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Hice lo que más me gustó, señala la triple medallista panamericana de judo

Tras dos décadas, Zambotti se despide con triunfos, derrotas, lesiones y golpes bajos

A la chihuahuense de 35 años su federación le inventó un dopaje que no existió, en 2002

 
Periódico La Jornada
Viernes 23 de junio de 2017, p. a15

Vanessa Zambotti soportó todo dentro y fuera del tatami: triunfos, derrotas, golpes, lesiones, y hasta la invención de un dopaje para hacerle daño y manchar su carrera deportiva en el judo, deporte que levantó y trascendió fronteras gracias a ella.

La chihuahuense, de 35 años de edad, finalmente dijo adiós a la alta competencia que representó durante dos décadas, 17 de ellos con la selección nacional para ser la máxima exponente del país en el extranjero con un legado de 17 medallas y cuatro Juegos Olímpicos.

Hace cinco días, la parralense oficializó su retiro en Cancún durante el Grand Prix. Recibió muestras de cariño de sus compañeros, le entregaron un reconocimiento de la Federación Internacional de Judo por el aporte que dio para ubicar a México en los podios del orbe y se dijo agradecida con todos los que me dieron amor, porque se despidió con el deber cumplido y la satisfacción de hacer lo que más me gustó.

Está contenta por el sendero que abrió en el judo, donde hasta el momento ninguna otra mujer u hombre ha destacado, pues su deporte era desconocido para algunos hasta que llegó una mexicana que sorprendió al mundo con un físico que para unos imponía respeto y admiración, y para otros la burla por ver a una gorda que sucumbía en menos de un minuto.

Zambotti Barreto conoció glorias y asimiló duras derrotas. Hay momentos bonitos que te marcan para toda la vida, ganar en Juegos Panamericanos cuando no eras favorita (en Río de Janeiro 2007) y vencer a la campeona en su casa. También atesoras las derrotas (en justas olímpicas), asume la medallista en Copas de Mundo en la división mayor de los 78 kilogramos.

Se enorgullece de los títulos obtenidos desde que ganó su primer Campeonato Nacional para concluir una carrera invicta, así como tres medallas que la ubicaron entre las mejores de América y el noveno lugar olímpico, su máximo logro, en Pekín 2008.

Deja atrás el pasado y el entorno negativo que la envolvió, como aquella acusación sobre dopaje que le inventaron en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Salvador 2002.

Vanessa defendió su nombre y honor tras los casos positivos con nandrolona que involucró a los novios y medallistas Soireé García y José Goldschmied, este último hijo del presidente de la Federación Mexicana de Judo, Gabriel Goldschmied, como lo documentó La Jornada con el informe emitido por la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (Odecabe) hace 15 años.

Zambotti, quiere ayudar a sus compañeros y lo hará como vocal medallista en la federación y como directora de medios en la Confederación Panamericana de la especialidad. Luego pensará en su escuela, trabajar y allegarse recursos, afirma la licenciada en ciencias de la comunicación en la Universidad del Valle de México.

Anhelaba despedirse compitiendo. La última cirugía en un dedo de la mano a principios de año fue la señal, al margen de todas las que acumuló en su cuerpo, especialmente los hombros. Por salud, ya no; como dije: me retiro cuando yo quiera y me quedo tranquila con eso.