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La obra, metáfora de la situación de México a partir del suicidio de una adolescente

Sánchez Huerta invita a defender la vida, a hallar un futuro para los jóvenes

Estamos construyendo una sociedad que no ofrece ilusión por vivir, afirma Benjamín Cann, director de la puesta en escena

Se estrenará el próximo viernes en el teatro Milán

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Ana Karina Guevara, Mónica Dionne, Damayanti Quintanar, Roberto Sosa y Benjamín Cann (en la silla) durante un ensayo de la pieza teatralFoto cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Martes 7 de junio de 2016, p. 9

Cuando hablar duele, callar mata..., es el lema con el que se difunde la obra de teatro Sánchez Huerta, “una metáfora del momento histórico que vive el país”, pues a partir de un suicidio aborda cómo somos incapaces de responder a un hecho tan doloroso, tan sorpresivo, cómo, en lugar de unirnos amorosamente, cada quien ve por su lado, expresó Benjamín Cann, director de esta puesta en escena que se presentará en el teatro Milán.

Aquí, Mónica Garza debuta en la producción teatral al lado de Ana Karina Guevara, en esta pieza que estará tres meses en temporada.

El texto es de Claudia Ríos, quien aborda el tema del suicidio infantil y las diferentes circunstancias que puede desencadenar un hecho de esta naturaleza. Va más allá de la ansiedad, la culpa, la depresión, las adicciones o el bullying; destaca la importancia de no callar ante atropellos que fueron marcando profundamente a estos personajes para prevenir desenlaces tan dramáticos.

Cann explicó: Lo que sucede en esta obra, y de ahí su pertinencia, es que es una metáfora del momento histórico del país. En sí no trata del suicidio, sino de los supervivientes. Sí, empieza cuando una adolescente de 12 años se suicida, pero después aborda cómo reaccionan, cómo responden los seres más cercanos a ella; cómo somos incapaces de responder a un hecho tan doloroso, tan sorpresivo, de cómo, en lugar de unirse amorosamente, cada quien ve por su lado; cómo cada quien le hace para seguir adelante solo. Es sobre cómo somos incapaces de responder juntos y se comienza a mentir.

No enfrentamos juntos los problemas

Agregó: “Por eso digo que es una metáfora de lo que sucede en el país, porque aquí nos pasan cosas... dígase Ayotzinapa, la Casa Blanca, la violencia en Tamaulipas, Guerrero o prácticamente en cualquier estado de la República, o la pobreza en Oaxaca, y en lugar de enfrentar todos juntos los problemas, nos evadimos y cada uno ve por su lado. Nos afecta un hecho concreto y ahí nos vamos haciendo pendejos. Lo que estamos construyendo es una sociedad que no ofrece una ilusión por la vida, un futuro a los jóvenes, quienes optan por quitarse la vida.

¿Qué sentido tiene vivir en una sociedad llena de mentiras, de crisis, de corrupción y delincuencia. Si a un joven le estamos proponiendo esa vida, pues mejor vámonos yendo. Por eso esta obra es una gran metáfora de la realidad y por eso tiene sentido hablar del suicidio a los supervivientes que no se atreven a hablar de la verdad. Hacemos como que no está pasando nada. Somos perfectamente incapaces de organizarnos. Cada quien se voltea para otro lado. El mañana, el futuro, no es para nada halagüeño.

Sin sabor amargo

Con todo es un teatro que no busca ser amargo y dejar ese sabor en el espectador. “Se trata de que reflexionemos juntos. No queremos que los jóvenes mueran. Yo no creo en los mensajes del teatro, pero sí en que podemos propiciar una reflexión, aparentemente desde un salón de clases, que es donde pasa la pieza. Por eso estamos extrapolando el mundo y hablando de México, de nuestro comportamiento actual ante los hechos.

Esta es una función de teatro que, a partir de un ejemplo que parece ficticio, retrata lo que está pasando en este momento. Hay que defender la vida, pero para eso hay que hallar un futuro, un lugar donde sepamos cómo están acomodadas las cosas. El hogar lo hacemos todos. No vivimos en una cueva.

Es una obra para adultos, no para niños ni jóvenes, precisó. Para 16-17 años en adelante. Quien se quiera reír superficialmente, aquí no va hallar eso. Ojalá no tuviéramos que hablar de estos temas, de que en Guerrero hubo o hallaron tantos muertos o de que nuestro Presidente no miente.

Actúan Ana Karina Guevara, Mónica Dionne, Damayanti Quintanar, Socorro Miranda y Roberto Sosa. La obra se desarrolla en el salón de clases de un internado de monjas. Son cinco personajes: la madre, el padre, la hermana, una monja y la madre superiora.

La fecha de estreno es el 10 de junio. Las funciones serán viernes a las 20:30 horas; sábados a las 18 y 20:15, y domingos, a las 17 y 19:15, en el teatro Milán, ubicado en calle Lucerna 64, colonia Juárez.