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En la tierra de los verdaderos hombres
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Periódico La Jornada
Lunes 12 de junio de 2017, p. 29

Los lacandones son un grupo indígena del tronco maya que habita en la selva Lacandona, en la frontera entre Chiapas y Guatemala. Existen tres grupos: el del norte, el más numeroso, situado a orillas de las lagunas de Nahá, Metzabok y Peljá; el de Lacanjá, en el oriente, cercano a la zona arqueológica de Bonampak, y el de San Juan Quintín, en las inmediaciones del lago del mismo nombre.

Cada grupo utiliza una indumentaria ligeramente diferente: los hombres del norte utilizan un cotón blanco que les cae ligeramente debajo de las rodillas, mientras las mujeres visten un huipil complementado por una falda de colores brillantes.

Los varones llevan el cabello largo con fleco, mientras las mujeres se lo recogen. En su vestimenta llevan imágenes de tucanes y guacamayas, sobre todo las casadas.

Hombres y mujeres de la zona sur visten el mismo traje, que consiste en una túnica que llega a los tobillos. La única diferencia es el color: la de los hombres es blanca y las de las mujeres es multicolor. Ambos llevan el cabello largo, que cae a los lados.

Las mujeres de ambos grupos acostumbran llevar collares coloridos hechos por ellas mismas con semillas de diversas plantas.

Los lacandones se alimentan básicamente de los productos de la milpa. Cultivan habitualmente maíz, frijol, chile y calabazas, y en ocasiones tomate, camotes, yuca, melón, sandía y piña.

Fuera de la milpa obtienen cebollas, chayotes, achiote, así como papaya, plátano, naranja, piña y mamey. En parcelas especiales cultivan caña de azúcar, henequén y tabaco. Con el jugo de la caña fermentan la corteza de un árbol llamado balché para obtener una bebida embriagante de origen maya que llaman con ese nombre.

La pesca y la caza enriquecen eventualmente su dieta con especies fluviales y carne de jabalí, venado, mono, armadillo, tepescuincle, faisán y pavo silvestre. La base de su alimentación es, sin embargo, el maíz, en forma de tortilla, pozol, pinole o tamales.

Viven en pequeñas rancherías dispersas en la Selva Lacandona, situadas regularmente en sitios cercanos a ríos, arroyos o lagunas; esto les permite, además de la pesca, el abastecimiento de agua para sus necesidades.

Al igual que en muchas poblaciones indígenas del país, la vivienda lacandona tradicional consiste en un cuarto utilizado como dormitorio y otro como cocina. Puede ser de forma circular o rectangular y está hecha de hojas y fibras de palma, aunque ya hay muchas casas construidas con madera y láminas.

También es común que posean un corral o un pequeño refugio para animales domésticos anexo a la casa.

Parte complementaria del hogar lacandón es el imprescindible fogón que, además de ser utilizado para preparar los alimentos, es aprovechado para mantener el calor en las noches frías. El humo sirve para mantener alejados a los insectos o para curar la carne.

(Fotos y texto: Homero Aguirre)