Espectáculos
Ver día anteriorMartes 29 de marzo de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

El instrumento, utilizado en el cine para efectos especiales, se toca sin tocarse, afirma

La naturaleza rara del theremín garantiza su éxito: Ernesto Mendoza

Presentará el 31 de marzo en el Festival Cultural Zacatecas números de su disco Syntheremin, que describe como “música electrónica con influencia de new age o rock progresivo”

Foto
El también bajista Ernesto Mendoza Polanco estará acompañado de Martha Otero, primera mexicana thereminista, originaria de Zacatecas, cuyo nombre artístico es Lunae LumenFoto cortesía del artista
 
Periódico La Jornada
Martes 29 de marzo de 2016, p. 7

La naturaleza rara del theremín, instrumento alguna vez utilizado en el cine para crear efectos especiales de terror o suspenso, tiene garantizado el éxito por sí solo, expresa el músico Ernesto Mendoza Polanco. Con 11 años de tocarlo, el también bajista dice que las reacciones del público de todas las edades han sido positivas en 99 por ciento, ya que sorprende y gusta.

Mendoza participará por segunda ocasión en el 30 Festival Cultural Zacatecas con un concierto el 31 de marzo en el teatro Fernando Calderón. El día anterior impartirá una clase magistral en el vestíbulo del recinto. En ambas ocasiones estará acompañado por Martha Otero, primera mujer thereminista mexicana, además, zacatecana, cuyo nombre artístico es Lunae Lumen.

Si el año pasado ofreció un programa de música popular mexicana –Agustín Lara y María Grever–, y se hizo acompañar por un guitarrista y un flautista/percusionista, ahora presentará números de su disco Syntheremin (2014), compuestos para theremín y sintetizador, que describe como “música electrónica con influencia de la llamada música new age o del rock progresivo”.

Cuando Mendoza empezó a tocar el instrumento, consistente en una caja con dos antenas, inventado en 1919 por el ruso Lev Termin, presentaba música de diferentes estilos desde clásica hasta bolero y canciones de los Beatles. Luego, vino la necesidad de aventurar algo propio para este instrumento que se toca sin tocarse, es decir, se ejecuta acercando y alejando la mano a cada una de las antenas. Así fue como comenzó a trabajar con la computadora y los sintetizadores.

Entrevistado, dice haber tomado en cuenta para las composiciones del disco básicamente la melodía, porque es un instrumento con el que se puede hacer una sola voz. No hace acordes, por ejemplo, como una guitarra o un piano, entonces, es un instrumento completamente melódico. Su sonido se asemeja mucho a la voz humana, de una soprano, también tiene mucho parecido con el violonchelo.

Según Mendoza en los pasados 11 años ha crecido el interés por el theremín en México, a pesar de tener muy poca, o nula, distribución en el país. En mucho tiene que ver la labor de difusión del entrevistado que ha dado una larga lista de conciertos en una variedad de foros, bajo diferentes conceptos y colores.

Darlo a conocer, la estafeta

Cuando empecé nadie sabía del theremín, ahora he escuchado de mucha gente que ya conoce el instrumento, sobre todo jóvenes, señala el bajista, quien de hecho tomó la estafeta de darlo a conocer y tratar de profesionalizarlo. Muchos jóvenes le escriben interesados en aprender a tocarlo y él ha impartido cursos.

Para el bajista se han logrado “cosas importantes, por ejemplo, haber tocado en abril de 2014 con la Orquesta Sinfónica Nacional en el Auditorio Nacional en un concierto dedicado a la música de Danny Elfman, cantante y compositor del grupo de rock Oingo Boingo y responsable de las bandas sonoras de las películas de Tim Burton.

El año pasado Mendoza fue invitado a participar en el Vive Latino con Sonido Gallo Negro, grupo de cumbia electrónica. Cabe mencionar que el bajista ha cultivado varios géneros, como el son cubano con Luis Ángel Silva Melón, y la música de los Beatles. Tuve cierta formación académica porque estudié el contrabajo en la Escuela Nacional de Música. Empecé mi vida musical profesional a los 17, 18 años ligado a la música popular.

Pero el theremín le ha dado la oportunidad de acercarse a la música clásica, y tocar desde La comparsa, de Ernesto Lecuona hasta Aire para la cuerda de sol, de Johann Sebastian Bach, y Claro de luna, de Claude Debussy. Eso es gratificante para mí porque cumple con expectativas que como bajista, quizá, no podría tener. Hay que abrir brecha, asegura.