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Contamina menos y rinde igual que la gasolina, explican

Investigadores de la UNAM desarrollan conversión de aceite de cocina en biodiésel
 
Periódico La Jornada
Martes 7 de marzo de 2017, p. 32

Investigadores de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) trabajan para reciclar el aceite de cocina usado y convertirlo en biodiésel.

En conferencia de medios, Alejandra Castro González, líder del proyecto, explicó que este combustible es mejor opción que el diésel o las gasolinas, ya que contamina menos y rinde el mismo kilometraje por litro.

Por cada kilómetro que avance un vehículo que usa este combustible, emite 14.4 gramos menos de gases de efecto invernadero, pues permite una mayor oxigenación. Además, los motores se hacen más eficientes y se consume menos combustible.

La especialista anunció que la UNAM, en colaboración con la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México, así como la delegación Tlalpan, construirán una planta de biodiésel en Ciudad Universitaria que, se pretende, sea modelo para el resto de las demarcaciones y del país.

Los recursos financieros fueron otorgados hace un mes, y la planta estará lista a finales de este año.

Castro González detalló que la generación de biodiésel no sólo es sencilla, sino rápida. Casas de estudios como la UNAM ya lo producen, con la misma calidad que en Estados Unidos.

El costo de transformar un litro de aceite comestible de desecho en biodiésel es tres pesos, y el proceso incluye retiro de sedimentos de comida, control del pH, intercambio iónico y ultrafiltración, entre otros.

Con el proyecto, dijo, se podrían aprovechar casi 100 mil litros de aceite comestible vegetal, cártamo, girasol, maíz, soya y olivo, que entre otros desechan cada mes mil 865 restaurantes (contabilidad acorde a 2014) de la Ciudad de México, cifra que no se había medido hasta ahora, y que fue posible obtener gracias a una investigación realizada con ayuda de estudiantes de las facultades de Ingeniería y Química de la UNAM.

También se evitaría que este producto llegue al mercado negro, donde se vuelve a envasar y se comercia como si fuera nuevo, lo que es peligroso para la salud.

El estudio realizado por la facultad arrojó que el consumo per cápita de aceite comestible en México ha ido en aumento; se proyecta que para 2019 sea de 11.3 litros, debido al incremento de la ingesta de comida rápida.

La investigación de los universitarios estimó que del aceite inicial empleado en los restaurantes se tira de 20 a 70 por ciento; esta última cifra corresponde a los negocios que cocinan más limpio, y la primera, a los que usan muchas veces el aceite quemado. En puestos ambulantes de comida puede ser reutilizado incontablemente.

Los daños que puede generar su consumo son: agrandamiento del hígado y del timo (encargado de la regulación inmunológica del cuerpo), aumento de peso de los riñones, enfermedades cardiovasculares, menor absorción de nutrientes y efectos sobre las enzimas que metabolizan el colesterol, entre otros.

En la Ciudad de México entrará en vigor una norma sobre la materia, en tanto la de la Secretaría de Energía, adjunta a la Ley de Bioenergéticos, ya establece cómo se debe hacer el biodiésel y con qué calidad.

La académica propuso que en la capital por lo menos se cuente con una planta de biodiésel en cada delegación, misma que se encargue del acopio, no sólo de los expendios de alimentos, sino de las casas. Además, que ahí se convierta el aceite en biocombustible y se cuente con un laboratorio para verificar que las normas se cumplan y certificar el biocombustible que se genere.