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Penultimátum

Kirk Douglas: luchar contra la intolerancia

C

umplió cien años el auténtico hijo de puta de Holly-wood como lo llamó la más influyente periodista de espectáculos de Estados Unidos de mediados del siglo pasado. Y se los celebran en todo el mundo. Hedda Hopper no tuvo que esperar mucho por la respuesta de Kirk Douglas: Te equivocas, Hedda, siempre he sido un hijo de puta, pero no lo notaste antes.

Era el peor momento del macartismo, de la caza de brujas, de la persecución de lo que significara ideas progresistas. Del despido de decenas de directores, guionistas, actores, camarógrafos, fotógrafos que trabajaban en el cine estadunidense. Una muestra de lo que fue esa intolerancia es la película Trumbo, sobre la vida del guionista de Espartaco, que consagró a Douglas como gran actor.

En Trumbo, la actriz Helen Mirren encarna a la periodista que utilizó su columna de chismes de Los Angeles Times (con 30 millones de lectores) para denunciar a todos los que se salieran de su estricta moral: homosexuales, maridos y esposas infieles, comunistas o simpatizantes de esa ideología. A Dalton Trumbo, uno de Los 10 de Hollywood, casi le arruina su vida. Luego de salir de la cárcel, fue Kirk Douglas quien lo reivindicó pese a la oposición de los productores de Hoywood, al encargarle el guión de Espartaco y darle en la cinta el crédito correspondiente. Con ello terminó con las listas negras elaboradas por los magnates del cine.

Para dirigir la película escogió a un joven que luego hizo historia: Stanley Kubrick, objeto del odio del sector militar de su país por su antibélica película Paths of glory, conocida en español con los nombres de Patrulla infernal y Sendero de gloria. Mucho tiempo estuvo prohibida su exhibición en la España franquista, Israel, Francia y en todas las instalaciones militares de Estados Unidos.

Es la edad de oro de Hollywood. También, de los que denunciaron a sus amigos ante el Comité de Actividades Antiamericanas del Congreso. Destacadamente Gary Cooper, Ronald Reagan, Montgomery Clift, Elia Kazan. En cambio, Douglas los protegió dándoles trabajo en su productora independiente.

En cuanto a Hedda Hopper, la periodista que con su fanatismo destruyó la vida de tantos, Hollywood todavía no la olvida: la actriz Tilda Swinton recrea su maldad en el más reciente filme de los hermanos Coen, ¡Ave, César!, protagonizada por George Clooney y Ralph Fiennes.

La mafia que maneja Hollywood privó a Douglas del Óscar en tres ocasiones. Sólo le concedió uno, honorífico, que no necesitaba. Ahora se le recuerda con respeto y admiración por su lucha contra la intolerancia y decir que nadie debería ser juzgado por sus ideales. Su libro autobiográfico ¡Yo soy Espartaco!: rodar una película, acabar con las listas negras es un alegato por la libertad de expresión.