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El eje de su quehacer es la libertad absoluta, afirma la autora de Rompeolas

La poeta Angelina Muñiz-Huberman recibe la medalla Arqueles Vela

Escribir es un gozo y una aceptada rebeldía; ser como se es y nada más, considera

 
Periódico La Jornada
Martes 24 de octubre de 2017, p. 6

El eje de la escritura de Angelina Muñiz-Huberman es la libertad absoluta, dijo ayer la poeta luego de recibir la medalla Maestro Arqueles Vela que le otorgó la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (SMGE).

Esa distinción anual se entrega a lo más destacado de la inteligencia nacional desde 1833, cuando el entonces presidente Valentín Gómez Farías (1781-1858) fundó la primera agrupación científica del continente americano.

En la Academia Mexicana del Magisterio, cuya sede se encuentra en el Centro Histórico de la Ciudad de México, la autora explicó en su discurso que para ella “escribir es un gozo y una aceptada rebeldía. Ser como se es y nada más. Ser como se escribe, o escribir como se es. Transgredir cuando se quiere, y quedarme en paz. El humor, siempre el humor, como señalamiento entre ferocidad y alegría. ¿Sellos y símbolos? Los que se quieran. ¿Imaginación? Sin trabas.

Nuevas palabras para ironizar. Géneros que no se respetan. Arritmias, como es uno de mis títulos. Fuera reglas o concepciones. Innovar, siempre innovar, no repetir. El colmo de la diversión. Escribir es la página en negro, porque el negro es la promesa, y el blanco no es nada.

La ceremonia estuvo presidida por Hugo Castro, en representación de Julio Zamora, presidente de la SMGE, y por Eduardo García Barrios, presidente de la Academia Mexicana del Magisterio, quien comentó que los 184 años de la sociedad no han sido en balde, porque hemos seguido la gran tradición liberal, laica y democrática de sus fundadores, pues aquí se organizaba entonces la cultura, cuando en los palacios se organizaban fiestas. Hoy, aun cuando la realidad nos quiera opacar, México es más grande que las torpezas de algunos de nuestros gobernantes.

Luego de recibir la presea y escuchar algunas de sus piezas favoritas en piano, interpretadas por Rodrigo Hurtado, Muñiz-Huberman habló de la relación entre música y la literatura, otra de las grandes vertientes de su obra. “Sin música no hay palabra, no hay poema, no hay danza. El cuerpo humano es un conjunto de instrumentos. Las cuerdas vocales nos permiten cantar, los labios silbar, las manos tocar las palmas, los dedos medio y pulgar sonar como castañetas, los pulmones inhalar y exhalar para que suene la flauta.

“Pero, sobre todo, cada lenguaje universal posee su propio tono o tonos que modulan las palabras y que crean un ritmo determinado en cada caso. Si nos remitimos al mundo prefilosófico, Pitágoras decía que todas las cosas son números, dando lugar a la teoría de la armonía de las esferas, según la cual el universo está gobernado por proporciones numéricas armoniosas. De este modo, el pitagorismo unió número, música y poesía.

“Esa tendencia se desarrolla en la leyenda de Orfeo, cuyo poder musical aplacaba a la naturaleza y los animales se extasiaban escuchándolo. Posteriormente, Orfeo ha sido tema musical de conciertos y óperas.

“Hay música de las esferas o música críptica, como La flauta mágica, de Mozart. Satie y Debussy nos entregan composiciones que aspiran a recuperar antiguas tradiciones. A su vez, Mahler también las reúne. Música y matemáticas que culminan con el dodecafonismo, una de las renovaciones más extraordinarias de Arnold Schönberg y sus seguidores. En la música mexicana tenemos el caso de Julián Carrillo y el Sonido 13 a base de microtonos. Podríamos seguir nombrando más músicos, Philip Glass, Messiaen, Ligeti, en busca de ocultos sonidos.”

¿Qué es escribir?, se preguntó la autora de Rompeolas: poesía reunida. “Escribir –se respondió– como un camino trazado, como si de lo alto, o de lo bajo, las palabras fueran ocupando su lugar. El extraño caso de las palabras hilvanadas en un misterio sin fin. ¿De dónde proviene esa fuerza? ¿En qué momento ocurre el llamado? Y una vez instalado el impulso, ¿se vuelve necesaria la voluntad, o ambos van de la mano? A veces es mejor no pensar, y simplemente dejar correr el río hacia la mar.

“Corregir, revisar, ¿para qué? Dejar fluir lo que no puede ser detenido y que el desbordamiento sea la razón de ser. Entregar, donar, regalar, para que alguien reciba la espuma y el vacío. Sin explicación ni lógica, afortunadamente, el silencio de la escritura y el silencio de la lectura, se afianza en la pérdida de la soledad por el acompañamiento de mudos seres que en el fondo se ríen de su inexistencia.

Todo es un engaño colorido, como decía Sor Juana Inés de la Cruz: tan engaño, que ni siquiera es engaño, y mucho menos colorido.