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Cinco tarifazos al hilo

EPN: ¿compromiso?

Ahora, líder innovador

T

ampoco recuerda sus compromisos notariados, y el inquilino de Los Pinos –por medio de la CFE– anuncia que las tarifas eléctricas aumentarán... por quinto mes consecutivo, y en gruesa proporción. Y si no incrementa –otra vez– los precios de los combustibles, es porque ya los trepó al máximo permitido por las propias reglas impulsadas por su (ex) ministro del (d) año.

Enrique Peña Nieto no lo recuerda (como tampoco sus acaramelados elogios a los Duartes –Javier, ahora prófugo veracruzano, y César, el chihuahuense– y Roberto Borge, los dos últimos presuntamente en la mira de la justicia), pero el hecho es que durante su campaña electoral se autoproclamó enemigo de la demagogia y de la palabra fácil para arrancar aplausos (gira por Tabasco, 25 de abril de 2012), pues los mexicanos no merecen un discurso falso, como el relativo a la reducción de las tarifas eléctricas (gracias, obvio es, a la reforma energética)

Por aquellos no lejanos ayeres, y como parte de su discurso para llegar a Los Pinos, dejó videograbado su compromiso notariado, que en su parte medular decía: Tú lo has visto a lo largo de esta campaña y la gran mayoría de la gente me dice: oiga, ya no me alcanza. No le puedo dar a mi familia todo lo que necesita, porque no me alcanza, simplemente. A las familias mexicanas les llega un recibo de luz que se ha ido encareciendo en los últimos años. Con la reforma energética voy a bajar el costo de la luz eléctrica. Les va a llegar el recibo de luz por menos. Y ese es un compromiso que he hecho con todos los mexicanos. Se trata de que cada familia mexicana sienta los beneficios de un buen gobierno día a día.

Y por ese sentido reclamo de la población, decía, me estoy comprometiendo para que las tarifas de luz en todo el país disminuyan, a partir de la reforma energética que voy a impulsar. Vamos a bajar la tarifa eléctrica para el consumo de los mexicanos, y la energía que también necesita la industria de nuestro país, para generar más empleos y mayor competitividad. Es decir, el compromiso notariado incluía a todas las tarifas eléctricas. Todas, porque el objetivo es beneficiar los bolsillos de los mexicanos.

Sucedió, pues, exactamente lo contrario de lo que EPN comprometió ante notario (que a estas alturas debe estar prófugo), y a partir de julio de 2016 –ya con la reforma energética en operación– el aumento a las tarifas eléctricas ha sido permanente: en cinco meses, cinco aumentos, y no de proporciones menores.

El más reciente, anunciado el pasado sábado, lo notificó así la Comisión Federal de Electricidad (CFE): las tarifas eléctricas para el sector industrial, comercial y de uso doméstico de alto consumo volverán a subir a partir del próximo martes primero de noviembre. Debido a los incrementos de los precios de los combustibles para generar energía eléctrica registrados en octubre de 2016, las tarifas para el sector industrial aumentarán entre 5.6 y 7.2 por ciento a partir de noviembre; las del sector comercial se incrementarán entre 3.3 y 5 por ciento, y la tarifa de uso doméstico de alto consumo (tarifa DAC) subirá 3.3 por ciento (La Jornada, Juan Carlos Miranda).

Con el aumento que entrará en vigor el próximo martes (que, al igual que los precios de los combustibles, es responsabilidad de la Secretaría de Hacienda, no de la CFE o Pemex, es decir, de la institución encargada de recaudar, y cada día quiere más), las tarifas para el sector industrial se habrán incrementado entre 25 y 30 por ciento en el último año; las del sector comercial acumularán alza de entre 17 y 23 por ciento, y la de uso doméstico de alto consumo habrá subido 17 por ciento (ídem). ¿Y la inflación en el periodo? De apenas 2.97 por ciento.

Lo anterior puede recibir cualquier calificativo, menos el de que las tarifas van a la baja, según lo prometido. Cuando en julio pasado recomenzó el tiroteo (recuérdese que éste inició, cuando menos, en 2002, en el sexenio de Fox, con aumentos mensuales, proceso que aceleró Calderón), la CFE presumía que a lo largo de 18 meses el sector comercial y los domicilios de alto consumo no registraron aumentos tarifarios, lo que, decía,es uno de los principales logros de la (¡sorpresa!) reforma energética.

Pero se acabó el cuento de hadas y la ahora empresa productiva del Estado recurrió al truco de los altos precios de los combustibles y el gas natural para justificar la escalada tarifaria. En julio aseguraba que a pesar del incremento de 18 por ciento en el costo del gas natural, se trata del energético más barato hasta ahora para la generación de electricidad, ya que está 60 por ciento abajo del combustóleo y, juraba, México acumula 36 meses sin alertas críticas por desabasto de gas natural.

Sin embargo, para el más reciente incremento a las tarifas eléctricas la empresa arguye que el precio del gas natural que la CFE utiliza en sus procesos de generación se incrementó 50.8 por ciento en octubre de 2016 respecto del mismo mes de 2015, lo que impactó los costos, pues esos montos son los que utiliza la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en su fórmula para calcular las tarifas eléctricas. Además, “el precio del carbón importado aumentó 44 por ciento en el mismo periodo, mientras el del carbón nacional se incrementó en 2 puntos porcentuales.

En total, sostiene la CFE, el impacto de estos aumentos en los energéticos se tradujo en un incremento de 30.9 por ciento en el índice de los costos de los combustibles utilizados para generar energía eléctrica de octubre de 2016 respecto del mismo mes del año pasado. De la noche a la mañana, según dice, se le desmoronó la estructura de precios y el sueño notariado se acabó.

La forma en que Hacienda estructura las no pocas tarifas eléctricas en México es mucho más complicada que armar el Cubo de Rubik (ocho tarifas distintas, sólo en el caso de los consumidores domésticos).

Las cifras oficiales indican que el consumo doméstico constituye alrededor de 25 por ciento de los ingresos de la empresa productiva del Estado, aunque en este renglón se congrega cerca de 90 por ciento de los usuarios. En cambio, el sector industrial aporta 60 por ciento del ingreso de la ex paraestatal y representa menos de uno por ciento de los usuarios.

Y todo en espera… del sexto aumento del año.

Las rebanadas del pastel

Perdimos al ministro del (d) año, pero con José Antonio Meade ganamos al líder innovador. De plano, ni la burla perdonan.

Twitter: @cafevega