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Es un programa de investigación científica en el noroeste del Pacífico, justifica

Pese a la crítica internacional, Japón comienza la caza de ballenas

La comunidad mundial considera que se trata de pesca comercial encubierta, debido a que posteriormente se vende la carne de los especímenes capturados y estudiados

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La amenaza de que las ballenas queden atrapadas entre las redes de los pescadores ha aumentado, y por consiguiente ha caído el índice de natalidad, por lo que la recuperación de estos animales está en riesgo, según un estudio reciente. En la imagen, un ejemplar pasa en Cape Cod Bay, cerca de Provincetown, MassachusettsFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Martes 6 de septiembre de 2016, p. 8

Tokio.

A pesar de las críticas internacionales, japoneses comenzaron este lunes la caza de las ballenas enanas al norte de la isla de Hokkaido, informó el gobierno.

La caza se producirá en el contexto de lo que Japón denomina programa de investigación científica de la caza de ballenas en el noroeste del océano Pacífico. Sin embargo, la comunidad internacional considera que se trata de pesca comercial encubierta, dado que después de capturar y estudiar a los especímenes se vende su carne.

Por otro lado, grupos ecologistas y el consorcio petrolero ruso Sakhalin Energy prolongaron hasta 2021 un acuerdo que ha permitido el crecimiento, desde 2004, de la población de ballenas grises occidentales, una especie de grandes cetáceos en peligro de extinción.

Respecto de los balleneros de Japón, desde este lunes hasta finales de octubre, una flota de cuatro barcos planea cazar un máximo de 51 cetáceos en un radio de 50 kilómetros desde el puerto de Kushiro, en el este de Hokkaido, señaló la agencia japonesa para el control de la pesca.

En marzo de 2014, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) resolvió que el programa de investigación japonés de caza de ballenas en el Antártico desobedecía una moratoria de 1986.

El fallo provocó que Tokio suspendiera la captura en el Antártico en la temporada de 2014. Pero reanudó la operación en diciembre de 2015 y cazó 333 ballenas enanas en dos meses.

Japón acabó oficialmente con la caza de ballenas comercial en 1987, en respuesta a la moratoria del año anterior. Sin embargo, los críticos internacionales dicen que el país ha utilizado desde entonces un vacío legal para seguir cazando con el pretexto de que se trata de una investigación científica.

La temporada se desarrollará hasta finales de octubre en el Pacífico Norte y tiene la finalidad de contribuir a la gestión de los recursos marítimos, a partir del análisis del contenido del estómago de las ballenas capturadas, según Japón.

En marzo de 2014, la Corte Internacional de Justicia dictaminó que el programa similar que Japón realizaba en la Antártida no era legal, al no ajustarse a los fines científicos determinados por la Comisión Ballenera Internacional (CBI).

Aunque la sentencia del tribunal de La Haya no afectaba a su otro programa científico en el Pacífico Norte ni a las capturas comerciales que Japón realiza en sus costas, Tokio decidió reducir el volumen de ejemplares capturados.

Por otro lado, el acuerdo de ecologistas y el consorcio petrolero Sakhalin Energy permitió que la población de ballenas grises creciera fuertemente 60 por ciento desde 2014. Hoy existen 174 ejemplares.

Hace apenas una década subsistían en el mundo 115 ballenas grises occidentales, cuya zona de alimentación está cerca de la isla rusa de Sajalín, al norte de Japón, área de intensas actividades petroleras.

Estos grandes cetáceos (Esrichtiius robustus) debían hacer frente a una serie de peligros, como la posibilidad de toparse con barcos o con las redes de pesca que podían capturarlos.

La situación condujo a que en 2003 la autoridades incluyeran las ballenas grises en la lista de especies en peligro extremo de extinción. Poco después, grupos ecologistas y Sakhalin Energy firmaron un acuerdo por el cual el consorcio aceptó financiar la creación de un grupo independiente de científicos expertos en la protección del medio ambiente marino, el Consejo consultivo de la ballena gris occidental”, para asesorarlo sobre el impacto de sus actividades costeras.

Si un mayor número de compañías petroleras siguieran este ejemplo, la protección de varias especies se vería fuertemente acrecentada, estimaron el sábado expertos que participan en la conferencia cuadrienal de la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza, que se desarrolla en Honolulú hasta el 10 de septiembre.