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La pintora exhibe instalación en el vestíbulo octogonal del Centro de Cultura Casa Lamm

Carmen Parra se suma a los festejos por el quinto centenario natal de Santa Teresa

El éxtasis es el gran tema en torno a la homenajeada, dice la artista a La Jornada

Foto
Obra de Carmen Parra, de la serie Ángeles, incluida en su propuesta Morando en Santa Teresa, dedicada a la beata de Ávila, en el recinto de Álvaro Obregón 99, colonia RomaFoto Moisés Yrízar/ El Aire, Centro de Arte
 
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de abril de 2016, p. 6

La pintora Carmen Parra se suma a los festejos por el quinto centenario del nacimiento de la mística Teresa de Jesús, celebrado en 2015, con Morando en Santa Teresa, instalación montada en el vestíbulo octogonal del Centro de Cultura Casa Lamm.

Es conocido el interés de la artista por temas religiosos que ella relaciona con el patrimonio de México, el pasado y la relectura de ese tiempo que intenta rescatar para el futuro.

Parra, de hecho, nació en el huerto del convento de El Carmen, en San Ángel, que en ese entonces llegaba hasta Chimalistac. De niña, su padre, el arquitecto anticlerical Manuel Parra, la llevaba a la iglesia de El Carmen, construida por su colega fray Andrés de San Miguel a principios del siglo XVI, consagrada por la orden de los carmelitas descalzos.

Esa iglesia, dice, ha sido mi puerto y mi educación desde niña. Se había quemado el altar mayor y mi papá ayudó a restaurarlo. También construyó las capillas posas del atrio.

Morando en Santa Teresa, especie de escenografía, consta de seis pinturas (cinco cuelgan del techo), dos esculturas, un objeto, 20 técnicas mixtas de la serie Palimpsestos de Santa Teresa, un objeto y una instalación de corazones. Escrito en el piso hay un poema de la beata de Ávila.

La expositora visitó Ávila por vez primera en 1965: Me acerqué a Santa Teresa, mística y doctora de la iglesia, fundadora de las carmelitas descalzas. Tenía 19 años y ahora que tengo 70 he vuelto a una Ávila restaurada, renovada, con las murallas iluminadas. Aportación fantástica del siglo XXI.

El gran tema en torno a la homenajeada es el éxtasis. Mi primer encuentro con el éxtasis fue la escultura de Santa Teresa, de Bernini, en la iglesia de Santa María de la Victoria, en Roma, donde estudiaba en la Academia de Bellas Artes en 1965. La escultura representa una imagen fulminante que te transporta a la esencia de mi territorio preferido, el barroco. Sentir y tocar la transverberación en mármol, concebida para la eternidad.

Luego Parra realizó una escenografía con la cabeza en éxtasis de Santa Teresa, en azul, del tamaño del escenario para un montaje de la ópera Don Giovanni, dirigido por Jesusa Rodríguez, a la vez que en un homenaje a Mozart efectuado en el Museo de Arte Moderno se le volvió a aparecer la beata, esta vez flotando en las partituras del compositor.

Morando en Santa Teresa permanecerá hasta el 14 de mayo en Casa Lamm (Álvaro Obregón 99, colonia Roma).