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El artista visual se define como un hacedor de objetos, pues le gusta materializar sus ideas

Benjamín Torres une la pintura con la escultura en una obra bidimensional
 
Periódico La Jornada
Miércoles 7 de septiembre de 2016, p. a12

El artista visual Benjamín Torres (Ciudad de México, 1969) se ve como escultor, incluso cuando hace collage, dado el sentido de construcción que también infunde a la pintura. Mi primera exposición fue de escultura y concibo mi trabajo como construcciones tridimensionales en un espacio real, incluso cuando construyo imágenes, expresa Torres, quien ha retomado el trabajo con el objeto en su más reciente muestra en la galería Hilario Galguera.

Diario se cuela la luz, diario se fuga el color, exhibición de 39 piezas, nació de una residencia de Torres por seis meses en Pioneer Works, centro para la investigación y experimentación en cultura contemporánea de Brooklyn –donde se expuso primero–, cuyo cofundador Gabriel Florenz es el curador. En entrevista, el artista explica que durante un buen lapso dejó de lado su trabajo tridimensional para elaborar construcciones de imagen, pero desde un soporte bidimensional.

Si su anterior exposición en la Hilario Galguera se refería a la construcción de las imágenes, ésta habla de las estructuras que sostienen esta imagen, pero sin que ella esté presente. La última sala de esta otrora casa residencial de techos altos siempre constituye un reto para cualquier expositor. Torres ha escogido mostrar allí un proyecto iniciado en la Gran Manzana, con la idea de trabajar con ventanas y periódico, dos elementos que le interesaba unir.

Durante su estancia en la residencia Torres acudió a un lugar de acopio de material, para después venderlo. El artista buscaba viejos pupitres escolares; sin embargo, el patio del depósito estaba lleno de ventanas –de madera, derruidas, de los años 50 y 60 del siglo pasado– y las compró. El proyecto es un registro de tiempo, de una estancia de la cotidianidad, dice. En Nueva York trabajó 15 ventanas, que embaló y mandó para México. Al regresar aquí consiguió más ventanas y concluyó el proyecto que también habla del objeto impreso y todas sus connotaciones culturales que ya de por sí trae consigo.

Explorando con la pintura

Torres realizó esta nueva exploración con materiales pictóricos, cosa que no había hecho antes. El egresado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas precisa que tal vez muy al principio de su carrera, en tiempos de estudiante, hizo cosas con pintura, pero desde entonces no había explorado esta faceta. Aclara que no es pintura tradicional, ya que no lo hace sobre un soporte, sino sobre objetos. Allí une la parte pictórica con la escultórica, la parte bidimensional con la tridimensional. La ambigüedad es algo central en su trabajo.

La instalación Falla estructural está concebida como bodega que resguarda su producción de varios años. Aquí una de las principales ideas es el destino de los objetos que crea el artista: “Concibo el arte como objeto. Me interesa mucho la materialidad del arte, eso es algo central en mi trabajo. Soy un hacedor de objetos. Me gusta cosificar mis ideas, materializarlas; sin embargo eso trae problemas. ¿Qué hace uno con esos objetos?

Falla estructural reflexiona sobre qué pasa con el objeto de artista, porque éste siempre emprende algo nuevo. Son piezas que circulan en un sistema de arte. Es una galería absurda, disfuncional, y esa instalación hace referencia a eso, que es parte de un sistema más grande. Habla de cómo vemos el arte, cómo lo consumimos. Allí está el arte acumulado, se puede ver, pero no se puede ver (por la forma en que está guardado). Es una pieza que juega con conceptos contrarios irónicos. Es una pieza anterior, pero también nueva, hecha con trabajo viejo.”

Diario se cuela la luz... permanecerá hasta el 9 de septiembre en la galería Hilario Galguera (Francisco Pimentel 3, San Rafael).