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Es el primer campeón mundial que tiene México, luego de triunfar en Biarritz, Francia

En el surfing la vida te está hablando, es tan artístico como peligroso: Jhony Corzo

Cumplí un sueño y espero sea detonante de apoyos; ahora la mira es el podio en Tokio, dice

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El joven de 18 años ganó en la categoría de olas pequeñas, con nueve metros de alturaFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de junio de 2017, p. a15

De los 5 mil practicantes de surfing que hay en el país, el nombre de Jhony Corzo ya tiene un lugar especial entre la élite mundial de los reyes de las olas: es el nuevo campeón del orbe y el primero para México en un año que tiene un significado histórico, como su medalla de oro, con el regreso de este deporte en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Su nombre completo es Jonathan Enrique Prewitt Corzo, pero le gusta que le digan Jhony y con el apellido materno de una familia donde el agua fluye como la sangre.

A los cinco años de edad, Jhony se deslizó con su tabla para dominar la primera ola. A nadie le asombró que el más pequeño de los hermanos también se sintiera atraído por la pasión inculcada por sus padres Jim, quien es su entrenador, y su madre Teresa, nativa de Puerto Escondido, Oaxaca, localidad que el estadunidense conoció sur- feando en las costas del Pacífico.

Además, sus dos hermanos, Angelo (de 29) y Jimel (20), son surfistas y todos son profesionales con buena paga y apoyados por patrocinadores; sin embargo, fue el menor quien alcanzó el primer logro que llenó de orgullo a la familia al ser el primer campeón mundial que tiene México, luego de la hazaña registrada el pasado domingo, en Biarritz, Francia.

De complexión delgada y con sus casi 1.62 de altura, el deportista de 18 años rememora ese momento que quedó registrado para la historia al vencer a los favoritos entre los 41 países participantes.

Minutos de espera

Fueron minutos de espera de Jhony flotando con su tabla en las frías aguas francesas. Cuando escuchó por el altavoz que había un nuevo campeón mundial, vio entonces a sus compañeros que ondeaban las banderas mexicanas y corrían hacia él para celebrar.

“Me quedé sin palabras, pasaron tres horas para entender y aceptar lo que había hecho. Sentí una alegría increíble en mi corazón, porque era un sueño que forjé hace mucho tiempo.

Hace dos años terminé octavo en el Mundial júnior (en Estados Unidos) y me prometí que sería campeón del mundo y cumplí ese sueño. Espero que esta medalla de oro sea un detonante de apoyos para todos, porque hay mucho talento y se pueden ganar más preseas, resalta el apodado Tiger, quien está convencido de que el surfing dará más satisfacciones en el proceso clasificatorio olímpico para la justa japonesa y con la mira puesta para estar en el podio.

La categoría en la que conquistó el título es de olas pequeñas. Con sus hermanos ha experimentado esa adrenalina para un deporte que considera tan artístico como peligroso, sobre todo cuando desafía esas cortinas de agua de nueve metros que deben coronar en cuestión de segundos.

Acepta que ha sentido temor y presiente el peligro cuando avista tiburones o ser precavido en las caídas que han enlutado a su disciplina.

Ese es el riesgo y a veces la vida te está hablando, afirma Jhony, quien a su logro individual se unió la medalla de cobre con el cuarto lugar del equipo integrado por Diego Cadena, Dylan Southworth, Adán Hernández, Leyla Takeda y Regina Pioli.