Ayer hace un año se publicó por primera vez La Jornada Maya en la ciudad de Mérida, Yucatán.

Hoy, el proyecto periodístico se ha extendido a Chetumal, Cozumel, Cancún, Playa del Carmen, Isla Mujeres y Carrillo Puerto, en Quintana Roo, y hacia la capital del estado de Campeche.

El objetivo de que el periódico impreso fuera peninsular se lleva a cabo.

“¿Por qué insistimos, ante el creciente poderío de la información inalámbrica, en vender un periódico impreso? Porque al papel le toca renovarse ante la sociedad. Así como la radio, el cine y ahora la televisión han tenido que adaptarse al nuevo mercado de la comunicación, al periodismo le compete hacer lo mismo. Más que desaparecer, como auguran los profetas de la modernidad, evoluciona.

“El coloso informativo de la red no incuba la credibilidad en sus noticias. El tránsito en la web, con su gigantesca ventaja cuantitativa, llega al final con un trivial resultado. Por tanto, el periódico impreso sigue siendo el certificado puro de la acción consumada”, se señala en el editorial del matutino que circula de lunes a viernes junto con la edición de La Jornada nacional y que día con día dedica su contraportada a informaciones en lengua maya, llamada Kìintsil, que llega a 260 ediciones.

Con un equipo de más de 30 reporteros, editores, traductores y escritores mayapensantes, diseñadores, ilustradores, dibujantes, corresponsales, colaboradores, pasantes universitarios, repartidores y voceadores, dirigido por Fabrizio León, La Jornada Maya circula en versión impresa y digital, lo que honra así el principio clásico de credibilidad del periódico, y la vanguardia y comodidad electrónica de nuestros tiempos.

El principal capital de La Jornada Maya son la credibilidad y la creatividad, dar empleo a las nuevas y viejas generaciones de periodistas y el manejo veraz de la información.

La sociedad yucateca, campechana y quintanarroense cuenta ya con un medio de comunicación moderno, vivo, hecho por diaristas profesionales.