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Muestro a las personas como sujetos de placer, no como objetos de deseo, dice Erika Lust

Cineasta porno feminista lucha contra el sexo vulgar y misógino

La directora sueca espera subvertir la mirada masculina dominante en la pornografía popular

Asegura que el material con contenido erótico para adultos es un discurso sobre la sexualidad y puede educar

Hay que romper el círculo vicioso de chovinismo y valores negativos, sostiene

The Independent
Periódico La Jornada
Sábado 2 de julio de 2016, p. 7

El porno feminista se está convirtiendo en el antídoto contra algunos de los temas predominantes en el contenido para adultos, y su creciente popularidad sugiere que surte el efecto deseado sobre la pornografía como concepto.

Erika Lust es una cineasta feminista que espera subvertir la mirada masculina dominante y la misoginia tan inherente en la pornografía más difundida. Lust, quien se describe como directora de cine erótico independiente y procede de Estocolmo, comenzó su carrera después de mudarse a Barcelona en 2000.

Su primera película para adultos, The Good Girl, fue subida gratis a Internet, bajada más de 2 millones de veces y recibió el primer premio en el Festival Internacional de Cine Erótico en Barcelona.

En 2005 se lanzó Erika Lust Films, que produjo cinco películas entre 2008 y 2011, seguidas por la serie XConfessions, en la que se convoca al público a compartir sus fantasías o experiencias sexuales y verlas convertidas en filmes.

The Independent habló con Lust acerca de cómo sus películas están ayudando a romper el ciclo de pornografía dañina y obsoleta.

Sexo divertido y con pasión

–¿Por qué decidió comenzar a dirigir filmes de adultos para mujeres?

–No dirijo películas de adultos para mujeres; dirijo películas de adultos para personas que no creen que el sexo tenga siempre que presentarse como algo vulgar y carente de gusto. Muestro el sexo como algo divertido y lleno de pasión, pero también pongo atención al contexto, los detalles, la locación, el estilo: todo a lo que uno presta atención en un filme sin sexo explícito. Para mí, eso se añade al sentimiento de erotismo y excitación.

“Si uno puede contestar de manera cautivadora la pregunta ‘¿por qué estas personas están teniendo sexo?’, todo es más divertido. Y debe contener placer real, no orgasmos fingidos con gritos en un sofá deprimente.”

–A menudo se le etiqueta como directora porno feminista. ¿Por qué?

–Soy feminista, así que esos valores se inyectan en cada parte de mis películas. El concepto del feminismo es simple para mí: se refiere a la igualdad. Implica que todos los participantes sean tratados como seres humanos, estar atentos a sus necesidades, requerimientos y emociones, darles una compensación justa y proveerlos de un buen ambiente y buenas condiciones de trabajo. También me parece importante ser éticos en las señales que se envían con las historias, asegurar que el consenso quede claro, sin mostrar escenas irresponsables o nada que tenga que ver con coerción.

–¿Cómo reaccionan las mujeres a sus cintas? ¿Y los hombres?

–He recibido muchos comentarios positivos de ambos géneros. Les gusta que se puedan identificar con mis películas, que se puedan ver a sí mismos en mis historias, en el sexo, en los personajes y narrativas. También les gusta que en algunas cintas inyecte comedia, las hace sentir más reales y auténticas.

–¿Cuál es la mayor diferencia entre el porno filmado por mujeres y el filmado por hombres?

–Muy simple: ¡la perspectiva femenina! Mostrar a las personas como sujetos de placer, no sólo objetos de deseo.

–¿Qué reacción ha tenido de los varones cineastas?

–Al principio me decían que estaba perdiendo el tiempo, que ellos ya estaban haciendo pornografía que les gustaba a las mujeres, y que no había espacio para contenido adulto bien producido. Ahora creo haber ganado el respeto de algunos, pues he demostrado que muchos de ellos se equivocaban.

Tiene el poder de liberar

–¿De qué manera el porno puede dar poder a las mujeres?

–El porno es un discurso sobre nuestra sexualidad. Aprendí esto al leer el libro Hardcore, de Linda Williams. El porno tiene el poder de decir algo, de educar, de expresar ideologías y valores, y también opiniones acerca del sexo y el género. Y lo más importante es que tiene el poder de liberar.

