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La pintura me dijo necesito más rojo, manifiesta el artista

El cuadro El péndulo (43), testigo de la tragedia de Iguala, dice Carbonell
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de abril de 2016, p. 8

Al limpiar el cuadro El péndulo, pintado en 2004, que había estado en bodega, Santiago Carbonell (Quito, 1960) asegura que el óleo le dijo necesito más rojo, ya que en ese momento el pintor se enteró de la desgracia de los 43 normalistas en Iguala. Así que el creador pintarrajeó la composición con el número enigmático.

La pintura no sólo le comunicó su necesidad de un color adicional, sino que el artista quiso dejar un testigo de lo acontecido. Los pintores también pueden ser cronistas de lo que pasó. Los cuadros tienen una capacidad de memoria impresionante. Si es un buen cuadro es posible que dure mil años, pero después de ese tiempo a lo mejor el número 43 significa otra cosa. Un amigo me dijo: pusiste 43 porque te gusta ese licor. La tela entonces se convirtió en El péndulo (43) y se exhibe dentro de Espejos de la realidad, exposición de 28 piezas abierta en el Museo de Arte de la SHCP.

Carbonell, quien pasó su juventud, o parte de ella, en Barcelona, escribió en las paredes en las luchas sociales que se hicieron a partir de la muerte de Francisco Franco, para exigir libertad y amnistía para los presos políticos. Ante la pregunta si había echado a perder el cuadro, contestó: Ganó como posibilidad plástica y en intensidad.

Si El péndulo (43) permaneció una década guardado, el artista explicó: a veces los abandono, cuando ya no los quiero ver porque los cuadros se llegan a odiar. Imagínense lo que es para un artista como yo, que me tardo a veces tres o cuatro meses en un cuadro, mirarlo ocho horas al día. Realmente es una sensación casi de castigo. Creo que los artistas están un poco perturbados por mirar tanto.

La mayoría de los óleos incluidos en la muestra pertenecen al Museo Fundación Santiago Carbonell, ubicado en Querétaro, donde vive el artista quien lleva 30 años en México. Asociado con el hiperrealismo, el expositor reconoce haber trabajado unos cuadros en ese estilo que de pronto abandonó por un realismo más de vinculación tradicional, un realismo del realismo de siempre. Es decir, abandonar más las fotografías, dedicarme más al trabajo al natural, y también de la imaginación y la composición clásica.

En un recorrido realizado de la exposición, Carbonell señala las diferentes facturas de los cuadros, desde una pintura con una pincelada muy marcada hasta otra con una pincelada lisa, incluso, con tratamiento de lija. Se trata de una visión más contemporánea de la realidad. A veces más vinculada a lo fotográfico, pero en ese caso traté de hacer siempre un tratamiento muy pictórico de la figura.

La mirada, en particular de la mujer, es uno de los temas de la muestra, al grado de que parece que el cuadro es el que observa al espectador. Carbonell reconoce que el eterno femenino en su pintura ha sido importante. Tampoco cree que alguien sea feo en realidad. En el arte la fealdad es tan importante o más incluso, que la belleza. A mi la belleza sólo me gusta en el sentido práctico de la línea. La belleza en sí no me gusta porque va cambiando y se transforma. Aunque sí le preocupa la ausencia de belleza y, sobre todo, la nostalgia de ella en el mundo contemporáneo. Vivimos en un mundo mucho más feo, cruel, violento que el en que vivía cuando empecé a dibujar.

Espejos de la realidad permanecerá hasta el 12 de junio en el Museo de Arte de la SHCP, Moneda 4, Centro Histórico.