Sociedad y Justicia
Ver día anteriorLunes 10 de octubre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

A trastornos como ansiedad y depresión se suman los derivados de la inseguridad

Atención mental, una necesidad que no se advierte en México

Cualquier situación que altere la estabilidad emocional merece cuidado especializado: experto

Foto
Las personas que han experimentado un temblor o un huracán requieren primeros auxilios sicológicos, explicó Edilberto Peña de León, director del Instituto de Neurociencias, Investigación y Desarrollo Emocional. La imagen, después de un sismo en la Ciudad de MéxicoFoto Jair Cabrera
 
Periódico La Jornada
Lunes 10 de octubre de 2016, p. 35

Luego de experimentar desastre causado por un huracán o un sismo, las personas requieren primeros auxilios sicológicos, pero también por situaciones que ahora forman parte de la vida cotidiana, como el estrés, la violencia intrafamiliar, ser víctima de un robo o asalto o testigo de un homicidio. Es una necesidad creciente que en México no ha sido medida, advirtió Edilberto Peña de León, director del Instituto de Neurociencias, Investigación y Desarrollo Emocional.

Pero este requerimiento se comprende si sabemos que 71 por ciento de los mexicanos se sienten inseguros donde viven, de acuerdo con la información difundida el pasado jueves por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la cual refleja el nivel de temor de las personas a realizar actividades básicas como ir al cajero automático, viajar en transporte público o sólo caminar en las calles (La Jornada, 7/10/16).

Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre, Peña de León comentó sobre los trastornos que afectan a la población, principalmente cuando éstos son consecuencia de cosas terribles y a las cuales cada individuo reacciona de manera diferente. Éstos se suman, además, a los padecimientos mentales que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), están presentes en una cuarta parte de la población en algún momento de la vida.

Los estudios epidemiológicos más recientes del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente Muñiz ofrecen una aproximación: en alguna etapa de su existencia, 14.3 por ciento de los mexicanos padecen algún trastorno de ansiedad; 9.1, depresión; 9.2, alteraciones relacionadas con adicciones, y 1.6, esquizofrenia. Asimismo, 4 por ciento de los individuos mayores de 65 años tienen alguna clase de demencia. A esto se suman las afecciones derivadas de las situaciones de inseguridad y los delitos.

La OMS determinó que la enfermedad del siglo XXI es el estrés, y esta sola condición empeora la presentación de las patologías mentales, explicó Peña. Indicó que cualquier situación que altere la estabilidad emocional, la conducta y las capacidades intelectuales deben ser motivo de atención especializada, igual que se acude a los servicios de urgencias al cortarse o al lastimarse un pie.

El reto es vencer el estigma y que las personas comprendan que es posible pedir ayuda, que no tenemos que salir solos de los problemas. Aseguró que no es normal tener miedo, estar triste o constantemente enojados.

Esto le puede pasar a cualquiera, incluso sin haber sufrido una situación traumática. Peña de León comentó el caso de las mamás primerizas que no pueden ir solas a la calle –a comprar la despensa, por ejemplo– por el temor de que les roben a sus hijos. Ese miedo afecta su funcionalidad y no es normal, apuntó.

Si sufro algún robo o fui testigo de una muerte, voy a tener un duelo, un trastorno adaptativo. Mis mecanismos de defensa tienen que entender que es algo que pasa y no por eso voy a dejar de hacer mis actividades. Un par de noches puede haber insomnio, alguna alteración digestiva o pérdida del apetito, pero en una semana se debe volver la normalidad.

Si esto no ocurre y la persona empieza a faltar al trabajo, deja de salir y realizar sus actividades cotidianas o simplemente el temor se mantiene en el tiempo, es momento de buscar ayuda especializada, porque se podría desarrollar alguna fobia y transmitirla a las personas de su entorno, como los hijos.

Peña de León resaltó que la enfermedad mental se origina por diversos factores: ser víctima de la inseguridad y la violencia, la herencia o el armamento de neurotransmisores de cada quien. Si estos tres se conjuntan, aumenta la probabilidad de desarrollar un trastorno. Pero, insistió, cada individuo es diferente y lo que afecta a algunos a otros no les provoca nada o lo resuelven fácilmente.

Otro reto de los trastornos mentales es que los médicos tengan la capacidad de comprender a sus pacientes. Tenemos que ser empáticos y no juzgar si sufre mucho o poquito. El trabajo del experto es, con la información que le da el paciente, emitir el diagnóstico y recomendar el mejor tratamiento.