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El músico mexicano de origen libanés dará varios conciertos en el último trimestre del año

Eficacia, técnica y pasión, elementos que poseen los grandes pianistas: Haneine

Experto en la escuela rusa, subraya que en la interpretación pondera el vigor sobre las sutilezas

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Mauricio Haneine tocará con la Filarmónica de Querétaro en octubre y a fin de año en el Itam, entre otras actuacionesFoto cortesía del pianista
 
Periódico La Jornada
Domingo 4 de junio de 2017, p. 5

Con una sólida carrera internacional que le impide actuar de manera frecuente en el país, el pianista mexicano de origen libanés Mauricio Haneine (Ciudad de México, 1959) acordó una serie de presentaciones con orquestas nacionales para el último trimestre del año.

Entre ellas, la Filarmónica de Querétaro, con la que participará como solista en octubre interpretando el concierto Emperador, de Beethoven. Ese mismo mes tocará la Sonata de Alberto Ginastera, en el Congreso Innovación de León, Guanajuato.

En esa misma ciudad, pero en noviembre, se presentará al lado de la Filarmónica Infantil y Juvenil Trinitate Philharmonia, con el Concierto dos de Dmitri Shostakovich. Finalmente, en diciembre, como desde hace 11 años, dará el concierto de fin de año en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (Itam).

Mauricio Haneine se dice partidario de la fortaleza en la interpretación, más que de las sutilezas. Explica que por eso se especializó en la escuela pianística rusa, la cual estudió en la todavía Unión Soviética, entre 1987 y 1990.

En entrevista con La Jornada, rechaza que la escuela rusa de piano esté concentrada más en la disciplina, el oficio y la eficacia que en lo artístico. El ruso, por su historia y su personalidad, tiene mucha pasión en su expresividad. Es un don que no se da en todas partes. Por ejemplo, un pianista japonés puede tocar perfecto, pero sin expresión, y eso no sirve, explica.

El porcentaje de los pianistas rusos que tienen eficacia y técnica es muy alto; tienen una pasión muy fuerte y cuando a eso se suma el aspecto técnico, es cuando se dan los grandes pianistas. Sólo si hay la combinación de esos factores se puede ser gran intérprete. Los pianistas rusos, en términos generales, tienen mucha expresividad, mucha fuerza y dominio del instrumento.

Egresado del Conservatorio Nacional de Música de México y con maestría en Bellas Artes en la Universidad Estatal de Nueva York, el músico fue seleccionado por el gobierno de la ex Unión Soviética para realizar en aquella nación sus prácticas doctorales, durante la cuales fue supervisado por Vladimir Bochkariov.

Recuerda que la exigencia y la disciplina en el estudio y la práctica eran sumamente altas, casi insostenibles: “Era de decir: o me voy o me mato. La tercera opción era estudiar frenéticamente, y decidí esto último, pero no todos podían con ese nivel.

Es algo que sólo lo entiende el que está realmente involucrado a una disciplina muy férrea. Como ocurre con los bailarines de ballet: uno aprecia la belleza y lo impecable de su trabajo, pero muy pocos saben lo que hay detrás de eso.

Según Haneine, a los pianistas latinos les va la escuela rusa, sobre todo por el sentimiento que tienen ante la vida, esa pasión que se desborda desde la música popular.

Desde allí nace todo lo que sentimos; vivimos en una atmósfera muy expresiva. Si a eso, en mi caso, se suma que tengo sangre libanesa, de mucha pasión e intensidad, y con lo que aprendí en Rusia, pues se ha dado una combinación muy afortunada de elementos.

El pianista se define partidario de la fuerza y del poderío en la ejecución, aunque siempre dentro de los límites que impone el compositor en las partituras.

Respeta y admira otras maneras de interpretar, entre ellas la virtuosística de pianistas como el chino Lang Lang, a quien considera se le crítica injustificadamente, ya que para lograr esos niveles se requiere un dominio técnico impresionante.

“Lo suyo no es show. No es criticable, sino admirable. Yo no hago eso, me apego más a lo que el compositor quería. No hago caras ni acrobacias. Me apego al texto, con fuerza y poderío. Por eso no soy intérprete de la época de Mozart.”

El repertorio que le resulta más afín es el de la época romántica, como Beethoven, Rachmaninov, Liszt y Chopin. También gusta mucho de la música del siglo XX, principalmente de Prokofiev y Shostakovich.

Cercanía espiritual con Rachmaninov

De la música más contemporánea, expresa su agrado por Alberto Ginastera, y del repertorio nuevo, dice que es una vertiente que no ha explorado y que muy probablemente no haga, debido a que sus autores dilectos le son muy demandantes.

Su preferido es Rachmaninov, porque tiene la escuela de la disciplina, la gran pasión del alma rusa, además de que siente una cercanía espiritual, debido a que ese compositor debió vivir en el exilio, algo que refleja en su obra.

Toda su música tenía nostalgia y profundidad. Es algo en lo que me mimetizo un poco, por lo que ocurrió con mi familia, pues mis abuelos maternos y paternos salieron de su país y no volvían. Hay en la música de Rachmaninov una nostalgia por la tierra de origen, cosa que me atrajo mucho, además de que combina fuerza y pasión.

Alumno de la mexicana Guadalupe Parrondo, a Mauricio Haneine le correspondió iniciar la estirpe musical en su familia. Ninguno de sus parientes se había dedicado a esa profesión. Cuenta que su interés por el piano comenzó a los seis años, prefiriendo uno de esos instrumentos en lugar de una bicicleta.