmo, y trabajan por cuenta propia. Lázara es artesana, elabora ropa típica; vive con su madre de 80 años de edad y con sus dos hijas, a quienes mantiene.

Lázara y sus más de 300 vecinos del callejón El Encanto sí recibieron folios, pero no tarjeta de apoyo, porque la Sedatu no los dio de alta y a pesar de acudir muchas veces a oficinas de Bansefi, no obtuvieron respuesta favorable.

La artesana reprochó que el tiempo pasa y aún no tiene información alguna sobre su apoyo.

Construí mi casa con techo de lámina y paredes de lona, el piso es de tierra, ahí nos dormimos porque no hay otra opción, nos desesperamos porque no sabemos qué sucederá, han pasado dos meses desde que Bansefi y Sedatu entregaron las tarjetas y a nosotros ninguna autoridad nos resuelve, señaló.

Francisca Miguel Medina tiene 70 años y es pepenadora. Su casa de adobe no fue foliada a pesar de que el sismo la destruyó, si bien vecinos le regalaron una casa de lámina para que pudiera refugiarse del frío y la lluvia junto con sus hijos y su esposo que está enfermo.

Aunque amontonados, todos nos protegemos; el frío cala y es necesario el apoyo para la reconstrucción, en mi caso tampoco me dieron apoyo del horno que entregó la CDI (Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas), no hubo nada para los pobres como nosotros, expresó.

Los de Sedatu no censaron mi casa, se cayó con el terremoto, me dedico a recoger latas de la basura y con eso sobrevivo, a la semana ganó de 200 a 300 pesos y con eso compro algunas cosas para comer, dijo.