Cultura
Ver día anteriorSábado 27 de agosto de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

El polifacético creador recibió la medalla Bellas Artes, en la sala Manuel M. Ponce

Colegas, discípulos y amigos destacan la trayectoria de José Ramón Enríquez

Es un hombre barroco y un poco monje que jamás ha sido ajeno a la realidad política y social del país, define Antonio Crestani

Siempre me ha inquietado el ventarrón de su sonrisa: Luis de Tavira

Foto
María Cristina García Cepeda, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes, entregó a José Ramón Enríquez la presea. El acto se efectuó en el máximo recinto cultural del paísFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Sábado 27 de agosto de 2016, p. 7

Un creador renacentista y polifacético que se ha desarrollado como poeta, investigador, periodista, traductor, ensayista, funcionario cultural, notable pedagogo y sobre todo como director de teatro, dramaturgo y actor, así fue descrito el maestro José Ramón Enríquez (CDMX, 1945), quien a sus 71 años, recientemente cumplidos, fue distinguido el jueves con la medalla Bellas Artes.

La entrega de la presea a Enríquez se efectuó en sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes y participaron Antonio Crestani, Sergio Galindo, Malena Mijares, Luis de Tavira, Juan Meliá y María Cristina García Cepeda.

También se proyectó un video con comentarios de colegas, discípulos y amigos del homenajeado, quienes destacaron su fructífera trayectoria, su amor por la palabra, su capacidad para asumir riesgos, impulsar la experimentación escénica, su rigor autocrítico, su generosidad y congruencia, y su sensibilidad que al mismo tiempo es católica que antidogmática, abierto a la pluralidad y a las nuevas ideas.

Como hijo de exiliados españoles en México, Enríquez es uno de los creadores más relevantes de su generación, dijo Crestani. Es sobre todo un hombre de teatro. Su fascinación por Lorca, Rimbaud, Valle Inclán, León Felipe, Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca y Sor Juana Inés de la Cruz es de todos conocida.

Es un hombre barroco y un poco monje, que nunca ha sido ajeno a la realidad política y social del país.

Sergio Galindo comentó que el homenajeado es admirado, querido y respetado. Como creador escénico es una voz que deben estudiar las nuevas generaciones y poner mayor atención a su pensamiento crítico, el cual es de enorme relevancia frente a los tiempos que se viven en México.

Más de 50 años de quehacer

Uno de los rasgos más admirables, señaló Malena Mijares, es su congruencia. Versátil y polifacético, Enríquez es un pedagogo notable, maestro de maestros, cuya obra creativa no ha sido suficientemente valorada.

Luis de Tavira destacó con detalle, entre otros aspectos, la condición de poeta de Enríquez, así como la poética que sustenta su universo creativo y su fecunda y larga aventura espiritual. Se refirió también a la cátedra del Impala, que José Ramón imparte de manera fraternal y generosa, en la terraza de una cafetería con vista al Paseo Montejo, en Mérida, donde radica desde hace años.

“Poeta de nacimiento, por decisión. Poeta por obediencia, por rebeldía. Poeta por esperanza. Por que sí… por que cómo… si no fuera por eso”. En la pradera poética de José Ramón Enríquez, las sombras deslumbran y los fulgores abren cavernas. Poesía total. Lo mismo lírica que dramática, mística que erótica, política que satírica. Lo mismo culterana que conceptista. Siempre me ha inquietado el ventarrón de su sonrisa, dijo De Tavira.

Su congruencia, explicó, se funda en una inteligencia superior. José Ramón es un librepensador comunista y católico confeso. Pensar lo ha hecho libre. Decir sin miedo lo que piensa, genera así cultura. Su pensamiento es una incesante pregunta siempre abierta e inquieta.

García Cepeda, quien hizo entrega de la medalla Bellas Artes a José Ramón Enríquez, se refirió al compromiso que éste ha honrado a lo largo de más de 50 años de labor creativa ininterrumpida.

Para concluir, Enríquez dijo sentirse muy agradecido y abrumado por tal reconocimiento. No he hecho más que mi deber.