Por eso necesitamos más mujeres detrás de cámaras, darles voz en la industria, expresar nuestros valores y hacer las películas que queremos ver. Debemos ofrecer diversidad, representar todas las partes de la sociedad y a las personas que la forman, para que puedan verse en esos filmes, ver el sexo que viven, inspirarnos, abrir nuestra mente a la enorme gama de sexualidades que existen. Y lo más importante: que nuestros niños y adultos jóvenes no estén expuestos a una sola versión de mala pornografía que les transmite valores negativos.

–¿Cómo percibe el trato a las mujeres en la pornografía dominante?

–Creo que la información está borrosa. Pero en su mayor parte se les trata como objetos sexuales, objetos de deseo. Listas para tener sexo cuando el hombre quiere, ser sus juguetes sexuales y un objeto pasivo. Sin poner ningún interés en la agenda sexual de ellas. Se les mide contra ciertos valores: “tienes que tener tal aspecto, actuar de tal forma…” Los resultados son filmes repetitivos, que perpetuan valores negativos, violencia y chovinismo.

–¿Cuáles son los mayores problemas con el porno dominante?

–La mirada masculina que prima en gran parte de él. La mayoría de los filmes son hechos por las mismas personas, con la misma visión del sexo. Hombres de edad mediana, obsesionados con las tetas y el trasero, que sólo pueden presentar escenas sexuales repetitivas sin sentimientos. En la pornografía dominante, el enfoque es el placer masculino. Las mujeres se usan para satisfacer a otros, pero no a ellas mismas.

Es un hecho que están subrepresentadas, en especial como guionistas y directoras. También hay menos espectadoras femeninas, pero sólo porque no quieren ver el porno vulgar y chovinista. Yo quiero romper ese círculo vicioso.

–¿Le preocupa la creciente tendencia hacia una pornografía que muestra escenas simuladas de abuso y actos cada vez más extremos?

–Mucho. Como dije, el porno es un discurso sobre la sexualidad y tiene la capacidad de educar e inspirar. Esto se refiere también a la generación que viene, cuya principal fuente de educación sexual es lo que encuentra en la pornografía en línea. Es inconveniente que los jóvenes tengan algunas de sus primeras experiencias sexuales viendo porno misógino que objetiviza a las mujeres y pone expectativas irreales en ambos sexos. Es importante, pues, que no estén expuestos a una sola versión de porno mal hecho, que les enseña valores negativos.

Se necesita un debate público y educar a los jóvenes para que sean espectadores críticos de porno. La gente tiene que empezar a hablar a sus hijos de la pornografía, igual que hablamos de evitar la comida chatarra y no abusar del alcohol o el tabaco. Hoy día no basta con sólo hablar de sexo: hay que incluir la pornografía.

Percepciones

–¿Alguna vez ha presentado actrices que hayan trabajado en el cine porno convencional dirigidas por hombres? ¿Qué diferencias han visto en los sets de usted?

–He trabajado y aún trabajo con varias de ellas, pues muchas son muy buenas y están en la industria porque les encanta lo que hacen y les gusta el sexo. Con frecuencia me dicen que no están acostumbradas a un equipo tan numeroso que es 90 por ciento femenino. Trabajo con un equipo de unas 15 personas, cuando la mayoría de los sets tienen cerca de cinco. También les gusta que pueden entrar en un personaje y conectarse entre sí con mayor naturalidad. Desde luego, los sets son muy diferentes; no es sólo una cama o un sofá: es todo un escenario.

–Varios actores de filmes para adultos están cruzando la línea hacia papeles de alto perfil en el cine no pornográfico. ¿Le parece que esté disminuyendo el estigma? ¿Llegaremos a una etapa en que observar porno ya no se considere tabú?

–Así lo creo. Con el número de nuevas compañías productoras y directores que surgen por todo el mundo, es obvio que el contenido adulto dominante ya no satisface a la gente, y cada vez más personas quieren tomarlo en sus manos para abrir la conversación y mostrar algo diferente. Tienen una gama más amplia de gustos; quieren realismo, quieren ver representadas su sexualidad, ver personas, contextos y narrativas con las que puedan identificarse. También son más abiertas que nosotros o que la generación anterior. Quieren hablar abiertamente de sexo y sexualidad, y explorarla.

“Nada más observe A Four Chambered Heart y Vex Ashley en Gran Bretaña, o Un Nuevo Nivel de Pornografía en Suecia, o Verso Cinema en España. Pronto verá que las cosas se mueven en una dirección muy diferente.”

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya