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La presea de oro en Río y el PND son una explosión de sentimientos, indica la judoca

Para ser campeona, tuve que retirarme, regresar y levantarme: Lenia Ruvalcaba

Espera que reactiven la Paralimpiada Nacional; de lo contrario, habrá pocas medallas en 2020

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Lenia Ruvalcaba se quedó sin apoyo hace cuatro años, pero se sobrepuso para llegar a Río bien preparada y ganar una preseaFoto Conade
 
Periódico La Jornada
Martes 8 de noviembre de 2016, p. a15

Hace cuatro años Lenia Ruvalcaba Álvarez se encontraba en una situación caótica y se retiró del judo pensando en su futuro. Un quinto lugar en Londres no fue suficiente para conservar los apoyos que recibía por la medalla de bronce en Pekín 2008, que le fueron retirados.

Durante 24 meses dio clases de activación física en una cervecería en su natal Guadalajara, y también del deporte que conoce a la perfección en una preparatoria para allegarse recursos.

Tenía que tomar una decisión para levantarme y fue la correcta, afirma con entereza, ya que había dejado casa y familia para radicar en la Ciudad de México y ponerse a las órdenes de Hilario Ávila y el equipo de la UNAM.

En 2014 comenzó la preparación a Río. De lunes a sábado, a las 7 de la mañana, en el gimnasio universitario. Entrenaba con varones. También con sus amigos y compañeros Eduardo Ávila y Vanessa Zambotti, quienes cuentan con una ilustre trayectoria deportiva.

Lenia, de 30 años de edad, licenciada en cultura física y deporte, es débil visual y ha competido en Juegos Olímpicos y Paralímpicos, así como sus respectivos filtros en competencias clasificatorias, regionales y continentales.

No se dio por vencida pese a las altas y bajas. La medalla de bronce en el Mundial de Colorado era señal de que iba por el camino correcto a Río de Janeiro y no erró. Consiguió lo que anhelaba: la medalla paralímpica de oro.

Es como la vida en general, todo mundo batalla y dejamos de hacer cosas. Fue mucha la espera y lograrlo, una explosión de sentimientos, reflexiona la judoca en la división hasta de 70 kilogramos, quien junto con su entrenador obtuvo el Premio Nacional de Deportes (PND) 2016, en sus respectivas categorías.

Para conseguir el éxito en Río, afirma la jalisciense, fue cambiar la fórmula, la estrategia y valió la pena el esfuerzo, el sacrificio, el sudor. No me arrepiento. Los chicos universitarios estuvieron conmigo al pie del cañón; soy de carácter fuerte, andaba medio loca en los entrenamientos y les agradezco el apoyo que me dieron para estar en lo más alto del podio.

Advierte que tras los resultados que se dieron en la justa brasileña, que no fueron los estimados, es urgente que las autoridades trabajen y respondan, si se quiere mejorar; de lo contrario, no esperemos muchas medallas en Tokio 2020.

Pone el dedo en la llaga con la Federación Mexicana de Ciegos y Débiles Visuales, que dirige Miguel Ángel Huerta, al excluirlos de la Paralimpiada Nacional –cuando se lograron en Río dos oros (el de ella y Eduardo Ávila) y el bronce de Rebeca Valenzuela (lanzamiento de bala)–, que frena el semillero de talentos para los siguientes ciclos.

La doble medallista espera que su voz tenga eco, si no, que el señor (Alfredo) Castillo (director general de la Conade) eche un ojo a la federación de ciegos, donde falta mano dura.

Ruvalcaba Álvarez se muestra orgullosa de su lucha no sólo en el tatami, también fuera de él, ya que al igual que Vanessa y Lalo hemos picado piedra y somos los mejores, por lo que pide a la chihuahuense, quien hoy será intervenida quirúrgicamente de una añeja lesión en el dedo anular, que no claudique y siga adelante para Tokio, hasta que el cuerpo aguante.