Opinión
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La Catrina
¿E

s que acaso se vive de verdad en la tierra?
¡No por
siempre en la tierra
sólo breve tiempo aquí!
Aunque sea jade: también se quiebra
aunque sea oro, también se hiende
y aun el plumaje de quetzal se desgarra
¡No por siempre en la tierra!
¡Sólo breve tiempo aquí!

Vivir en México es crecer en medio de peligros permanentes: huracanes, temblores, inundaciones, etcétera, que se han denominado desastres naturales.

Ni tan naturales seguramente, si contemplamos que hemos lastimado la Tierra de tal forma que nos arrastra hacia ella. Ya bellamente nuestros antepasados lo poetizaban: ¿Es que acaso se vive de verdad en la tierra? Aunque sea jade también se quiebra, aunque sea oro, también se hiende y aun el plumaje del quetzal se desgarra. Espléndidamente traducidos por el historiador y experto en lengua náhuatl Miguel León-Portilla.

En el orbe entero, la naturaleza era un solo rostro al cual llamaron caos: una mole ruda y confusa: peso inerte allí mismo hacinada de las no bien adaptadas casas, las discordes semillas… y eran la tierra, el pronto, el aire, la tierra inestable, la no navegable onda, la falta de luz al aire. Estorbaba el uno a los otros, en un solo cuerpo pugnaban lo frío y lo cálido, lo seco con lo húmedo, lo muelle y lo duro, lo de peso y lo sin peso…

Las palabras del poeta hablaban de caos y metamorfosis para abordar el cambio y el desorden. Dos conceptos centrales en relación al tema del desastre. Suceso que se presenta repentinamente causado por fuerzas naturales y ¿humanas?

Los efectos son esencialmente graves por el daño causado: pérdidas humanas, materiales y culturales que causan dolor. Los huracanes, las erupciones volcánicas, las inundaciones, las explosiones, los temblores, los accidentes nucleares, los incendios, los accidentes en medios de transporte; epidemias, guerras, actos terroristas e incluso asaltos y violencia que vivimos.

Las muertes violentas que continuarán las secuelas de neurosis traumáticas alteran la comunidad. Se discute en la actualidad cómo es el efecto en el plano social, por ejemplo, las guerras. Otro peligro es no saber a qué atenerse, síntoma de dichas neurosis. Máxime si el suceso fue por las fuerzas irracionales de la naturaleza que incrementan la impotencia y el temor.

Al igual que los poetas prehispánicos, Diego Rivera nuestro genial pintor y el artista del dibujo José Guadalupe Posada recrearon la imagen de La Catrina. La relación entre la muerte y la mujer, la Tierra madre que vuelve a tomarnos en sus brazos. Detrás de la belleza del paisaje mexicano, sus mares y montañas y ciudades se esconde la muerte que no tiene en dónde.