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El cazador de historias, libro póstumo del escritor y activista, fue presentado en Madrid

La mirada de Galeano atestiguó un rencuentro aplazado

El 13 de abril es un día para no olvidarse de seguir naciendo, dijo el historiador Carlos Martín Beristain en el primer aniversario luctuoso del colaborador de La Jornada

Poseía una imaginación extraordinaria y nos legó un talento cultivado a lo largo de su vida, definió Luis Goytisolo

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Una larga fila de lectores de Eduardo Galeano (1940-2015) precedió el acceso a la Casa de América de Madrid, donde ayer se dio a conocer el último regalo del escritor: El cazador de historias, libro publicado por Siglo XXI Editores.Foto Armando Tejeda
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La efigie del homenajeado presidió el actoFoto Armando Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 14 de abril de 2016, p. 3

Madrid.

El 13 de abril es un día para no olvidarse de seguir naciendo, dijo un amigo y compañero de andanzas y reivindicaciones por el mundo de Eduardo Galeano (1940-20015), el historiador Carlos Martín Beristain, durante la presentación en la capital española de El cazador de historias (Siglo XXI Editores), libro póstumo del escritor y periodista uruguayo.

El aforo del teatro, como siempre que ocurre cuando está Galeano de por medio, estaba repleto, pues las personas habían esperado haciendo fila una hora antes para no quedarse fuera de que lo fue una especie de póstuma bienvenida para un último rencuentro aplazado, según palabras de su editor, Jesús Espino.

En la Casa de América de Madrid, la mirada penetrante y serena de Eduardo Galeano, quien fue colaborador de La Jornada, se proyectaba impasible en una enorme pantalla. Una imagen que, junto con su palabra y sus historias, permitió que el autor volviera a emocionar hasta la indignación y el llanto a sus lectores, a tantos que, como él, viven entre la perplejidad y el hastío tantas y tantas historias del mundo al revés.

Que son testigos, como él, de que en su libro, además de literatura, fantasía, imaginación, poesía e historia, hay un compromiso con los náufragos.

El cazador de historias es un libro que Galeano terminó de escribir en 2014, un año antes de su muerte. Sin embargo, la irrupción violenta de la enfermedad lo obligó a estar en tratamiento y recluido buena parte del tiempo en un hospital; después ocurrió su muerte, la dureza de su pérdida, y finalmente, el periodo de duelo obligó a sus editores a posponer la publicación.

El contenido, incluidas las ilustraciones, entre ellas el Monstruo de Buenos Aires, de Louis Feuillée, que tanto lo inquietaba, los eligió el propio Galeano. El único añadido póstumo es una serie de historias que escribió después e incluyó en un proyecto editorial que tituló Garabatos, que tienen similitudes con las historias del libro.

En la presentación estuvo muy presente que hace justo un año, aquel fatídico 13 de abril de 2015, se nos fue el cronista del siglo XX y parte del XXI que buscaba con obsesión una palabra digna de romper el silencio.

Beristain lo resumió con elocuencia: El 13 de abril es un día para no olvidarse de seguir naciendo, como le gustaba decir a Eduardo Galeano. El 13 es un número que nadie quiere y que nosotros estamos a punto de odiar. Está marcado por aquella llamada que trajo la noticia. Te fuiste, Eduardo, marcado por el tiempo que desgasta el aliento. Ese tiempo como un agujero en una obra de Oteyza. Es un raro tipo de agujero lleno de ti, que mirándote a los ojos te trae de nuevo...

Su editor añadió que en su libro está impregnado, como toda su obra, de un compromiso firme con sus lectores y su casa editorial. De un compromiso consigo mismo, con sus ideas, con su inquebrantable defensa de todo aquello que nuestra sociedad desprecia, sin renunciar en ningún momento a los ideales que han marcado toda su obra... Jamás reculó, nunca se movió de sus convicciones, algo muy raro en los tiempos que corren. Y en este libro nos lo vuelve a demostrar y nos vuelve a coger por la solapa, otra vez. Y nos vuelve a sacudir suavemente a su manera, casi meciéndonos, aunque luego la voz realmente suena contundente.

Espino advirtió que es posible que ya no vendrán más nuevas palabras que nos animen a no desanimarnos, a despertar de nuestra cómoda indolencia, a huir de la resignación, a resistir a lo que nos quieren imponer como única realidad, pero siempre, siempre, como en este libro y en todo lo que nos ha dejado, vamos a tener a mano la voz de un amigo que se va a acercar a nosotros y nos va decir: El mundo viaja. Lleva más náufragos que navegantes...

Semillas de la ira

Luis Goytisolo, novelista y colegiado de la Real Academia de la Lengua (RAE), también elogió la calidad literaria de Galeano, el compromiso y la visión siempre crítica de un autor singular, que comparó con uno de los grandes genios de la literatura. Era un gran escritor, con una imaginación extraordinaria, que me recuerda con frecuencia a un escritor con el que tiene mucho en común, que es Jorge Luis Borges. Este libro es desgraciadamente póstumo y tiene un carácter testamentario porque en el fondo en realidad es un legado de Galeano. Un legado de su talento a lo largo de lo que ha sido su vida, diverso e idéntico a sí mismo al mismo tiempo.

El acto también sirvió para que dos actores, Rosana Pastor y José Luis García, leyeran algunas de las historias del libro. Antes de que su amigo Carlos Martín Beristain interpelara directamente a Galeano para decirle:

“Como todo libro que se precie este tiene páginas, pero entre ellas también hay olores y piel. Una cadena de historias que también son nuestras. Tú nos los has dado hasta que la piel se hizo tan fina que el cuerpo se hizo espíritu. Como tantos de tus libros, este Cazador de historias habla de ti y así nos regalas otro diálogo más íntimo. Un banco de semillas de la ira, como los campesinos del mundo que las seleccionan y las guardan para seguir trayendo la vida. Tu libro tiene derechos de autor y de lector. Que son mirarte y mirarnos a los ojos al leerte.”