Cuernavaca, Mor.

Ana Lilia N, ex directora general de servicios periciales de la Fiscalía General del Estado (FGE) fue vinculada a proceso la madrugada de ayer por delitos contra el respeto a los muertos y violación a las leyes de inhumación y exhumación de 119 cuerpos enterrados en las fosas de Tetelcingo, municipio de Cuautla.

La ex funcionaria también fue acusada de fraude procesal y otros delitos. La audiencia se inició a las 15 horas del sábado y concluyó casi a las 3 horas de ayer. El juez fijó un plazo de cuatro meses para el cierre de la carpeta de investigación, que vencería el 11 de abril de 2017.

Ana Lilia N no puede salir del estado ni del país y tendrá que acudir cada mes a firmar a la Unidad de Medidas Cautelares.

De acuerdo con la FGE, el pasado 28 de marzo del 2014 se efectuó la inhumación irregular de los cadáveres no identificados que estaban en las cámaras frigoríficas de las zonas metropolitana y oriente, presumiblemente ordenada por Ana Lilia N, entonces directora general de los servicios periciales.

Por investigaciones del Ministerio Público se tuvo conocimiento de que el proceso se hizo sin el registro correspondiente. Además, la inhumación de los 119 cuerpos se efectuó en un panteón irregular, donde la imputada utilizó documentos públicos falsos para justificar su actuar, concluye el comunicado de la fiscalía.

Violación de protocolos, nunca más: madre de víctima

María Hernández, madre de Oliver Navarrete Hernández, joven secuestrado, asesinado y enterrado en una de las fosas de Tetelcingo, presente en la audiencia de Ana Lilia N, exigió justicia al gobierno del estado, y que nunca más trabajadores de la FGE inhumen cuerpos sin cumplir protocolos, sin necropsias, con sus pertenencias, y sobre todo, cuerpos de personas cuyos familiares buscan por todo el país, expresó.

En marzo de 2014 trabajadores de la FGE, a cargo de Rodrigo Dorantes Salgado, actual delegado de la Procuraduría General de la República (PGR) en Durango, enterraron 119 cuerpos, incluido el de Oliver Navarrete, en el panteón clandestino de Tetelcingo, pese a que había sido plenamente reconocido por su familia.

En diciembre del mismo año, exhumaron el cuerpo de Oliver para darle formal sepultura, pero el resto de cuerpos fueron devueltos a las fosas.

Tras una serie de reclamaciones y apoyados por diferentes instituciones, las autoridades rescataron el resto de cadáveres en junio de 2016.