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Sin muertos no hay carnaval, producida por Bertha Navarro, se proyectó en el FICM

Un filme anclado en una realidad puede reflejar a toda AL: Cordero

Aborda el despojo de tierras a gente que se siente invisible en la zona de Monte Sinaí, en Guayaquil, Ecuador

Tiene este sabor fuertemente local, pero la anécdota puede trasladarse a cualquier parte del mundo, apunta Daniel Adum, quien protagoniza el filme

Foto
En la imagen izquierda, el cinerrealizador ecuatoriano Salvador Cordero. También se presentó en Morelia la película El sueño de Mara’akame, cuyo director, Federico Cecchetti (tercero desde la izquierda) aparece en la imagen junto con los actores Pascual Félix Hernández, Antonio Parra Haka Temai, Luciano Bautista Maxa Temai, Inocencio de la Cruz y Paly Omar EzequielFoto Ignacio Juárez y Ap
Enviado
Periódico La Jornada
Viernes 28 de octubre de 2016, p. a10

Morelia, Mich.

Producida por Bertha Navarro y dirigida por Salvador Cordero, se realizó el estreno de Sin muertos no hay carnaval dentro del contexto del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). Se trata de una historia de ambición, corrupción, traición, enredos y todo lo que implica la búsqueda de poder dentro de una sociedad y una familia.

Es una historia sobre deseo, culpa y los límites que ponemos en nuestro entorno para construir un mundo más decente, situada en la abrumadora y tropical ciudad de Guayaquil, Ecuador. A decir de Cordero, su nueva cinta habla de la gente que se siente invisible y de la importancia del despojo de tierras del que están siendo víctimas.

En entrevista con La Jornada, el director mencionó que le gusta mucho la película, empezando por el título. Ha sido un proceso largo que implicó siete años, pero por fortuna llega este día, en el que ya puedes presentar la película en México.

Cordero señaló que es interesante llegar a este punto después de años de trabajo, saber cómo será la vida que adquiera la película, que se defienda por sí sola, que la película pueda ser. Verla con público mexicano es distinto que verla en Ecuador, porque es interesante ver cómo funciona en cada momento, y encontré que tuvo buena conexión con el público y que éste reacciona de la misma manera en las partes clave de la cinta.

Sobre si hay cierta interferencia o condescendencia hacia una película cuando ésta es proyectada en un festival con la presencia del elenco, Cordero opinó que “las reacciones son muy genuinas; obviamente, cuando proyectas en un encuentro como éste hay pros y contras, sobre todo porque tienes a alguien que ya ha visto cuatro películas, entonces la tuya tiene que enganchar; en cuanto a eso, Sin muertos no hay carnaval funcionó muy bien. Que sea un público generoso no le quita que sea crítico. Con base en la reacción de ayer quedé muy contento”.

Cordero habló de la importancia de su película: “Está situada en la ciudad de Guayaquil, en toda la zona de Monte Sinaí, es el asentamiento de tierras del que habla la película, un lugar al que la gente teme ir, pero a nosotros nos trataron muy bien, porque les dijimos que queríamos contar su historia, lo cual significó mucho para esa gente que se siente invisible.

Siempre he tenido cierta fascinación por los conflictos que se pueden contar a través de los problemas sociales de Latinoamérica; aunque es difícil. Si estás contando una historia anclada en una realidad es inevitable no enseñar ese mundo de desigualdades, de contrastes, de caos, de problemas; siento que hay una gran riqueza dramática.

El también director de Crónicas reveló el origen de su nuevo trabajo: El realismo social ha estado presente en casi todo mi cine. Desde hace tiempo tenía ganas de hacer una película en Ecuador. El guión es de Andrés Crespo, quien comenzó a escribirlo hace nueve años; me entregó el texto y me encantó, pero me agarró desprevenido, porque en un inicio pensé que él la dirigiría. Desde el principio me agradó que la historia hablara de la invasión de tierras, lo que nos lleva a conocer problemas de la familia y conocer a personajes de distintos mundos que se enlazan. Me gusta contar cosas de personajes complejos con problemas no resueltos.

Por su lado, el protagonista de la película, Daniel Adum, señaló: “Entre los actores de Ecuador y yo hubo un contacto muy estrecho; todo se tramó muy bien entre nosotros. En el aspecto profesional hicimos un trabajo de mesa muy detallado; fuimos escena por escena, renglón por renglón y se estableció la naturaleza del personaje y sus relaciones, después de eso, durante el rodaje todo fluyó.

La película tiene este sabor fuertemente local, pero la anécdota puede trasladarse a cualquier parte del mundo, porque los mecanismos de poder, la ambición, la codicia y la falta de ética penetran todos los estratos sociales en cualquier país, hasta en Finlandia o Noruega.

Por su parte, la productora Bertha Navarro mencionó: Sigo trabajando con Salvador porque he encontrado talento, importantísimo en el cine. Para mí la misión siempre es hacer una buena película.