Integrantes de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (Catwlac, por sus siglas en inglés) exigieron ayer desde México al presidente interino de Brasil, Michel Temer, aplicar medidas urgentes para combatir el turismo sexual en los Juegos Olímpicos 2016.

Los actos deportivos, indicaron en una carta que entregaron en la embajada de ese país, son un pretexto para que algunos viajeros se trasladen a lugares que ofrecen los cuerpos de niñas y mujeres. Mientras la mayor parte del turismo disfruta de la belleza de las playas, otros llegan para realizar turismo sexual.

En el pasado Mundial de futbol, que también se realizó en Brasil, la organización documentó que afuera de los estadios se vendían servicios sexuales con pequeñas hasta de 10 años a cambio de seis reales, indicó Teresa Ulloa, directora regional de Catwlac.

Con más de 500 mil menores vendidos, esa nación sudamericana se encamina a ser una de las que tiene mayores índices de explotación sexual infantil en el mundo, indicó.

Existe una contradicción entre la legislación brasileña que penaliza el proxenetismo y el reconocimiento de la prostitución como un oficio legítimo, señala la misiva. Desigualdad, pobreza, discriminación y violencia de género favorecen el crecimiento del comercio sexual en Brasil. A plena luz del día, turistas salen a las playas esperando comprar sexo.

Existen claros vínculos entre el aumento de la demanda, la creciente explotación de mujeres, niñas, niños y adolescentes en el comercio sexual, la legalización de la prostitución y los grandes actos deportivos, insistieron.

En el documento también hacen un llamado a los países que participan en los Juegos Olímpicos, México entre ellos, y al Comité Olímpico Internacional a comprometerse en la lucha en contra del tráfico de niñas, niños y mujeres.