Opinión
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Proceso distinto
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odo indica que mañana, jueves 24 de este agosto, se informará sobre el nominado por Morena para competir por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Se espera que el proceso de selección sea congruente con la ruta trazada por sus cuerpos directivos. Será al interior de la Comisión de Honestidad y Justicia donde se de el esperado desenlace. Dicha comisión está precedida por un hombre íntegro y éticamente formado: Héctor Díaz-Polanco. Real garantía de que el dictamen se apegará a las reglas bajo las cuales los contendientes afirmaron ceñirse. La disputa emprendida por cuatro de sus militantes ha sido llevada dentro de estrictos cauces de seriedad y respeto. Se espera, asimismo, que pasada esta etapa se de cauce a varios reconocimientos: entre ellos mismos, para con los militantes y a la ciudadanía que participó en la encuesta llevada a cabo, con el sigilo debido, el pasado fin de semana.

Los habitantes de esta gran ciudad podrán sentirse satisfechos por la manera en que Morena designará a su abanderado. Más aún lo sentirán si se atiende a las biografías de los cuatro personajes que aspiran a la candidatura. Cada uno de ellos lleva atada una historia personal de funcionalidad, valores y serio compromiso de privilegiar las necesidades y aspiraciones populares. Pero, sobre todo, están comprometidos con los afanes de real justicia para todos. Lo cual empieza por dar primacía, precisamente, a los que han carecido de ella. Este rasgo es, en efecto, sello distintivo y no sólo retórica presunción sin fundamento.

La crítica enterada ha insistido, en expresar dudas respecto al proceso selectivo tal y como ha sido planteado. Esto coincide con los escarceos, trascendidos y demás trasmanos del columnismo de consigna que satura los diarios del país. En estas supuestas deliberaciones se asegura que será AMLO quién decidirá en última y hasta primera instancia: copia del famoso y tradicional dedazo priísta. No aceptan que se use la demoscopia como medio auxiliar –y hasta privilegiado– para dirimir mejor la competencia. Una condicionante de la tradicional práctica priísta que se niega a desaparecer.

Se decidió usar tal ruta para aportar bases adicionales de racionalidad y no atenerse, como en otros casos, a la voluntad unipersonal –con caprichos y temores incluidos– de alguna autoridad, en específico la del mismo AMLO. Puedo asegurar, por haber sido testigo de su conducta y valoración ante el método planteado para elegir al candidato de la izquierda a la Presidencia de la República, allá por los meses anteriores a la elección de 2012. Las encuestas llevadas a cabo, dos de ellas como espejos simultáneos, dieron una pequeña ventaja a López Obrador sobre Marcelo Ebrard. Con anterioridad a tal accionar, fueron externadas, dentro del círculo cercano a AMLO, muchas dudas sobre ese método como base de la crucial decisión. Con una historia de errores, trampas o manipulación de las encuestas, las inquietudes brotaban por muchos lados. AMLO fue tajante: se ceñiría al resultado y así lo hizo. No tengo recelo, ni miedo alguno de obedecer la opinión que manifieste una muestra de ciudadanos, si no puedo prevalecer en una encuesta de opinión, menos podría hacerlo en una campaña y el voto final dijo a quienes lo escuchamos. Nadie trampeó el proceso y ambos contendientes quedaron satisfechos del resultado. Las encuestas se fundieron en una y todo se trasparentó ante los posibles electores. De esta sencilla manera volverá a suceder tanto en esta ciudad como en otras partes del país. Guanajuato será otro buen ejemplo de ello (ver artículo de Pedro Salmerón S. La Jornada 22/8/17). Ahí se procedió, primero a votación interna y, ante la dividida opinión de consejeros, se recurrirá a la demoscopia para el deslinde final.

Las especulaciones, sin embargo, continúan y tratan de desacreditar tanto la conducta y honestidad de los contendientes, como la transparencia del método empleado. Unos alegan, citando la indudable cercanía de Claudia con AMLO, que él, y su dedito autoritario, será quien incline la balanza en favor de ella y prevalezca sobre los demás. Otros trasminan que Monreal formará una coalición y tomará una ruta distinta para competir si no es el elegido por Morena. Claudia tiene sobrados méritos para ser electa, por derecho propio y, también, para llegar a ser una visionaria, honesta y coherente Jefa de Gobierno. Monreal tiene experiencia más que probada en lides políticas complejas que lo hacen merecedor de esta elección y, sino fuera así, sin duda seguirá aportando a la trasformación del país. Ambos personajes, junto a Martí y Delgado, los otros dos aspirantes, han interiorizado el propósito último, la ética que anima al proyecto de Morena y continuarán en esa prometedora ruta. De ganar la Presidencia de la República, tal y como se espera lo hagan, tendrán, todos ellos, un ancho y abierto camino para aportar lo que saben, quieren y pueden hacer por México.