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19/S: El dolor y la esperanza

Estuvo dos semanas con Plácido Domingo en Tlatelolco

El rescatista en el temblor de 1985, hoy se dedicó a conseguir alimentos
 
Periódico La Jornada
Sábado 23 de septiembre de 2017, p. 20

A sus 70 años, Simón Flores ya no participó directamente en el rescate de sobrevivientes, como lo hizo hace hace 32 años, en el otro sismo del 19 de septiembre. Ayer, consiguió entre sus familiares agua, comida y medicinas y las llevó a los damnificados de Xochimilco.

El sismo del martes pasado lo lleno de pánico, y le recordó el dolor que sintió en el otro sismo, el de 1985, cuando vio caer el edificio Nuevo León, en Tlatelolco, en cuyo estacionamiento trabajaba como lavacoches y chofer.

Don Simón recuerda que se salvó de morir entonces, porque estaba a unos pasos del estacionamiento cuando sintió el sismo y un momento después oyó un estruendo terrible y vio como empezaba a caer, retorcido como un acordeón el edificio, con cientos de seres humanos en su interior.

No podía ni ver por el polvo, tarde tiempo en entender que la torre se había venido abajo y me puse a llorar y gritar. Recuerda que ayudó a rescatar a una de las residentes, una señora que trabaja en Programación y Presupuesto, a la que a veces servía de chofer.

Ella se salvó, casi pierde una pierna, pero pudo vivir, lejos, porque se fue a provincia. Debió consolar también a Salomón, que trabajaba, asimismo, en el estacionamiento de Tlatelolco. Él vivía, junto con su esposa y sus siete hijos en las casitas para servicio que estaban en la azotea del Nuevo León, en el piso 13.

Ese 19 de septiembre Simón no durmió en el Nuevo León, se había ido de parranda. Su esposa salió a comprar pan para el desayuno y no la agarró el sismo, pero si a los siete niños y adolescentes, que ahí perdieron la vida.

Don Simón Flores recuerda también que trabajó por dos semanas en el rescate de víctimas, junto con cientos de voluntarios y estuvo cerca de Plácido Domingo, el gran tenor que no se separó de las ruinas del Nuevo León hasta que lograron sacar con vida a su sobrina embarazada, pero no al esposo de ésta.

Plácido Domingo le regaló al final 800 pesos. Quizá la tragedia de ahora no fue tan grande, pero es igual de dolorosa.