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Pemex privatiza servicio médico
E

n agosto 2015, Julio Sánchez –entonces comisionado de Fomento Sanitario y hoy titular de Cofepris– reconoció que de los 11 mil 798 laboratorios médicos y de diagnóstico existentes, la dependencia sólo visitó 2 mil 743 entre 2014 y 2015: 23 por ciento.

Tan demagógico como electorero, el programa Médico en tu casa de Mancera-Ahued sucede, mientras Peña y Mikel Arriola –titular del IMSS– publicitan sin pausa un derecho establecido desde 1997, el seguro para estudiantes, que culminará recargando su comprometida atención institucional. El mismo Peña reitera mejoras en el IMSS, pero entrega los servicios médicos de Pemex –la cuarta red nacional– a la firma MediAccess.

En la 25 Convención de Aseguradores (7.5.15), Mario Vela, presidente de AMIS y ejecutivo de GNP Seguros, presentó una iniciativa a Hacienda para que afiliados del Seguro Popular puedan mudarse a aseguradoras privadas. Si lo que desea es protección más amplia, dijo, el gobierno podría entregarle el subsidio de su cobertura popular para que él la complete comprando una póliza. Ello permitiría que afiliados de escasos recursos accesaran a coberturas más complejas que, por su definición, el Seguro Popular no puede ofrecer.

Ejemplo de esta colaboración es la asociación público-privada entre el Seguro Popular-Hidalgo y la Institución de Seguros Especializada en Salud (ISES) MediAccess, firmado en 2012. Para su ejecutivo Klaus Wiegandt la nueva Ley de Instituciones de Seguros permite que las aseguradoras de gastos médicos mayores ofrezcan coberturas de salud, lo que abrirá más el mercado. MediAccess, aclara, es una compañía de seguros, una administradora de salud y tiene proveeduría de salud propia. Gracias a la asociación público-privada, los afiliados del Seguro Popular se atienden en MediAccess: montamos clínicas de primer contacto, ponemos la infraestructura, médico general, salud primaria y al mismo tiempo generamos la contra referencia hacia la infraestructura de salud que tiene el Estado. Además, para Wiegandt, se debe incluir el diseño de mecanismos que reconozcan a los proveedores, la calidad y resultados obtenidos en la salud de los pacientes.

Y ahora tocó el turno a Pemex. El 17 de abril 2015, la petrolera contrató a MediAccess –con mil 200 millones de pesos– para que preste los servicios, en su propia red privada, a 108 mil derechohabientes en 90 ciudades. MediAccess facturará los cobros con una cuota de administración extra: 125 pesos mensuales por derechohabiente, así como un premio por eficiencia de hasta 33 por ciento de los ahorros que alcance. El costo anual por cotizante podría disminuiría hasta los 11 mil pesos. Pero, ¿a qué costo en la salud de los derechohabientes de Pemex?

Peña quiere afiliar 7 millones de estudiantes de nivel medio-superior al IMSS, recargando sus comprometidos servicios. Lo presenta como un gran paso de la Estrategia Nacional de Inclusión para fortalecer derechos sociales y disminuir las carencias de los más desprotegidos”. Y, sin embargo, declara que ello obliga y compromete al IMSS a tener una capacidad hospitalaria y de infraestructura para atenderlos potencialmente. No basta con estar afiliado, agregó. Se debe tener acceso efectivo a la salud. Esta propuesta se incluye en la promesa de lograr, poco a poco, la salud universal. Pero ¿con que suficiencia de personal sanitario capacitado y motivado, así como de medios disponibles para brindar la debida atención?

Peña evade el ya añejo desmantelamiento estructural del IMSS y, como sus antecesores panistas, sigue ubicando el dinero fresco sectorial en el controvertido Seguro Popular. ¿Siquiera evaluó entregar al IMSS y no privatizar en MediAccess la operación de la red sanitaria de Pemex? Sin embargo ofrece mejora con servicios institucionales crecientemente comprometidos y demanda imparable. Vaya avance hacia su curiosa salud universal!

En estricto sentido, el debate nacional de fondo debería centrase sobre cómo puede, hoy día, ofrecerse atención de calidad con el criterio-Peña de asignación de los recursos: dinero fresco al controversial Seguro Popular, aportaciones mínimas al IMSS e Issste -detonando subrogaciones así como costosísimas edificaciones hospitalarias con esquemas de asociación público/privada- y cesión de la red-Pemex a MediAccess.

Ese criterio esquiva el que, hoy por hoy, IMSS e Issste carezcan de la suficiencia y capacidad para producir los servicios. Y, sin embargo, enfrentan una demanda acrecida. El criterio-Peña elude deliberadamente el desfinanciamiento estructural que padece el IMSS desde que Zedillo le amputó las pensiones (1995) y las entregó a los mercados financieros. Elude también el patente fracaso de la reforma Calderón al Issste en materia de la suficiencia de cuotas para el cabal financiamiento del Seguro de Salud. Y no se toma siquiera la molestia de explicar porque cedió la red-Pemex al sector asegurador.

Pero Peña quiere una universalidad que obliga al IMSS a disponer capacidad para atender estudiantes. Su criterio para asignar recursos no contempla el fortalecimiento estructural de IMSS-Issste. Y simultáneamente permite la reiterada presencia de José Antonio Mead (Sedesol) en la campaña de afiliación estudiantil IMSS: Edomex (23.2.16) Guanajuato (17.3.16); Quintana Roo (1.4.16) Campeche (16.4.16) y la iniciativa IMSS-Digital-Para Todos (15.3.16). Una agenda parasitaria, construida a la sombra del IMSS.

Como la eficacia de Cofepris y la cesión de la red-Pemex a MediAccess, la universalidad Peña Nieto muy poco tiene que ver con las demandas ciudadanas más robustas para disponer de una verdadera universalidad: mejorar los servicios ya y ampliar simultáneamente el catálogo de prestaciones a la altura de la ciudadanía del siglo XXI. No reducirlo (Seguro Popular) o privatizarlo (MediAccess).

*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco