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El escritor intenso y múltiple fue varias veces candidato al premio Nobel

Murió Yves Bonnefoy, el poeta francés más importante en la actualidad

La poesía es útil cuando una sociedad es asaltada por la violencia, expresó en Guadalajara

 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de julio de 2016, p. 6

El poeta, traductor, crítico de arte, profesor en El Colegio de Francia y varias veces candidato al Nobel de Literatura, Yves Bonnefoy, murió ayer en París a los 93 años.

“Era un escritor intenso y múltiple. A pesar de la diversidad de sus actividades, una misma intuición parecía siempre guiar su camino que él llamaba ‘la verdad de la palabra’ y también ‘lo que la vida tiene de inmediatez’.

Demostró una curiosidad insaciable por todas las formas artísticas (escribió ensayos sobre Picasso, Balthus, Giacometti, Mondrian, Alechinsky). Yves construyó una obra abierta con múltiples entradas cuya expresión siempre se profundizaba por una exigencia de pensamiento, así difundió la noticia el diario Le Monde.

La poesía es útil cuando una sociedad como la vuestra es asaltada por la violencia, expresó el poeta francés en Guadalajara, cuando recibió el Premio de la Feria Internacional del Libro para la Literatura en Lenguas Romances en 2013.

En su discurso de aceptación de ese galardón, Bonnefoy expresó: “Quisiera reflexionar un poco ante ustedes acerca de la justificación de la existencia consgrado a la literatura, tiene por ello el poder de llamar la atención sobre esa forma particular de cuestionamiento del mundo y de la existencia de lo que llamamos poesía.

Pensar en ella hoy no es algo natural ni simple. No dudo que la poesía sea aún muy ampliamente reconocida, amada, practicada, en este país y en los demás de América Latina. Hay aún en su sociedad de lengua española, anclada en un rico pasado prehispánico, esta bella continuidad entre la cultura popular y las preocupaciones del intelecto, que es el lugar del espíritu donde la poesía se abreva vigorosamente.

El poeta Hugo Gutiérrez Vega (1934-2015), quien leyó en nombre del jurado el acta por la que se otorgó el premio a Bonnefoy, expresó que éste tenía una poética muy sofisticada en contraste con una dicción sencilla. Yves Bonnefoy fue testigo de las experiencias humanas del siglo XX a las que se enfrenta con toda la generosidad y la agudeza de su producción crítica y poética, dentro de las que es capaz de hermanar la tradición con el presente.

El pensamiento del poeta francés y su meditación sobre el arte y la literatura patentizaban una vasta erudición que no abruma ni ahuyenta al lector; por el contrario, lo animan a seguirlo con certidumbre por el laberinto del conocimiento. Sus poemas hablan íntimamente a cada lector. En su poesía se entretejen ideas sobre el arte, el ser y el acto de creación.

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Yves Bonnefoy el 30 de diciembre de 2013, cuando recibió el Premio FIL de Guadalajara, en la capital jaliscienseFoto Arturo Campos Cedillo

El poeta consideraba maravilloso que existieran otras lenguas: ¡Qué maravilla que la Torre de Babel se haya derrumbado! Habríamos sido prisioneros de una lengua única, que nunca habría tomado conciencia de sus límites en el contacto con otra. Fatalmente, esa lengua solitaria no habría sido sino un gran sueño, encerrada en una ideología.

Integrante del Colegio de Francia

Nacido en Tours, en 1923, y residente del barrio parisino de Montmartre, Bonnefoy era integrante del Colegio de Francia desde 1981, y con los años se había convertido en una de las figuras literarias más respetadas de su país.

Su abuelo materno, Auguste Maury, era un maestro que poseía una modesta biblioteca con autores clásicos como Homero y Racine, y escribía pequeños libros que él mismo encuadernaba. Bonnefoy reconocía que su abuelo fue un ejemplo para él.

De niño, Bonnefoy pasaba las vacaciones en casa de ese abuelo, en el pueblo de Toirac (Lot). Dijo que cuando llegaba a la huerta, casi lloraba por la sensación de pertenencia. Su abuelo murió en 1932; su padre, cuatro años después.

Influida por Baudelaire, Mallarmé, Jouve y Sartre, la obra de Bonnefoy se caracteriza por su dimensión filosófica (Del movimiento y de la inmovilidad de Douve, 1953; Dans le leurre du seul, 1975). Es un autor de ensayos sobre arte y poética (Un réve fait á Mantoue, 1967); Le nauge rouge, 1977); La Poésie et l’ Humanité, 1984).

En 1981 recibió el Gran Premio de Poesía de la Academia Francesa. En los años 90 del siglo pasado publicó muchas obras como Alechinsky: les traversees (1992), La journée de Alexander Hollan (1995) y L’arriere-pays (1998).

Yves Bonnefoy escribió: La poesía es la memoria de esos instantes de presencia, de plenitud experimentada durante los años infantiles, seguida por la aprehensión del no-ser que yace debajo de esos instantes y que se traduce en duda, y luego por esa indecisión que constituye la vida; pero que también ella es una reafirmación, representa nuestra voluntad de que debe de existir un sentido en el momento en que el sentido desaparece.