Opinión
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México SA

Rosa, todo color rosa

Catalejos para Meade

Tres décadas de discurso

S

e entiende que un funcionario de alto nivel y responsabilidad lance entusiastas mensajes sobre la situación del país, que anime a propios y extraños en su intento por inyectar ánimo y enviar buenas vibras. Comprensible, pues, pero de allí a negar la realidad y ver todo color de rosa existe una distancia abismal.

Tal fue la actitud del secretario de Hacienda, José Antonio Meade, durante su entrevista con La Jornada (Roberto González Amador), a lo largo de la cual se animó a sostener, tajantemente, que México no está ni cerca de una crisis.

En respuesta a una pregunta del reportero, el funcionario afirmó: no estamos ni cerca de afrontar una posible crisis en finanzas públicas. Tenemos una trayectoria de deuda que queremos ver disminuir, tenemos una política de gasto que queremos ver que descanse menos en la deuda, ciertamente ya no queremos endeudarnos, pedir prestado para pagar intereses, pero tenemos una economía sana, estamos en un buen momento para hacer el ajuste. Estamos en posibilidad de hacerlo conduciendo nosotros y escogiendo nosotros las variables y el ritmo. Si bien las presiones que estamos teniendo que acomodar son relevantes, la economía mexicana es robusta y con finanzas públicas que tenemos que cuidar.

¿Descarta que de aquí a los siguientes dos años, los que restan a este gobierno, seamos testigos de una crisis?, reviró González Amador, y la respuesta fue, precisamente, color de rosa: Sí, absolutamente. Por ningún lado la veo.

En el pasado no lejano, como inquilino de Los Pinos, Felipe Calderón se animó a decretar que nunca más una crisis que afecte a los mexicanos, (porque) nuestra economía es tan sólida, que a pesar de que Estados Unidos tenga una falla mecánica, aquí no habrá crisis, pase lo que pase, ni ahora ni a mediano plazo. Y lo dijo a escasos meses de que estallara… la crisis de 2008-2009, la más infausta en ocho décadas, que al país le costó mucho más que un discurso.

El problema que parece no registrar el secretario Meade (tal vez por sus anteojos que todo lo ven color de rosa) es que los mexicanos acumulan más de tres décadas escuchando a los inquilinos de Los Pinos (seis en el periodo, de Miguel de la Madrid a Peña Nieto) y a sus respectivos secretarios de Hacienda (ocho en ese lapso, incluyendo las dos ocasiones del propio José Antonio) repetir que aquí no pasa nada, que todo está bajo control, que los problemas están afuera, que la economía es sólida como el acero y que las críticas son meras percepciones que no tienen fundamento alguno.

Y a la par de ese desgastado cuan machacón discurso, los mexicanos han sido víctimas de crisis tras crisis, siempre en espera de la siguiente y en medio del discurso de que aquí no pasa nada. Hasta donde la memoria da, así ha sucedido desde el problema de caja, de liquidez, que decía Jesús Silva Herzog en la crisis de la deuda, hasta el ni de lejos de José Antonio Meade.

No han sido los únicos, desde luego, instalados en la negación, siempre en la creencia de que los errores, los excesos, las deficiencias y las carencias se dan en todas las economías del mundo… menos en la mexicana, porque aquí aprendimos las lecciones del pasado (Ernesto Cordero, como titular de Hacienda durante el calderonato) y “hemos hecho la tarea (Agustín Carstens en la misma cartera y con idéntico patrón).

Palabras más o menos, hacia atrás o adelante en el tiempo, se le escucharon a Gustavo Petriciolli, Pedro Aspe, Guillermo Ortiz, José Angel Gurría, Francisco Gil Díaz, José Antonio Meade, Luis Videgaray y, de nuevo, al propio Meade, y a estas alturas son tantas que se perdió la contabilidad de las crisis, grandes y pequeñas, que mantienen tumbado al país.

Además de los anteojos color de rosa, algo especial debe tener la silla principal en la Secretaría de Hacienda, porque todos los que la han ocupado, y la ocupan, son célebres por sus frases mágicas: desde la crisis ha sido superada, de Gustavo Petriciolli, pasando por los mitos geniales de Pedro Aspe; la bonanza mexicana de José Angel Gurría, el vamos por el rumbo correcto de Guillermo Ortiz; el envidiado tesoro macroeconómico de Francisco Gil Díaz, el catarrito y el hemos hecho la tarea de Agustín Carstens, el hemos aprendido las lecciones del pasado de Ernesto Cordero, el futuro promisorio de Luis Videgaray y, lo más reciente, que no lo último, el México no está ni cerca de una crisis, de José Antonio Meade.

Algo similar le sucedió con los seis inquilinos de Los Pinos en el periodo citado, aunque todos sus dichos pueden resumirse con la alegría con la que Miguel de la Madrid celebraba, en 1987, que nos encontramos en una situación de mayor fortaleza financiera y dejamos para el futuro bases sólidas sobre las cuales seguir avanzando. Hoy tenemos una mejor perspectiva… y 30 días después la economía cayó en picada, una vez más.

Pero junto al discurso rosa, las frases mágicas y el rumbo correcto aparece la terca realidad que consume a los mexicanos de hoy y sacrifica a los de mañana, con una deuda cuyo pago va para largo, tanto como un siglo, de acuerdo con la cronología del actual titular de Hacienda.

Y para finalizar su entrevista, Meade aportó todo un poema a la evasión: ¿Cuál es la estrategia de la Secretaría de Hacienda a mediano plazo para atender el crecimiento de la deuda pública y el déficit fiscal?, le preguntó Roberto González Amador, y José Antonio Meade respondió con claridad:

En el mediano plazo seguirá siendo importante, en la medida que vivamos un entorno de bajo crecimiento global y de incertidumbre, que México se consolide como un país que manda señales de una buena conducción de su política económica, que sigue cuidando sus balances fiscal, externo, de sus bancos, corporaciones y familias para que toda esta incertidumbre no contagie el propio desempeño de nuestra economía. Hemos venido haciendo esfuerzos por fortalecer el consumo privado y darle cada vez mayores espacios a la inversión privada. La economía es cada vez más competitiva, va ganando espacios frente a otras.

¿Y la deuda, apá?

Las rebanadas del pastel

Por cierto, más de 63 millones de mexicanos en pobreza (cifras oficiales) aplauden y rubrican la bella frase de Meade, en el sentido de que México no está ni cerca de una crisis… No es novedad, pero también la calificadora Fitch recortó su estimación sobre el crecimiento económico mexicano en 2016, el cual, si bien va, sería de 2 por ciento, y descontando.

Twitter: @cafevega