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La muestra Violencia y pasión se inscribe en el Año Dual México-Alemania

Aloja el Munal una revisión integral del quehacer estético de Otto Dix

Reúne pinturas, grabados y reproducciones del artista obsesionado por retratar su realidad, afirmó la titular del INBA

En su obra hay liberación y catarsis, testimonio y crítica social

Foto
El bosquejo Gretel, 1920, y un cuadro de la serie El salón I, 1921, en el que cuatro prostitutas permanecen sentadas, alrededor de una mesa, a la espera de clientes figuran en las obras de Otto Dix (1891-1969), incluidas en la exposición que se puede visitar en el recinto de Tacuba 8, Centro HistóricoFoto cortesía de la Secretaría de Cultura federal
 
Periódico La Jornada
Viernes 28 de octubre de 2016, p. 5

La muestra Otto Dix: violencia y pasión propone una revisión de todos los periodos estéticos y creativos del artista alemán, mediante más de 160 obras en diversos estilos y técnicas.

La exposición, inaugurada hace unos días en el Museo Nacional de Arte (Munal), se inscribe en las multiples actividades del Año Dual Alemania-México y es organizada de manera conjunta por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco) y el Goethe-Institut Mexiko.

Proyectada para ser montada en México, con la curaduría original de Ulrike Lorenz, la exhibición reúne pinturas, grabados, acuarelas y dibujos, así como algunas reproducciones.

Otto Dix (1891-1969), considerado uno de los artistas más relevantes del siglo XX, plasmó en sus obras la época de los extremos en Europa, marcado por las dos guerras mundiales, la cultura de la República de Weimar y la división política alemana después de 1945.

Obsesionado por retratar su realidad, Dix abarcó gran diversidad de estilos y logró asumir una postura crítica en su época desde la violencia y la pasión, explicó María Cristina García Cepeda, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

La experimentación del artista con las vanguardias artísticas y sus vivencias en la guerra, prosiguió la funcionaria, le permitieron encontrar su lenguaje plástico para situarlo como uno de los representantes del expresionismo y de la nueva objetividad alemana.

En la obra de Dix, dijo García Cepeda, encontramos liberación y catarsis, testimonio y crítica social; el artista logró transmitirnos como pocos el dolor, el miedo y el cansancio físico y moral.

En una de las salas se detalla que al mismo tiempo que Dix representaba los horrores de la Primera Guerra Mundial, comenzó a explorar temas eróticos que jugaron un papel muy importante en su producción. La prostituta fue una figura social que fascinó al artista, porque veía en ella un acercamiento no sentimental hacia la sexualidad, así como un cuerpo distinto a los ideales clásicos de la belleza.

La muestra, que ocupa 12 salas del Munal y cuyo catálogo es de 316 páginas, tiene siete núcleos temáticos; sobresalen los intereses recurrentes de Dix como la guerra, el desnudo y la sociedad berlinesa.

Otto Dix: violencia y pasión antes estuvo montada en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey; en el recinto de Tacuba 8, Centro Histórico, concluirá el 15 de enero.