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La batalla incesante contra los cultivos de amapola
 
Periódico La Jornada
Lunes 12 de diciembre de 2016, p. 6

Sierra Madre Occidental.

Soldados arrancan con las manos las amapolas, planta base del opio, para luego arrojarlas a cuatro fogatas y en menos de dos horas limpiar una colina enclavada en una frondosa cadena montañosa del noroeste de México.

Pero aún falta para que concluyan su trabajo en el corazón del Triángulo Dorado, región limítrofe de tres estados donde se cultiva mariguana y amapola.

Es jueves; los soldados han destruido media hectárea de cultivos y el teniente Juan Pablo Hernández Zempoaltécatl apunta hacia otra empinada colina, detrás de una hilera de pinos, adentrándose más en la Sierra Madre Occidental, que recorre medio México en paralelo al litoral Pacífico.

Su unidad de 18 hombres ha destruido 39 campos que suman 15 hectáreas desde que instalaron su campamento hace dos semanas tras recorrer día y medio un camino de colinas plagado de víboras e insectos venenosos.

Hernández estima que les quedan 20 días agotadores para limpiar esta área, donde pasan las frías noches en pequeñas tiendas instaladas entre la maleza.

Pero también cree que una vez que destruyan los cultivos, los campesinos rápidamente volverán a sembrar y en unos tres meses las amapolas florecerán.

Es fastidioso ver tanta amapola todo el día, dice el teniente de 24 años mientras regresa a su tienda.

Mientras en México se cumplieron este domingo 10 años de que el gobierno federal lanzó un operativo militar contra los cárteles, el Ejército libra una batalla cuesta arriba en su guerra que ya dura 40 años para erradicar la creciente producción de opio.

Las amapolas son cultivadas por campesinos locales, quienes extraen goma de opio de sus bulbos para venderla a criminales como el cártel de Sinaloa, que la transforma en heroína.

Cada vez que destruimos (...), el personal (militar) cuando se retira de esta parte, los lugareños vienen y vuelven a sembrar, comenta el coronel Cipriano Cruz Quiroz, jefe de una unidad especial antinarcóticos en Badiraguato, Sinaloa.

No nos ven bien, pero nos toleran. Ellos tienen su trabajo y nosotros el nuestro. Ellos siembran y nosotros destruimos, dice Cruz.

La amapola se cultiva principalmente en Guerrero y en el Triángulo Dorado, donde confluyen Sinaloa, Durango y Chihuahua.

El cultivo de amapola empezó a superar al de mariguana luego de que en 2012 en Estados Unidos se empezó a legalizar el uso de esa otra droga, explica Cruz.

Los cárteles pagaban unos 60 dólares el kilo de mariguana, pero el precio ha caído a la mitad, añade. En cambio, el kilo de goma de opio ha pasado de entre 980 y mil 200 dólares a mil 765 dólares.

La media hectárea destruida por la unidad de Hernández habría producido medio kilo de la goma chocolatosa, suficiente para tres kilos de heroína.

Los campesinos rebanan los bulbos con una navaja, dejan que la goma fluya toda la noche y la recogen a la mañana siguiente para venderla en una especie de día de mercado, dice Cruz.

Cifras del Ejército señalan que la erradicación ha pasado de 14 mil 613 hectáreas en 2013 a 26 mil 249 en 2015, y hasta noviembre de 2016 sumaban 19 mil 849.

Según la Oficina Antidrogas estadunidense, los decomisos de heroína se han más que duplicado, hasta alcanzar 2 mil 524 kilos en la frontera México-Estados Unidos durante 2010-2015.