La participación de Luis Rivera en Río es incierta. Con el tiempo en contra, todavía tiene tres competencias en Europa, donde buscará la marca mínima (8.15) en salto de longitud para conseguir el boleto olímpico.

Ha sido un año difícil para el atleta, quien en 2013 alcanzó la cima de la clasificación mundial, al ganar el oro en la Universiada de Kazán, con un salto de 8.46 metros. Sin embargo, en la medida que crecieron las expectativas para su futuro, su cuerpo empezó a sufrir los estragos de las lesiones.

Volvió en 2016, apenas un mes antes del campeonato nacional en el que había planeado conseguir la marca mínima para acudir a Brasil, pero desde entonces ha quedado por debajo de la marca.

No me he despedido de los Juegos Olímpicos, sigo saltando para dar el registro y dependerá de que lo acepten las autoridades. No puedo estar bajo presión porque corro el riesgo de fallar, pero si doy la marca, estoy seguro de que la validarán, dijo Rivera desde Alemania.

Indicó que la fecha límite que puso la Federación Mexicana de Atletismo fue el 5 de junio, pero no desaprovechará las competencias del circuito europeo para intentar la clasificación.

Ahora concentra toda la energía en sus entrenamientos y ejecuciones: A veces las cosas no salen como uno quiere, pero uno no debe descuidar los entrenamientos para no arriesgar la salud. El año pasado fue difícil, de puras lesiones, y regresar este año a las competencias fue muy apresurado.

Las altas expectativas rumbo a Río pueden orillar a cualquiera a la frustración y Rivera lo admite: Son sensaciones que nos ofrece la vida del deporte. Uno está expuesto a tener muchas alegrías, pero también tristeza y frustraciones, dependerá del atleta cómo evadirá los obstáculos.

En junio, muchas voces lo dieron por eliminado de toda posibilidad de acudir a los juegos, pero eligió no desistir y con el tiempo encima persigue la marca. Sólo faltan tres competencias en las que puede lograr el boleto. Este viernes tiene la primera oportunidad.