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La cantidad del líquido facilitaría la colonización del satélite, señalan expertos

Hallamos la impronta de agua en todo el interior de la Luna

El recurso, en antiguos depósitos volcánicos, que consisten en cuentas de vidrio formadas por la erupción de magma procedente de la profundidad: científicos de la Universidad Brown

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Los depósitos ricos en el recurso están distribuidos en la superficie del satélite. En la imagen, la Superluna de diciembre pasado captada desde LondresFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Martes 25 de julio de 2017, p. 2

Madrid, París y Londres.

La Luna dispondría de cantidades de agua muy superiores a las estimadas hasta ahora, revela un estudio publicado el lunes en la revista Nature Geosciences, lo que facilitaría la colonización del satélite y su empleo como base para reabastecer de propulsante a vuelos interplanetarios.

Encontramos la impronta del agua en todas partes en las profundidades de la Luna utilizando datos satelitales, explicó Shuai Li, de la Universidad Brown en Providence, Estados Unidos, coautor del estudio.

El hallazgo de agua en estos antiguos depósitos volcánicos, que se cree que consisten en cuentas de vidrio formadas por la erupción de magma procedente del profundo interior lunar, refuerza la idea de que el manto del satélite es sorprendentemente rico en agua.

Los científicos habían asumido durante años que el interior de la Luna se había reducido de agua y otros compuestos volátiles. Eso comenzó a cambiar en 2008, cuando un equipo, en el que trabajó el geólogo de la Universidad Brown, Alberto Saal, detectó pequeñas cantidades de agua en algunas de las cuentas de vidrio volcánicas traídas a la Tierra de las misiones Apolo 15 y 17 a la Luna.

Como los basaltos de la Tierra

En 2011, el estudio adicional de pequeñas formaciones cristalinas dentro de esas cuentas reveló que, en realidad, contenían cantidades similares de agua como algunos basaltos en la Tierra.

“La pregunta clave es si esas muestras de Apolo representan las condiciones masivas del interior lunar, regiones inusuales o tal vez anómalas ricas en agua dentro de un manto seco”, señaló Ralph Milliken, autor principal del nuevo estudio y profesor asociado en el Departamento de Ciencias de la Tierra, Medio Ambiente y Planetarias de la Universidad de Brown, que coescribió el trabajo con Li, también investigador posdoctoral en la Universidad de Hawai.

“Observando los datos orbitales, podemos examinar los grandes depósitos piroclásticos de la Luna que nunca fueron muestreados por las misiones Apolo u otras. El hecho de que casi todas exhiban huellas de agua sugiere que las muestras de ese programa no son anormales, por lo que puede ser que el interior masivo de la Luna esté húmedo”, aseguró.

Para detectar el contenido de agua de los depósitos volcánicos, los científicos usaron espectrómetros orbitales a fin de medir la luz que rebota sobre una superficie planetaria. Al mirar qué longitudes de onda de luz son absorbidas o reflejadas, pueden tener una idea de qué minerales y otros compuestos están presentes.

El problema es que la superficie lunar se calienta en un día, especialmente en las latitudes donde hay estos depósitos piroclásticos. Esto significa que además de la luz, el espectrómetro también mide el calor.

“La radiación emitida térmicamente ocurre en las mismas longitudes de onda que necesitamos usar para buscar agua –explicó Milliken–. Así que, para decir con toda confianza que el líquido está presente, primero tenemos que explicar y eliminar el componente térmicamente emitido.”

Para ello, Li y Milliken utilizaron mediciones basadas en laboratorio de muestras devueltas de las misiones de Apolo, combinadas con un detallado perfil de temperatura de las áreas de interés en la superficie de la Luna.

Utilizando la nueva corrección térmica, los investigadores examinaron los datos del Moon Mineralogy Mapper, un espectrómetro de imágenes que voló a bordo del orbitador Chandrayaan-1, de India.

Los investigadores encontraron evidencia de agua en casi todos los grandes depósitos piroclásticos que habían sido mapeados, incluyendo los cercanos a los sitios de alunizaje del Apolo 15 y 17, donde se recolectaron las muestras de cuentas de vidrio que llevaban el recurso.

“La distribución de estos depósitos ricos en agua es la clave –opinó Milliken–. Están esparcidos por la superficie, lo que dice que el agua que hay en las muestras de Apolo no es la única. Los depósitos piroclásticos lunares parecen ser universalmente ricos en agua, lo que sugiere que lo mismo podría ser cierto lo del manto”.

La idea de que el interior de la Luna es rico en agua plantea interesantes preguntas sobre su formación. Los científicos creen que la Luna se formó a partir de los restos que dejó un objeto del tamaño de Marte cuando golpeó la Tierra en la historia temprana del sistema solar. Una de las razones por las que los científicos habían asumido que el interior de la Luna debía estar seco es que parece improbable que el hidrógeno necesario para formar agua pudiera haber sobrevivido al calor de ese impacto.

La creciente evidencia del agua dentro de la Luna sugiere que el agua de alguna manera sobrevivió, o que fue traída poco después del impacto de asteroides o cometas antes de que la Luna se hubiera solidificado completamente, señaló Li, quien insiste en que el origen exacto sigue siendo una gran interrogante.

Además de arrojar luz sobre la historia del agua en el sistema solar temprano, la investigación también podría tener implicaciones para la futura exploración lunar. Las cuentas volcánicas no tienen mucha agua –alrededor de 0.05 por ciento en peso, según los expertos–, pero los depósitos son grandes, y el líquido podría ser potencialmente extraído.

Otros estudios han sugerido la presencia de hielo de agua en regiones sombreadas en los polos lunares, pero los depósitos piroclásticos están en lugares que pueden ser más fáciles de acceder, precisó Li.

“El agua podría usarse como recurso in situ durante una futura exploración. Cualquier cosa que ayude a salvar a los futuros exploradores de tener que llevar mucha desde casa”, concluyó.

Puede ser utilizada no sólo para las necesidades de colonizadores, sino como propulsante, lo que permitiría tener una suerte de estación de gasolina donde recargar carburante luego del gran consumo que demanda abandonar la superficie terrestre.

(Con información de Afp y Pl)