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En los últimos minutos del encuentro sufrió el fantasma que lo hace perder

Cruz Azul sufre, pero al fin gana en casa y vence 5-3 al Veracruz

Chaco marcó dos goles de penal y Rojas consiguió doblete

El técnico Luna culpó al arbitraje de la situación de los escualos

Dedicamos el partido a la afición por su paciencia: Boy

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Christian Giménez fue aclamado por los seguidores celestes para cobrar los penalesFoto Jam Media
 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de octubre de 2016, p. a13

La Máquina por fin ganó en su casa, aunque fiel a su estilo jugó con los nervios de sus seguidores, que en los últimos minutos sintieron el fantasma de la tragedia cementera flotando en el estadio Azul, pero al final se impuso 5-3 al Veracruz en juego de muchos goles y volteretas.

Las anotaciones de los Tiburones Rojos fueron de Matías Cahais, al minuto 10, de Adrián Luna (40) y Leobardo López (78), mientras por los celestes marcaron Christian Giménez (28 y 63, ambos de penal) y doblete de Joao Rojas (39 y 47). Jorge Benítez cerró la cuenta al 91.

Cruz Azul impuso el ritmo y controló la pelota la mayor parte del tiempo. Veracruz conseguía arrebatarla a veces y en esas pocas ocasiones fue letal.

A los 10 minutos Luna cobró un tiro libre y su disparo se enfilaba al arco celeste de manera certera, por lo que Jesús Corona debió volar para pegar un manotazo que parecía el gol.

Sin embargo, la respuesta llegó unos segundos después. En un tiro de esquina otra vez Luna fue el verdugo, al menos en parte, pues envió un servicio que tras un intento de remate quedó a merced de Matías Cahais, quien conectó el balón para el 1-0.

Gabriel Peñalba estuvo a punto de ampliar el marcador para los escualos, pero la oportuna intervención de Aldo Leal salvó a La Máquina de recibir otro tanto. Poco antes de la media hora de juego Giménez mandó un balón al área que se estrelló en la mano de Peñalba y el árbitro marcó penal.

Chaco fue coreado por su afición para cobrarlo y lo hizo. Con malicia y dominio de técnica lo ejecutó suavecito, para que el balón entrara casi rodando en el 1-1.

En un alarde de suficiencia, Joao Rojas llegó al terreno del Veracruz y en el borde del área decidió no enviar servicio a sus compañeros; se metió con picardía, quebró a uno, después a otro y otro más para quedar solo frente al arco y lograr el 2-1

Pero la ventaja de Cruz Azul sólo duró un minuto, porque la respuesta del rival fue inmediata. Corona salió fatal y dejó vulnerable su meta; Luna sólo empujó para conseguir el 2-2.

En el medio tiempo los pupilos de Tomás Boy volvieron recargados. Otra vez Rojas hizo de las suyas, Joffre Guerrón cayó en el área rival y pedía penal, pero Joao no hizo caso y fusiló con la izquierda para el 3-2.

Veracruz había hecho un buen partido, pero al 60 la ansiedad hizo presa de Peñalba, quien en una falta gratuita se ganó la segunda tarjeta y fue expulsado, para dejar a su equipo debilitado.

No tardó en llegar la oportunidad de Cruz Azul, que tras una zancadilla de la defensa contra Joao en plena área se convirtió en la segunda pena máxima para los locales. Otra vez Chaco, con absoluta frialdad, volvió a meterla suavecito para el 4-2.

Con la ventaja, los Cementeros se dieron el lujo de desperdiciar oportunidades. Guerrón cometió una pifia que nadie entendió. Llegó al área, regateó y burló a la defensa, se quitó al portero y su tiro se fue asombrosamente fuera.

El drama rondó a los celestes cuando los Tiburones se acercaron al marcador y consiguieron el 4-3 en un contrarremate de Leobardo López, pero en tiempo agregado Rojas hizo una gran escapada y entregó a Benítez para el 5-3.

Tras el silbatazo final fue expulsado Matías Cahais, de los Tiburones Rojos.

Con el resultado, Cruz Azul alcanza 15 puntos y araña la zona de clasificación, mientras Veracruz se queda con nueve, tras 12 fechas.

El técnico del Veracruz, Juan Antonio Luna, se quejó del arbitraje, al que culpó de la situación que atraviesa su equipo: “Nos han herido con sus decisiones. Eso desespera a nuestros jugadores.

El abanderado, por ejemplo, predispuso la expulsión de Peñalba porque insistió al árbitro en que estuviera atento a mi jugador. La barrida fue completamente legítima. Ya no sabemos qué hacer en la cancha porque todo nos lo toman en contra.

Por su parte, Tomás Boy reconoció que padecieron por momentos: “El equipo remó contra corriente. Empatamos y nos fuimos arriba, pero no nos duró ni un minuto la ventaja, volvieron a igualarnos y otra vez a luchar.

El partido se lo dedicamos a la afición por su paciencia para esperar estos resultados que a veces no llegan. Necesitamos ser más solventes en casa.