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¿Reproducción en ausencia de óvulos?
E

l pasado martes 13 un grupo integrado por investigadores de la Universidad de Bath, en el Reino Unido, en colaboración con un equipo internacional, publicó un trabajo en el que sostienen haber logrado el nacimiento exitoso de ratones mediante un procedimiento en el que los óvulos están ausentes. Los autores del artículo, publicado en la revista Nature Communications, encabezados por Christoph A. Klein y Anthony C. F. Perry, cuyo primer autor es el japonés Toru Suzuky, señalan que su trabajo representa un desafío para el conocimiento acumulado desde hace varios siglos, según el cual sólo el óvulo era capaz de reprogramar al espermatozoide para lograr el desarrollo de embriones viables y nacimientos exitosos en mamíferos. Ahora hallan otro tipo de célula en la que el mismo proceso o uno semejante puede ocurrir.

Se trata de las células provenientes de embriones (y no los óvulos), las que al introducirles un espermatozoide, han dado lugar a embriones y al nacimiento de ratoncitos vivos y sanos que crecen y se reproducen hasta por dos generaciones. La tasa de éxito es baja pero muy buena, de 24 por ciento, sobre todo si se le compara con la transferencia nuclear (como la clonación que dio lugar al nacimiento de la oveja Dolly), la cual, en diversas especies de mamíferos, tiene una eficiencia de apenas 2 por ciento.

¿Pero realmente está ausente el óvulo? Las células embrionarias empleadas en el estudio se obtienen de un modo peculiar, en este caso por medio de partenogénesis. Esta es una forma de reproducción asexual presente en muchos organismos vivos, desde algunos seres microscópicos (como los rotíferos), hasta reptiles, pasando por varias especies de insectos y crustáceos. En los mamíferos, los óvulos pueden ser engañados mediante ciertos estímulos (químicos o eléctricos) para empezar el proceso de división celular, del que pueden resultar embriones; sin embargo, éstos mueren a los pocos días por la falta de elementos clave, determinados por la entrada del espermatozoide.

A las células embrionarias obtenidas de esta forma se les llama en inglés parthenogenotes, en español algunos los llaman partenotes. En el estudio que se comenta, se utilizaron estas células obtenidas en las primeras fases de la división celular de los óvulos por partenogénesis inducida.

En los años recientes ha habido un auge en los estudios de estas células, sobre todo los orientados a la medicina personalizada, pues son una buena opción frente a otras como la clonación o la reprogramación de células adultas (que pueden revertir su desarrollo a fases embrionarias) para la obtención de células especializadas y tejidos que puedan utilizarse eventualmente como remplazo de órganos dañados, sin los inconvenientes del rechazo asociado a los trasplantes.

En el estudio, realizado en el Departamento de Biología y Bioquímica de la Universidad de Bath, Suzuky y sus colaboradores tenían como objetivo principal mostrar la capacidad de las células embrionarias para la reprogramación del espermatozoide. Este proceso es indispensable en la reproducción en los mamíferos. En condiciones normales, la entrada del espermatozoide en el óvulo conlleva cambios en el genoma de la célula sexual masculina a nivel epigenético, esto quiere decir que se producen modificaciones químicas en el ácido desoxirribonucléico o ADN del espermatozoide sin modificar su secuencia. Los autores encuentran evidencias de estos cambios al inyectar células precursoras de espermatozoides (células redondas) o espermatozoides maduros a la célula obtenida por partenogénesis.

No sólo eso, sino que para su sorpresa –dicen los investigadores– encontraron que los nuevos embriones obtenidos de esta manera se desarrollaban bien, por lo que decidieron trasplantarlos en el útero de hembras, obteniéndose con ello, por primera vez en la historia, productos viables (ratoncitos) en ausencia de óvulos.

En términos estrictos, sí, es cierto, no de trata de óvulos sino de células embrionarias, pero es imposible no pensar que estas células obtenidas en las etapas más tempranas de la división de la célula sexual femenina por partenogénesis, cuentan con la maquinaria biológica presente en los óvulos para la reprogramación del espermatozoide, lo que puede conducir a la producción de embriones viables y al nacimiento de ratones aparentemente saludables… En lo personal al revisar este estudio yo sigo viendo al óvulo en el origen de estas células y por todos lados.

No es que quiera restar méritos al trabajo que se describe, por el contrario, creo que abre importantes caminos nuevos en varios campos como el de las tecnologías de reproducción asistida y la comprensión de los mecanismos más íntimos de la diferenciación celular en mamíferos, entre muchos otros.