Sociedad y Justicia
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Iban al cajero, vieron una puerta, entraron y ésta se bloqueó

Jóvenes se quedan encerrados en un banco
Foto
Eduardo y Érika buscaban un cajero, entraron al banco por la primera puerta que encontraron abierta, pero tras cerrarla no la pudieron volver a abrir y se quedaron adentro gran parte de la nocheFoto César Arellano
 
Periódico La Jornada
Sábado 13 de agosto de 2016, p. 34

Por más de cinco horas una pareja de jóvenes quedó atrapada, la noche del jueves, dentro de una sucursal bancaria ubicada en la esquina de las calles Bolívar y Venustiano Carranza, en el Centro Histórico.

La poca gente que pasaba por la oscura y desolada vía miraba con asombro a los jóvenes, quienes desesperados golpeaban con la palma de su mano la puerta de cristal y pedían ayuda a gritos, pero nadie les hacía caso.

Conforme pasaron las horas, algunos indigentes llegaron al lugar dispuestos a dormir a las puertas del banco, que utilizan como albergue. Mientras, Eduardo y Érika esperaban a que alguien les abriera.

En breve entrevista a través de las puertas, los jóvenes contaron que alrededor de las 9 de la noche acudieron a la sucursal para sacar dinero del cajero automático. No sabían dónde estaba la entrada a las máquinas y, al ver una puerta abierta decidieron ingresar, pero al cruzarla ésta se bloqueó e impidió que pudieran salir.

A pesar de que elementos de la Policía Bancaria e Industrial llegaron al lugar, no los apoyaron, afirmaron los jóvenes. Los uniformados argumentaron que todos los trabajadores se habían retirado, así que permanecerían en el lugar toda la noche. Les tomaron fotografías, recabaron sus datos y se marcharon.

Antes, les advirtieron que iban a tener problemas por ingresar a una zona no permitida. Sin embargo, reconocieron que los empleados del banco tenían parte de responsabilidad por dejar la puerta abierta.

Como son oficinas, yo creo que al personal se le olvidó cerrar y dejaron las puertas de par en par. Llegaron los muchachos pensando que había cajeros y quedaron atorados. Ya avisamos a la gente de la empresa, pero nos respondieron que les van abrir hasta las siete de la mañana, expresaron los policías.

Tenían hambre, ganas de ir al baño, preocupación por si arribarían a tiempo a sus trabajos al día siguiente. No se explicaban cómo llegaron a esa situación, a pesar de recordar cada paso que los dejó atrapados. En su desesperación creaban ideas para poder salir. Quitar los plafones del techo en verdad parecía una opción para ellos. Las siete de la mañana era una hora muy lejana.

Pero no tuvieron que esperar tanto. Después de las 2 de la madrugada, de acuerdo con el relato de los chicos, se activó la alarma bancaria con un sonido estrepitoso que duró más 30 minutos. Al cabo de ese lapso, finalmente, la puerta de cristal se abrió. Eduardo y Erika se levantaron de inmediato y aprovecharon para salir.

Fue una situación muy incómoda, los policías a cada rato nos tomaban fotos, supuestamente para que sus jefes les creyeran que estábamos encerrados. Afuera ya nos esperaban varios policías. Sólo nos pidieron nuestros datos y nos dejaron ir, agregaron.